Londres, Reino Unido. AFP.

En la periferia sur de Londres, los policías de la “Operación Nogi” libran a los más ancianos de la soledad y de eventuales estafas, visitándolos con regularidad y acercándoles productos de pri­mera necesidad durante la epi­demia del nuevo coronavirus.

Con guantes y uniforme, Simon Hardwick y Liam Hack conversan durante diez minu­tos, a unos tres metros de dis­tancia, con Gwendalyn Iles, delante de la puerta de su casa de ladrillo rojo. A la señora, de 94 años, la epidemia “no le molesta realmente”, sale de vez en cuando a comprar y, “a parte de eso, habla con su gato”.

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Desde hace varias semanas, los dos oficiales de la policía local recorren las calles de Croy­don, en el sur de Londres, en un vehículo especialmente fletado para la “Operación Nogi”, y atiendan a las perso­nas mayores más vulnerables. “Algunos de los que visitamos nos han dicho que éramos los primeros con quienes habían interactuado desde que apa­reció el coronavirus”, afirma Lian Hack a la AFP. Como Gwendalyn, muchos ancia­nos, aislados, se han quedado sin su ayuda a domicilio.

En un primer momento, el objetivo de esta operación, que la policía lanzó meses antes de la pandemia, era acompañar a las personas mayores y, sobre todo, practicar la prevención a domicilio, pues la mayoría de los vecinos a los que visitan los agentes han sido víctimas de robos o estafas. “A menudo, esto les evita volver a ser vícti­mas o simplemente serlo, y les tranquiliza un poco”, explica Hack. Y es que algunos esta­fadores no dudan en aprove­charse de la crisis sanitaria y del confinamiento instaurado el 23 de marzo.

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