Wuhan, China, AFP.
China esperaba esto desde hacía tres meses. Este martes, por primera vez, el país no anunció ninguna muerte por COVID-19, horas antes de que se levante el cierre de la ciudad de Wuhan, epicentro de la enfermedad. De este modo, el país se encamina hacia una salida de la crisis frente al nuevo coronavirus, que apareció a finales del 2019 en su territorio y desde entonces causó más de 75.000 muertes en el mundo.
Para frenar su propagación, China decretó a finales de enero el confinamiento drástico de más de 50 millones de personas en Wuhan, cuna de la epidemia, y en el resto de la provincia de Hubei. La técnica dio resultado. Tras registrar un centenar de muertes en febrero, el número se fue reduciendo en las últimas semanas hasta llegar ayer a cero.
Pero esta cifra tranquilizadora debe ser moderada ya que han surgido dos nuevos riesgos: las personas infectadas que llegan del extranjero, y la amenaza invisible de los pacientes asintomáticos, que no tienen tos ni fiebre pero pueden transmitir el virus. Los habitantes de Hubei permanecieron confinados en sus hogares durante dos meses. A medianoche, las personas sanas fueron autorizadas a abandonar Wuhan.
FIN DEL CONFINAMIENTO
Miles de personas se precipitaron en la noche del martes a la estación de trenes de Wuhan después de que las autoridades levantaron la prohibición de abandonar la ciudad donde surgió la pandemia del nuevo coronavirus a finales de diciembre.
A las 00:00 del miércoles (16:00 GMT del martes) se levantaron las restricciones impuestas hace más de dos meses que impedían abandonar la ciudad de 11 millones de habitantes, un paso clave para el fin de la crisis sanitaria en China.
“Wuhan ha perdido mucho en esta epidemia y la gente de Wuhan ha pagado un precio muy alto”, dijo un joven de 21 años de nombre Yao, que estaba regresando a trabajar a un restaurante a Shanghai. “Ahora que se levantó el confinamiento, creo que estamos todos muy felices”, agregó.