Washington, EEUU. AFP.

El presidente estadounidense, Donald Trump, atacó violentamente las prácticas comerciales de China y lanzó un ultimátum a su par del país asiático, Xi Jinping, reforzando aún más la incertidumbre sobre el desenlace de la disputa comercial entre los dos países. Tras acusar una vez más a Pekín de manipular su moneda, el magnate republicano amenazó con imponer nuevos aranceles si una cita programada al margen del G20 con Xi, a fines de junio, se anula.

Al mismo tiempo, como hace habitualmente en las negociaciones comerciales, el imprevisible mandatario estadounidense destacó sus excelentes relaciones con su par chino, “un tipo increíble”, “muy fuerte y muy inteligente”.

“Yo creo que va a ir y creo que tenemos programada una reunión. Yo creo que él va a ir. Si se hace está muy bien y si no se hace también está muy bien”, dijo a la cadena CNBC, evocando la cumbre que reunirá a las principales potencias mundiales el 28 y 29 de junio en Japón, donde podría tener lugar el encuentro bilateral.

En los últimos meses, Trump impuso por etapas aranceles de 25% a importaciones provenientes de China por 250.000 millones de dólares y amenaza con ampliar los derechos aduaneros sobre otros 300.000 millones de dólares.

Trump intenta que China no solo cambie su política comercial sino obtener de Pekín una serie de compromisos sobre el respeto de la propiedad intelectual, el fin de las transferencias forzadas de tecnología y el abandono de las subvenciones a las empresas estatales.

El presidente estadounidense argumenta en su favor que su política ha tenido impacto sobre la economía china, lo que llevaría a Pekín a buscar un acuerdo.

“China ha sido verdaderamente diezmada. Muchas empresas se van del país porque no quieren pagar los aranceles”, dijo. “Creo que China firmará un acuerdo porque están obligados a hacerlo”.

Tras asegurar que China “perdió varios miles de millones de dólares”, afirmó que gracias a su política el gigante asiático nunca alcanzará a Estados Unidos, algo que hubiera sido totalmente diferente en caso de que la demócrata Hillary Clinton hubiera ganado las elecciones de 2016.

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