Quito, Ecuador. AFP.

La crisis social que desató en Ecuador la eliminación de los subsidios a los combustibles paralizó este viernes el transporte público y vació las escuelas por segundo día consecutivo, aunque las fuertes protestas en las calles parecieron amainar bajo el estado de excepción impuesto por el gobierno.

Luego de los disturbios del jueves –que dejaron 35 heridos, incluidos 21 policías, además de 350 detenidos, según autoridades–, el pequeño país petrolero sigue lidiando con la huelga de los transportistas, que desafían la medida de excepción.

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Sin taxis ni autobuses circulando, los ecuatorianos debieron ingeniárselas para cumplir con sus actividades, mientras las clases están suspendidas por orden gubernamental.

En Quito solo opera el servicio municipal de transporte –insuficiente para atender la demanda–, por lo que las Fuerzas Armadas habilitaron sus vehículos para movilizar a los ciudadanos. En virtud de la medida de excepción declarada por 60 días, los militares también están en las calles para controlar la seguridad.

“SOBREVIVIR”

“No queremos desestabilizar el país, pero lamentablemente en este momento lo que se está tratando es de sobrevivir”, dijo a la prensa el presidente de la Federación Nacional de Transportistas Pesados, Luis Vizcaíno. “Si se logra bajar un poco las tarifas del combustible creo que puede haber una salida para que en Ecuador vuelva la paz”, añadió.

El descontento estalló por cuenta del alza de más del 100% en el precio de los combustibles que desencadenó el desmonte de los subsidios por parte del gobierno de Lenín Moreno, tras cuatro décadas de vigencia.


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