El oscuro caso de los "ataques acústicos" en Cuba contra diplomáticos de Estados Unidos, que envenena las relaciones bilaterales hace más de nueve meses, parece lejos de tener un desenlace, pues que las diferentes pistas exploradas conducen a callejones sin salida. ¿Agresiones dirigidas, sabotaje, accidente? Una treintena de diplomáticos estadounidenses, pero también canadienses, así como sus familiares, sintieron síntomas inquietantes de origen desconocido durante el mismo periodo. Un escenario digno de una novela de espionaje, que alimenta los rumores y evoca los recuerdos de los complots más extravagantes de la Guerra Fría, señala la agencia AFP.
Los primeros hechos sospechosos fueron reportados a finales del 2016, pero el gobierno estadounidense esperó hasta agosto de este año para hablar de misteriosos "síntomas físicos" observados en varios empleados de su embajada. Algunos sufrieron "migrañas, náuseas", pero también "ligeras lesiones cerebrales de origen traumático y pérdida definitiva de audición", reveló después la diplomacia estadounidense. Hasta el 14 de septiembre sumaban 21 los afectados, con un último "incidente" registrado en agosto.
Del lado de Canadá, una fuente cercana a la embajada precisó que más de cinco familias fueron afectadas, incluidos varios niños.
Funcionarios estadounidenses dijeron a periodistas sospechar del uso de dispositivos acústicos de origen desconocido, con el objetivo de socavar la "integridad física" de los diplomáticos. La Habana negó formalmente cualquier implicación. El 23 de mayo. EEUU tomó la primera represalia al expulsar discretamente a dos diplomáticos cubanos. Washington no considera a Cuba culpable, pero la juzga responsable como país anfitrión.
Las especulaciones abundan en ambos lados del Estrecho de Florida. Algunos apuntan a la iniciativa de agentes cubanos desertores, otros a un tercer país interesado en dañar los relaciones entre Cuba y EEUU, como Rusia o Corea del Norte. "No tenemos respuesta definitiva sobre el origen o la causa de los incidentes", reconoció un responsable del Departamento de Estado.