Río de Janeiro, Brasil. AFP.

En la Amazonia brasileña, la deforestación y las quemas abren paso a terrenos de pastoreo que en pocos años tienen que ser abandonados por la pobreza del suelo, que tardará décadas en regenerarse. La ganadería extensiva, principal motor de la deforestación, prácticamente cuadruplicó su superficie en la cuenca amazónica en tres décadas, de 14 millones de hectáreas en 1985 a 53 millones en el 2017, según Mapbiomas, una plataforma que recoge datos de ONGs y de científicos financiada por Noruega y fundaciones privadas.

Greenpeace, de su lado, estima que la ganadería es responsable del 65% de la deforestación de la Amazonia brasileña, que ha perdido casi 20% de su vegetación original, una superficie equivalente a la de Francia.

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En un informe del 2015, Moacyr Dias-Filho, investigador de la agencia brasileña de investigaciones agropecuarias Embrapa, estimó que casi la mitad de las pasturas amazónicas están degradadas o en proceso de degradación, lo cual las torna improductivas para la ganadería. La soja puede cultivarse en antiguos pastizales, pero los intentos por hacerlo en la Amazonía están limitados por la falta de inversiones en la variedad de semillas, dijo a AFP Jerônimo Sansevero, investigador de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro.

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