Santiago, Chile. AFP.
Saqueos, incendios y enfrentamientos constantes a lo largo de Chile entre una policía cuestionada y agotada elevan la tensión y debilitan al gobierno de Sebastián Piñera a seis semanas del estallido social.
Durante la noche del martes y madrugada del miércoles un centenar de “eventos graves” –según el gobierno– se registraron en varias ciudades del país, con incendios y ataques a buses, estaciones del ferrocarril metropolitano, las oficinas de un diario y un tradicional hotel en La Serena (norte), lo que llevó a Piñera a alertar que “en muchos lugares el orden público fue sobrepasado”.
“La violencia está causando un daño que puede ser irreparable”, agregó el mandatario, en un mensaje en el palacio de gobierno, en el que apuró al Congreso a aprobar leyes para aumentar las sanciones para quienes provoquen desórdenes públicos y anunció que a partir del lunes 2.500 nuevos policías se integrarán a las labores de control.
TENSIÓN CONTINÚA
La nueva noche de furia alejó el intento del mandatario de avanzar en un plan de “reconstrucción” del país, que hace frente desde el 18 de octubre al peor estallido social desde el retorno a la democracia, en 1990. Ninguna medida social –como un incremento de las pensiones básicas de un 50% para todos los beneficiados en dos años– ni el histórico acuerdo político para cambiar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), han logrado bajar los niveles de tensión en el país, donde se reportan 23 muertos, miles de heridos y daños gigantescos en el comercio, lugares patrimoniales y el mobiliario público desde que estallaron las protestas.
CARABINEROS: VIOLACIONES A DDHH
Con la misión de mantener el orden público, la Policía chilena –Carabineros– navega entre los cuestionamientos de organismos internacionales que alertan sobre “graves” violaciones a los derechos humanos, y el agotamiento causado por más de cuarenta días de extenuantes jornadas en las calles.
“Los hechos de violencia que está viviendo Carabineros, los enfrentamientos con esta turba de gente muy violenta no lo habíamos vivido nunca, entonces es complejo poder actuar, sumado al cansancio y el agotamiento”, que tienen los efectivos, dijo su vocero Julio Santelices en entrevista con la AFP. En cuatro de las 23 muertes se acusa a la intervención de los militares –que custodiaron las calles nueve días al inicio de la crisis–, mientras que otra fue provocada por un miembro de Carabineros.