Ciudad del Vaticano, Santa Sede. AFP.
El Viernes Santo de ayer, el papa Francisco recorrió la Plaza de San Pedro en medio de un silencio sobrecogedor acompañado solo por 5 reos de una cárcel de la ciudad de Padua, duramente golpeada por la pandemia, y cinco doctores y enfermeras.
A la luz de las antorchas, el jefe espiritual de 1.300 millones de católicos, que tanto aprecia el contacto con la muchedumbre, escenificó junto a ese pequeño grupo el Camino de la Cruz, el calvario de Jesús, desde su condena hasta su crucifixión y su muerte.
Un enorme contraste respecto a hace un año, cuando acompañaron al Pontífice 20.000 católicos a un vía crucis nocturno en torno al anfiteatro romano del Coliseo, todo iluminado, como ocurre cada año desde 1964.
Los médicos y enfermeras, recordó el Papa argentino en una declaración a Rai1, caen “muertos en el frente como soldados que dieron su vida por amor”. Ellos pasarán a formar parte de los “crucificados de la historia”, añadió.
EL ÁRBOL DE LA CRUZ
Vestido de púrpura en recuerdo de la sangre de Cristo derramada en la Cruz, el Santo Padre se postró en el suelo delante del altar para orar durante unos minutos, refiere el medio especializado aciprensa.
“Tras los minutos de oración silenciosa, el Pontífice se puso de nuevo de pie para la liturgia de la Palabra en la que se leyó un pasaje del libro de Isaías (52,13 - 53,12), se recitó el salmo 31, se leyó la Carta a los hebreos 4:14-16, y 5: 7-9; y el Evangelio de San Juan que relata la Pasión de Cristo”.
PEDIDO ESPECIAL
También explicó que en la oración universal de los fieles, el Papa elevó una especial petición por los enfermos de coronavirus: “Dios omnipotente y eterno, singular protector de la enfermedad humana, mira compasivo la aflicción de tus hijos que padecen esta epidemia; alivia el dolor de los enfermos, da fuerza a quienes los cuidan, acoge en tu paz a los que han muerto y, por todo el tiempo que dura esta tribulación, haz que todos puedan encontrar alivio en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén”. Después se realizó la adoración de la Cruz, aclamada tres veces en latín con las palabras “Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. ¡Venid a adorarlo!”.
A LOS PRIMEROS TIEMPOS
“Las expresiones de piedad popular y las procesiones” como el vía crucis pueden ser suspendidas, especificó a fines de marzo un “decreto en tiempo de la COVID-19”, publicado por la Santa Sede, recordó AFP e indicó que las oraciones se hacen ahora en familia y los fieles están privados de comunión, de bautizo, incluso de funerales en muchos países.
Es prácticamente un “retorno a los primeros tiempos del cristianismo”, que se vivía discretamente en la esfera privada, recuerdan los historiadores.
A los rigoristas de la liturgia, el Papa ha replicado que la Iglesia no debe estar “encerrada en las instituciones”.
“No es fácil permanecer confinado en casa”, admitió el Papa, y recomendó “frenar un cierto ritmo de consumo y de producción” y “volverse a conectar con el entorno real”.