- COMENTARIO
- Por Ricardo Rivas, corresponsal en Argentina
David Lipton, director interino del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde que dimitiera ese cargo Christine Lagarde, sostiene que ese organismo “trabajará para una eventual reanudación de una relación, algún tipo de relación financiera” con la Argentina por lo que este país “puede tener que esperar un tiempo” para obtener financiamiento porque “la situación (por la que atraviesa) es extremadamente compleja”. Así las cosas, los Us$ 5.400 millones que el FMI debería haber desembolsado este mes, no llegarán. El presidente Mauricio Macri pudo verificar esa decisión junto con el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza. Los dos dialogaron con los funcionarios de ese organismo multilateral horas atrás en Nueva York.
Ante ese panorama de complejidad puede afirmarse que Macri y su desafiante, Alberto Fernández, candidato presidencial por el peronista Frente de Todos, están unidos por el espanto.
Quizás por esa razón y aunque enfrentados en el plano electoral, Mauricio y Alberto –según confidencias de varios de los integrantes de sus entornos– hablan mucho más de lo que trasciende porque algunas preocupaciones las transitan involuntariamente juntos. El financiamiento del Estado es una de ellas. Saben que los mercados voluntarios de crédito están cerrados para la Argentina y que el Fondo es el único y último prestamista con el que este país cuenta cuando se encuentra nuevamente en situación de default, aunque aluda a él con edulcorados eufemismos.
Lacunza, en NY, saludó a la nueva directora ejecutiva del Fondo, Kristalina Georgieva, quien comenzará su gestión el venidero 1 de octubre. Kristalina lo notificó que el 14 de octubre estará aquí una misión de ese organismo para auditar las cuentas fiscales y definir –desde una perspectiva técnica– si se reanudará la relación bilateral. Entre tanto, Alberto Fernández y su equipo, que semanas atrás se reunieron con los responsables de las cuentas argentinas en el FMI, Alejandro Werner y Roberto Cardarelli, recordaron que, durante aquel encuentro, “les dijimos que si seguían dando plata (al gobierno de Macri) se la iban a fugar” por lo que consideran que “finalmente, parece que (los funcionarios del Fondo) aprendieron” y no enviarán los US$ 5.400 millones que restan de los US$ 57.800 MM que concedieron a la Argentina durante 2018. Claramente, los vientos han cambiado. Dejaron de ser de cola para ponerse de frente.
No menos de tres fuentes del FMI que fueron consultadas por este corresponsal explicaron que “todas las proyecciones globales dan cuenta que en el 2020 habrá de enfriarse la economía con caídas relevantes cercanas a la recesión. La guerra comercial entre Estados Unidos y China desacelerará el PBI planetario y, en ese contexto, la situación de Argentina tenderá a agravarse”. Los expertos, que aceptaron el diálogo sin revelar sus identidades, explicaron que, en el caso de este país, además, “hay que mirar con atención la evolución de la política que no emite señales de distensión. A Macri ya no lo acompaña la voluntad popular. Fernández, si bien es el candidato más votado y, al parecer, podría ser el Presidente que viene, no tiene a todos los peronismos detrás de su liderazgo. Con fotos procura comunicar que tiene una alianza con gobernadores afines para enfrentar eventuales demandas de sectores minoritarios radicalizados pero, no acuerda aún con los mandatarios electos de Córdoba y Santa Fe, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires podrían ser opositoras. Si Alberto fuera presidente, con cuatro de cinco provincias grandes, tendrá que negociar cada paso. Es un liderazgo de baja intensidad. El Fondo no acuerda con personas, lo hace con países. Argentina, tendrá que esperar para rediseñar la relación con el FMI”, concluyeron.