Barcelona, España. AFP

A tres semanas de las elec­ciones españolas, el jefe de gobierno Pedro Sánchez recibía este domingo duras críticas de la derecha, que reclama medi­das excepcionales en Cataluña, donde la tensión se redujo el sábado tras varias noches de enfrentamientos violentos entre activistas independen­tistas y fuerzas de seguridad.

A gritos de “Viva España” y “Todos somos catalanes”, cientos de personas se con­centraron a mediodía ante la sede del gobierno regional de Cataluña, en Barcelona, con­vocados por el dirigente del partido Ciudadanos (centro­derecha neoliberal), el cata­lán Albert Rivera.

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“Quiero un gobierno de mi país que defienda a todos los ciudadanos (...) de los que cortan carreteras, de los que aplauden la violencia”, dijo Rivera, exigiendo a Sánchez el cese desde Madrid del pre­sidente regional, el separa­tista Quim Torra.

Los disturbios en Cataluña reavivaron la presión de la derecha para intervenir la autonomía de esta región nororiental, como ya se hizo en el 2017 tras el intento fallido de secesión.

La condena, el lunes pasado, apenas de entre 9 y 13 años de prisión para nueve sepa­ratistas –políticos y activis­tas– implicados en esa tenta­tiva encendió las calles de la región. Después de años de protestas pacíficas, se vivie­ron escenas de violencia que dejaron unos 600 heridos. Entre ellos, un policía en “estado muy grave” y una manifestante en “estado crí­tico”, según la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

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