Londres, Reino Unido. AFP.

Hace un mes, Boris Johnson abordaba la crisis del coro­navirus con relajo y preten­día seguir “estrechando la mano a todo el mundo”. El Reino Unido es ahora uno de los países más golpeados de Europa por la pandemia y tras una semana hospita­lizado, ha agradecido al per­sonal sanitario que le “ha sal­vado la vida”.

El 3 de marzo, en una confe­rencia de prensa, el primer ministro conservador de 55 años fanfarroneaba con que había “estrechado la mano a todo el mundo” al visitar un hospital donde había enfer­mos de COVID-19. E iba a seguir haciéndolo. Dos días más tarde, el Reino Unido anunció el primer muerto por el coronavirus.

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El 12 de marzo, Boris John­son calificó la pandemia de la “peor crisis sanitaria pública en una generación” y advirtió que muchos británicos per­derían a seres queridos.

Pero la forma de afrontar la crisis por su gobierno dife­ría de las medidas radicales adoptadas por otros países de Europa, donde se decre­taron confinamientos y el cierre de colegios. Ante la prensa, Boris Johnson repitió su recomendación de lavarse bien las manos “el tiempo que se tarda en cantar ‘cumplea­ños feliz’ dos veces”.

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