Roma, Italia. AFP.

Cientos de millones de cristianos celebra­ron ayer el Domingo de Pascua en unas condicio­nes sin precedentes debido a la pandemia de coronavirus que mató más de 110.000 per­sonas, golpeando con fuerza a Estados Unidos y sigue sin dar respiro a Europa.

El saldo de fallecidos por la COVID-19 se duplicó en poco más de una semana y Esta­dos Unidos se ha convertido en el país más afectado, con 527.000 contagios confirma­dos y 20.600 muertos, según un balance de la Universidad Johns Hopkins.

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En un mundo “abrumado por la pandemia, que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba”, el papa Francisco pidió “el contagio de la esperanza” en la Basí­lica de San Pedro, vacía, por su mensaje de Pascua.

En su mensaje, retrans­mitido por internet, hizo un llamado a instaurar un “alto el fuego global e inme­diato en todos los rincones del mundo”, haciendo hin­capié en Yemen y Siria, pero también en Irak, Líbano y el conflicto israelo-palestino, e instó a reducir o anular la deuda de los países más pobres.

EL SANTO SEPULCRO, CERRADO

Iglesias desiertas, ceremo­nias sin fieles, las misas desde las pantallas... En este fin de semana pascual, que con­memora la resurrección de Cristo según la tradición, se han visto imágenes sorpren­dentes de los lugares más famosos del planeta total­mente vacíos.

En Jerusalén, por primera vez en más de un siglo, la igle­sia del Santo Sepulcro está cerrada a cal y canto. Una misa sin fieles fue celebrada en su interior ayer domingo.

Religiosos de todo el mundo aprovecharon la falta de trá­fico con originales iniciati­vas para llevar la Pascua a los hogares respetando el confi­namiento.

En las afueras de Lisboa, un cura paseó en descapota­ble una imagen de la virgen de Fátima y en Londres, un reverendo recorrió las calles vacías de Notting Hill orando y cantando.

En Antananarivo, capital de Madagascar, en cambio, la idea de un sacerdote tuvo consecuencias no deseadas, pues cuando empezó a oficiar misa en la parte trasera de su automóvil, una multitud se congregó a su alrededor. “Se supone que hoy debo rezar solo (…), pero tampoco es cuestión de decirle a la gente ‘váyanse’”, comentó el padre Pedro Opeka.

En Italia, algunos fieles tampoco pudieron sopor­tar el confinamiento. En San Marco in Lamis (suroeste) 200 personas participaron en una plegaria ante la igle­sia, lo que provocó una oleada de indignación y las excusas del alcalde.

En Nicaragua, al gobierno tampoco parecía importarle las medidas de distancia­miento para frenar la propa­gación del virus y promovió la celebración de Pascua, pese a que la Iglesia había suspen­dido todas las festividades.

NÚMEROS QUE SUBEN Y BAJAN

Pero en el estado de Nueva York, que ha sufrido más de 8.600 decesos, las cosas se tomaron de otra forma. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, anunció que las escuelas públicas de la ciudad permanecerían cerradas hasta el fin del año escolar.

En Europa, que superó ayer la cifra simbólica de 75.000 decesos, sigue aumentando el número de muertos, aunque en muchos paí­ses se desacelera el avance. Italia anunció ayer su menor balance de fallecidos diarios en tres semanas (431), aunque roza el umbral de los 20.000 decesos.

En España, en cambio, aumentaron los decesos diarios (619), des­pués de tres jornadas consecutivas a la baja, y orilla los 17.000 fallecidos. Al igual que en otros países, en España disminuye el número de enfermos en cuidados intensivos, y las autoridades quisieron insuflar una nota optimista al asegurar que se está pro­duciendo un “evidente proceso de ralentización de la epidemia”, en palabras del ministro de Sanidad, Salvador Illa.

Aunque sigue vigente un estricto confinamiento, hoy se reanu­darán actividades no esenciales, tales como industria y construc­ción, después de dos semanas de paralización. En Francia se acu­mulan 14.393 fallecidos y Reino Unido ayer ser acercó a los 11.000 muertos. En el continente africano, donde se contabilizaron cerca de 13.000 contagios y unos 700 muertos, “el virus se expande más allá de las grandes ciudades”, advirtió la OMS.

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