Con la curva del covid-19 al alza, el inicio de la temporada de influenza, el final de la de dengue y brotes activos de otros virus que se creían superados, como el sarampión, los brasileños se encuentran en medio de una tormenta de enfermedades como nunca antes habían visto.
Entre tanto, mientras se llenan las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, el presidente Jair Bolsonaro sigue enfrascado en una “guerra política” contra las medidas de aislamiento de los gobiernos regionales y a favor de la vuelta a la normalidad.
En esa cruzada ya han caído dos ministros de Salud en menos de un mes: Luiz Henrique Mandetta, defensor acérrimo de las cuarentenas, y Nelson Teich, que se negó a recomendar la cloroquina para todo tipo de pacientes con coronavirus, como desea el líder ultraderechista.
Los dos eran médicos y ahora, con la curva en plena escalada exponencial, la cartera de Salud está en manos, de forma interina, de Eduardo Pazuello, un general del Ejército sin experiencia en el área. Hasta este sábado, Brasil registraba 233.142 casos confirmados de covid-19, superando ya a Italia y España, y 15.633 muertos, reforzándose como uno de los focos globales de la pandemia.