París, Francia. AFP.
Desde Argentina hasta Túnez, millones de ciudadanos se blindan para intentar frenar la pandemia y reducir la posibilidad de contagio, pero el coronavirus sigue avanzando y ya dejó más de 11.000 muertos en el mundo, una tercera parte de ellos en Italia.
La cifra total de contagios ya supera los 250.000 e Italia y España se han convertido en los países con mayor número de infectados después de China.
En tan solo 24 horas hubo más de 1.600 muertos en Europa, donde las medidas de confinamiento decretadas por las autoridades no dan aún sus frutos.
En Italia murieron 627 personas en las últimas 24 horas y el número total de fallecidos ya superaba los 4.000 el viernes por la tarde (36,6% del total mundial).
En España, el número total de muertos por coronavirus llegó a 1.000 el viernes y ya hay casi 20.000 contagios.
Las autoridades españolas han advertido de que por delante están “los días más duros”. Han avisado de que falta material y han contratado a miles de doctores jubilados, estudiantes de medicina y enfermería o personal sanitario desempleado para aliviar a los hospitales saturados.
¿QUÉ HACER CON LOS MUERTOS?
En Italia, donde los ciudadanos llevan ya diez días confinados, la impaciencia va en aumento, al igual que las multas a quienes no respetan las reglas de la cuarentena general. La situación sigue siendo especialmente crítica en el Norte, donde las morgues no tienen espacio para colocar los ataúdes y los envían directamente al cementerio.
“Ya no sabemos dónde colocar a los muertos. Utilizamos algunas iglesias. Todo esto afecta a los sentimientos más profundos”, reconoció el obispo de Bérgamo, monseñor Francesco Beschi.
En un intento de calmar el desasosiego de los fieles, la Iglesia decidió conceder “la indulgencia plenaria” o perdón de todos los pecados a los creyentes afectados por la pandemia y a quienes les cuidan. Y mientras la pandemia pone en jaque a Europa, China envió un mensaje de aliento al anunciar, por segundo día consecutivo, que no registró nuevos casos de contagio local. Además, en Wuhan, ciudad en la que brotó la epidemia en diciembre, ya no se reportan nuevos casos. “Es una esperanza”, dijo el viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS).