El importante des­cubrimiento fue un logro de un equipo de científicos del Instituto Scripps Research, de Esta­dos Unidos, que pudo iden­tificar el anticuerpo de un sobreviviente del síndrome respiratorio agudo severo del 2003 (SARS, por sus siglas en inglés), que en su estructura revela una potencial vulnera­bilidad del COVID-19, publicó el medio digital RT, sobre los últimos avances en la carrera por encontrar una cura a la enfermedad que afecta a más de un millón de personas en todo el mundo.

Informa el medio que los resultados del estudio fue­ron publicados el viernes en la revista Science, donde aclara que los investigadores “realizaron el primer mapeo estructural a una resolución de escala casi atómica de la interacción de un anticuerpo humano con el nuevo corona­virus SARS-CoV-2”.

Ese trabajo fue fundamental, puesto que a partir del mapeo los investigadores descubrie­ron que “el anticuerpo que se produjo en respuesta a la enfermedad del 2003 se alojó en un punto casi idéntico en el virus que causa la pande­mia actual. Por lo tanto, el hallazgo sugiere que hay un sitio funcionalmente impor­tante y vulnerable para esta familia de coronavirus”.

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El autor principal del estu­dio, Ian Wilson, expresó que el conocimiento de sitios con­servados como este puede ayudar en el diseño basado en la estructura de vacunas y terapias contra el SARS-CoV-2, y estos también prote­gerían contra otros coronavi­rus, incluidos los que puedan surgir en el futuro, lo que abre una ventana de gran espe­ranza no solo para hallar la vacuna que sirva para contra­rrestar al COVID-19, sino que también otros coronavirus.

El investigador también explicó que el anticuerpo no mata al COVID-19, “pero su estudio ofrece una hoja de ruta a los científicos para saber a dónde deben enviar los anticuerpos para detenerlo”. Finalmente, el coautor de la investigación, Nicholas Wu, expresó que “nuestro objetivo final aquí es obtener infor­mación estructural sobre los anticuerpos y sus sitios de unión, y usarla para guiar el diseño de la vacuna contra el SARS-CoV-2, tal y como ha hecho nuestro laboratorio con la influenza y el VIH”.

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