París, Francia. AFP.
Las “tormentas de citocina”, una reacción hiperinflamatoria, parecen tener un papel clave en los casos graves de COVID-19 y dejan desamparados a los médicos. Fiebre, fatiga y tos seca son los síntomas “benignos”, pero a veces puede desembocar en un síndrome respiratorio agudo severo y una de cada 6 personas necesita hospitalización para sobrevivir.
La mayoría de los enfermos hospitalizados presenta una neumonía severa de alcance bilateral, que es la forma más grave de la enfermedad, afirma la OMS. A menudo se produce un agravamiento brutal unos siete días. Ese plazo es variable, pero suele desembocar en un Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA), cuando los pulmones no proporcionan suficiente oxígeno a los órganos vitales y se requiere ventilación artificial con un respirador.
Las pruebas sugieren que algunos pacientes graves son víctimas de un síndrome de shock citocínico, opinó Jessica Manson, especialista en fenómenos inflamatorios de la University College Hospital de Londres.
Este fenómeno de “tormenta hiperinflamatoria” fue detectado y descrito hace apenas dos décadas. Fue señalado para explicar la peligrosidad de las otras dos enfermedades respiratorias provocadas por coronavirus, el SRAS (que dejó 774 muertos en el 2002/03) y el MERS (866 decesos desde el 2012). Se sospecha también que actuó durante las grandes pandemias gripales, como la terrible “gripe española”, que mató a unos 50 millones de personas en 1918/19.