La Paz, Bolivia, AFP.

Una escandalosa compra con sobreprecio de ventiladores para pacientes con covid-19 en plena emergencia sanitaria puso de nuevo en el tapete la corrupción en Bolivia, mal endémico que ha alcanzado a altos cargos del Estado. “La corrupción viene de muy atrás”, dice a la AFP el académico y constitucionalista Carlos Börth.

Por su lado, obispos católicos deploraron y rechazaron en un comunicado “la evidente corrupción tan irresponsable e inmoral en la adquisición de ventiladores para salvar la vida de los enfermos”.

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Los obispos aludían a la compra de respiradores artificiales, que cuestan 6.600 dólares la unidad según su fabricante español, y que fueron adquiridos en 27.000 dólares por el Ministerio de Salud, operación que le costó a Bolivia más de cinco millones de dólares.

El ministro de Salud, Marcelo Navajas, fue destituido al estallar el escándalo la semana pasada y junto a otros tres funcionarios fue enviado por unas horas a la cárcel.

Navajas fue trasladado el miércoles a una clínica, que no es ninguna de las tres de su propiedad, mientras la oposición exige que también sea investigado un diplomático cercano a la presidenta interina Jeanine Áñez, involucrado supuestamente en la compra con amaño.

Áñez dijo el jueves que existía en el Ministerio de Salud “una red de sabotaje y corrupción (…) para perjudicar” a su gobierno, aunque no ofreció mayores detalles.

Mientras el Congreso formó esta semana una comisión multipartidaria para investigar el fraude en esa compra.

COCHABAMBA

En otro caso, el alcalde de la ciudad central de Cochabamba, José María Leyes, fue detenido el miércoles en su casa por sospecha de corrupción. Se encontraba aislado en su domicilio por precaución por el coronavirus.

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