Brasilia, Brasil. AFP.
El Partido de los Trabajadores (PT) echó el martes todo su peso en la balanza con manifestaciones y una campaña de prensa en vísperas de la inscripción de la candidatura de su encarcelado líder, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para las elecciones del 7 de octubre.
Tres columnas de un millar de personas cada una llegaron por la mañana a Brasilia, en la llamada “Marcha Nacional Lula Libre”, que partió el sábado desde tres localidades a unos 50 km de la capital para pedir que el líder de la izquierda, que desde abril purga una pena de 12 años de cárcel por corrupción, pueda participar en la contienda electoral igual que los otros doce candidatos. Las marchas están organizadas por el PT y organizaciones sociales, como el Movimiento de trabajadores rurales Sin Tierra (MST), y a ellas se unieron simpatizantes llegados en autocares desde varios puntos del país.
El miércoles se dirigirán hacia el Tribunal Superior Electoral (TSE), donde miembros del PT, entre ellos el compañero de fórmula escogido por Lula, el ex alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, inscribirán su candidatura, en el último día del plazo legal.
Pero hasta entonces pasarán la noche acampados en un terreno baldío cerca del estadio Mané Garrincha, a 4,5 kilómetros del presidencial Palacio de Planalto. Vestido con una camiseta roja con una cara de Lula estampada, Genesio Roanes, un camionero retirado, de 62 años, explica a la AFP que viajó desde San Pablo, a 1.000 kilómetros de Brasilia, para apoyar al ex presidente, “el único candidato posible”, que está “injustamente preso”.
“Tengo fe en que pueda volver para mejorar todo lo que está mal. Sabemos que es la única persona a favor de los trabajadores y de los pobres”, afirmó tras mencionar los programas sociales promovidos por el ex mandatario (2003-2010). Las marchas coinciden con una huelga de hambre que siete activistas realizan desde hace 15 días en Brasilia para pedir la libertad del ex presidente.
EX OBRERO ES EL FAVORITO, LEJOS
Lula, de 72 años, es el favorito en las encuestas, con casi un tercio de las intenciones de voto (casi el doble que cualquier otro candidato). Impedido también por la justicia de participar en los debates televisivos, el ex mandatario busca hacer llegar su mensaje a través de otros medios.
En una tribuna publicada este martes en The New York Times, Lula volvió a denunciar que su encarcelamiento en un presidio de Curitiba (sur) es la “fase más reciente de un golpe de Estado en cámara lenta diseñado según él para marginar de forma permanente a las fuerzas progresistas de Brasil”. “Millones de brasileños comprenden que mi encarcelamiento no tiene nada que ver con la corrupción y entienden que estoy donde estoy solo por razones políticas”, agregó.