Brasilia, Brasil. AFP.

El ministro de Justicia y Seguridad de Brasil, Sergio Moro, renunció ayer a su cargo tras acusar al presidente Jair Bolsonaro de pretender interferir políticamente en las investigaciones policiales, sumiendo al gobierno en una nueva crisis en medio de la pandemia del coronavirus.

La salida de Moro, emblema de la lucha contra la corrupción tras comandar durante años la megaoperación Lava Jato, fue provocada por la determinación de Bolsonaro de destituir al jefe de la Policía Federal (PF), un órgano de investigación que depende del ministerio de Justicia, pero que goza de autonomía.

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“El presidente me dijo que quería colocar a una persona con quien tuviera contacto personal, a quien pudiese llamar, pedirle informaciones, informes de inteligencia (…). Prestar ese tipo de información no es el papel de la Policía Federal. Las investigaciones deben ser preservadas”, denunció Moro en una conferencia de prensa en Brasilia.

También afirmó que Bolsonaro dijo estar “preocupado” con algunas investigaciones en curso y que esta era una de las razones por las que quería cambiar al titular de la PF, Mauricio Valeixo, nombrado por Moro.

El ahora ex ministro le advirtió al presidente que se trataba de un cambio injustificado y que implicaría una “interferencia política” en la institución, pero Bolsonaro siguió adelante con su plan.

La renuncia de Moro, el ministro más popular de todo el gabinete, derrumbó la Bolsa de San Pablo un 8% y hundió la cotización del real, que se negociaba a un mínimo histórico de 5,70 reales por dólar.

También, despertó críticas en el medio político, entre ellas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), quien afirmó que Bolsonaro “está cavando su fosa” y pidió su renuncia.

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