Paris, Francia. AFP.

El gobierno del presidente francés Emmanuel Macron redoblaba sus esfuerzos el jueves para evitar un nuevo estallido de violencia en las protestas del los “chalecos amarillos” previstas para este sábado, en un clima de descontento general que se extiende a otros sectores.

Las convocatorias a manifestar este sábado proliferaban en las redes sociales, despertando temores entre las autoridades de que se repitan las escenas de caos que dieron la vuelta al mundo el fin de semana pasado.

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Para prevenir nuevos desmanes, las autoridades instaron a todas las tiendas y restaurantes de la avenida de los Campos Elíseos a cerrar sus puertas este sábado. La Torre Eiffel, la Ópera de París y una decena de museos de la capital, incluyendo el Grand Palais, el Louvre y las Catacumbas, tampoco abrirán al público.

Los cierres preventivos no se limitaban a la capital. En Burdeos (oeste), donde se produjeron también choques violentos la semana pasada, la alcaldía anunció el cierre de una decena de museos. Además, cinco partidos de la liga francesa de fútbol fueron aplazados.

Las autoridades anunciaron también el despliegue de “recursos excepcionales” para asistir a los 89.000 policías que estarán movilizados en todo el país este sábado. “Tenemos razones para temer una gran violencia”, advirtió el miércoles la presidencia francesa. Más de 700 estudiantes fueron detenidos e interrogados el jueves por la policía.

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