México, México | AFP

Samuel se suicidó tras ser diagnosticado con coronavirus. La sola noticia bastó para desatar la tragedia en el municipio indí­gena de Ocosingo, uno de los más empobrecidos de México, donde los pueblos ancestra­les lucen indefensos ante la pandemia. El agricultor de la etnia Zoque, de 54 años, se colgó de un árbol en la ale­jada comunidad Francisco de León el pasado 13 de abril, un día después de enterarse que estaba infectado.

Samuel se habría contagiado luego de que dos hijos regresa­ran a casa a principios de abril, cuando la fábrica donde tra­bajaban, en el norte del país, cerró por la pandemia.

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“De acuerdo con la carpeta de investigación y testimoniales, el señor presentaba un cuadro de depresión que se agravó con su situación personal [el conta­gio]”, dijo a AFP una fuente de la fiscalía del estado de Chia­pas (sur), donde está Ocosingo.El resto de la familia también está contagiada, cuenta Joel Morales, líder comunal, quien refiere el pánico reinante en el poblado, donde solo hay un puesto de salud –con una doc­tora y dos enfermeras– para 1.400 habitantes. A esa preca­riedad se suma la falta de cubre­bocas, gel antibacterial y guan­tes quirúrgicos para protegerse del virus, añade. Ocosingo es uno de los municipios mexica­nos con más pobreza extrema (76% en 2015), según el privado Consejo Nacional de Evalua­ción de la Política de Desarro­llo Social. Chiapas, predomi­nantemente indígena, es a su vez el estado más empobrecido con 76,4% de sus habitantes en esa situación en el 2018.

El cadáver de Samuel perma­neció varias horas en el sitio porque las autoridades care­cían de equipamiento para evitar contagiarse, según lugareños. Esta vulnerabili­dad se repite en la mayoría de las zonas indígenas de México, donde un quinto de la pobla­ción –de 120 millones de per­sonas– se reconoce como tal, según el Instituto Nacional de Estadística. Hasta el mar­tes 227 indígenas habían dado positivo al Covid-19.

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