Decenas de miles de personas empezaron a desfilar el domingo en Hong Kong en una manifestación para demostrar que el movimiento prodemocracia mantiene su popularidad pese a la creciente violencia y las amenazas de intervención de Pekín.
Para atajar las acusaciones de “terrorismo” del Gobierno central chino, el Frente Civil de Derechos Humanos (FCDH) -organización no violenta responsable de las concentraciones de junio y julio en las que participaron cientos de miles de personas- hizo un llamamiento a una protesta “racional y no violenta”. Bajo una lluvia intensa, decenas de miles de personas se congregaron en el parque Victoria, en el corazón de la isla. Numerosos manifestantes comenzaron entonces a caminar en dirección al barrio de Admiralty, más al oeste, desafiando la prohibición policial de llevar la protesta fuera del parque. La consigna era, una vez más, denunciar la violencia policial.
“La manera en que la policía ha gestionado todo está totalmente fuera de lugar”, señaló un manifestante, James Leung. Otros reconocían un aumento de la violencia entre los contestatarios. “Algunos tienen una forma extrema de expresar sus puntos de vista”, admitía Ray Cheng, de 30 años.