París, Francia | AFP
El movimiento de los “chalecos amarillos” en Francia, que nació contra el alza del precio de la gasolina, se convirtió rápidamente en una protesta general contra la pérdida del poder adquisitivo y los impuestos excesivos, en línea con la larga tradición francesa de protesta social.
“Es algo que va más allá de la gasolina”, afirma Dominique, un desempleado de unos cincuenta años que participa en un piquete en una ruta de Martigues, en el sur de Francia.
“¡Se llevan todo!”, añade indignado este hombre, vestido con la indumentaria amarilla fosforescente que es obligatoria en los vehículos en Francia y que se ha convertido en el símbolo de este movimiento que nació a mediados de octubre en las redes sociales.
A unos 500 kilómetros más al norte, en la ciudad de Dole, Carole protesta también contra “todos los impuestos”. “Se han vuelto excesivos e imposible de soportar”, se queja esta mujer de 45 años. Gasolina demasiado cara, impuestos excesivos, pensiones y jubilaciones insuficientes… Las reivindicaciones de este movimiento convergen en una misma afirmación: la pérdida del poder adquisitivo.
Un estudio del Observatorio francés de Coyunturas Económicas (OFCE) confirma este sentimiento general. Según este organismo, el ingreso anual de los hogares franceses ha retrocedido de 440 euros entre el 2008 y el 2016.
“El problema es que antes de la crisis teníamos un aumento pero desde el 2008 hay una ruptura. Y el nivel de vida promedio por hogar no ha vuelto a su nivel anterior a la crisis”, explica a la AFP Mathieu Plane, economista del OFCE.
La situación debería mejorar gradualmente, estima Emmanuel Jessua, director de estudios del Instituto Rexecode. “Durante el 2018, se estima que habrá un aumento global del poder adquisitivo de todos los hogares, del orden del 1,3%”.
Pero esta mejora no beneficiará a los más modestos, que incluso deberían ver su ingreso disponible disminuir ligeramente en el 2018 y el 2019, según un estudio del Instituto de Políticas Públicas.