AGENCIAS.

La cifra de los conta­gios de coronavirus en el mundo no para de ascender y ya se encuentra cerca de cruzar los 2 millones de casos. Por eso los científi­cos de todo el planeta trabajan en la vacuna para prevenir la COVID-19 y en medicamen­tos para tratar la enfermedad.

En este último sentido, una de las drogas sugeridas fue la cloro­quina, que se usa para combatir la malaria, y en Brasil hicieron una prueba para 81 pacientes ubicados en la ciudad amazó­nica de Manaos. Sin embargo, este fin de semana suspendie­ron la iniciativa porque murie­ron 11 personas.

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Según el estudio, que fue publi­cado en el portal científico medRxiv el pasado sábado, la mitad de los 81 pacientes hospi­talizados en Manaos recibieron una dosis de 450 miligramos de cloroquina dos veces al día durante cinco jornadas.

Con el resto, los médicos pro­baron en aplicar 600 miligra­mos durante diez días. “La clo­roquina podría predisponer a las personas a una muerte cardíaca súbita”, explicaron los especialistas. Al tercer día, los médicos comenza­ron a notar que los pacientes que habían tomado más clo­roquina empezaban a mani­festar arritmias cardíacas.

Al sexto día del ensayo, 11 de ellos murieron y los investiga­dores suspendieron totalmente las pruebas de la, hasta ahora, fracasada medicina. Además, estas personas recibieron azi­tromicina, que también tiene el mismo riesgo cardíaco.

MUERTE CARDÍACA

“La cloroquina podría pre­disponer a las personas a una muerte cardíaca súbita”, explicó David Juurlink, jefe de división de farmacología clínica de la Universidad de Toronto en diálogo con el New York Times. La cloroquina comenzó a utilizarse luego de las recomendaciones del médico francés Didier Raoult, director del Instituto y Hospi­tal Universitario de enferme­dades infecciosas de Marsella. La sugerencia del especialista fue escuchada por los manda­tarios de Estados Unidos, ya que las pruebas prelimina­res mostraron que el medica­mento evitaba que la COVID-19 entre en las células.

TRUMP COMPRÓ 29 MILLONES DE PÍLDORAS

El propio Donald Trump compró el mes pasado unas 29 millones de píldoras de la droga que trata la malaria y el mandatario brasileño Jair Bolsonaro apoyó que se probara en su país. Sin embargo, no contaban con los efectos secundarios que la cloroquina puede causar en las funciones cardíacas. “No podemos dejar de probar nada”, dijo Ginés González García sobre la cloroquina.

Por los resultados, en Brasil se suspendieron las pruebas de la cloroquina. Incluso, cuando tenían proyectado utilizarla en más de 400 personas hospitalizadas en Manaos. Por otro lado, en Argen­tina también se está probando el medicamento. Desde hace dos semanas, el Hospital Posadas forma parte de Soidarity, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud. Allí se analizan los resulta­dos de algunos medicamentos.

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