Bogotá, Colombia. AFP.

Colombia vota este domingo para ele­gir al primer presi­dente que gobernará sin la amenaza guerrillera de las FARC en medio siglo, en un inédito duelo entre la derecha conservadora y la izquierda. Paradójicamente, el acuerdo de paz con el que fuera el grupo rebelde más poderoso de América, hoy partido polí­tico, fracturó a este país de 49 millones de habitantes.

Dos candidatos que represen­tan polos opuestos asoman como los favoritos entre seis aspirantes: el derechista Iván Duque (41 años), que defiende valores tradicionales y un recorte de impuestos; y el ex guerrillero Gustavo Petro (58), que promete profundas reformas económicas, entre ellas gravar la tierra impro­ductiva para propiciar su venta con fines sociales.

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“Quiero un país de legali­dad, de lucha frontal contra la corrupción, un país donde se respire seguridad en todo el territorio, quiero un país de emprendimiento”, dijo Duque al votar en Bogotá.

Petro, en tanto, abogó por un “presente y futuro” sin odio ni venganza, que deje atrás “las maquinarias corruptas”. Hasta hace una semana nin­guna encuesta anticipaba una definición en primera vuelta en esta nación históricamente gobernada por la derecha. Si no fallan los sondeos, habrá que esperar hasta la segunda ronda el 17 de junio para cono­cer al futuro gobernante de la cuarta economía latinoame­ricana y el primer exportador mundial de cocaína.

Los colombianos acuden a sus “elecciones más segu­ras”, destacó el presidente Santos después de abrir la jornada que se cerrará a las 16:00 (21:00 GMT).

POLARIZACIÓN

La terminación del enfrentamiento de medio siglo con los rebeldes marxistas no es la inquietud principal de los colombianos, preocu­pados por la corrupción, la desaceleración económica, el servicio de salud y el repunte del narco que castiga las fronteras con Vene­zuela y Ecuador.

Sin embargo, el pacto con el ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) obra como un par­tidor de aguas. “Colombia está polarizada desde antes de las elec­ciones. La polarización se hizo evidente en las campañas por el Sí y el No del plebiscito” por la paz, señala Andrés Macías, investigador de la Universidad Externado.

Aunque los opositores del acuerdo vencieron por mínimo margen, Santos sacó adelante el convenio que desarmó el año pasado a unos 7.000 combatientes.

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