Miami, EEUU. AFP.
Miami despertó el lunes con árboles y ramas caídas, semáforos inoperantes, rutas cerradas y botes hundidos, pero los residentes estaban aliviados de que la marejada que se tragó las zonas costeras no causara los daños catastróficos que el huracán Irma prometía. Los equipos de limpieza comenzaron a trabajar al amanecer para despejar las calles de escombros, árboles, ramas, postes, carteles y señales de tránsito caídas, que quedaron al descubierto luego de que el agua retrocedió este lunes.
El domingo, el vecindario de Brickell en el centro de Miami, un distrito financiero frente al mar, se inundó por la marejada que superó los diques y se tragó varias cuadras adentro. La costa de Miami, así como sus islas, son proclives a inundaciones serias aún con lluvias menores, un problema endémico de la zona debido a la falta de elevaciones y el aumento del nivel del mar. Algunos residentes que se negaron a evacuar paseaban a sus perros y evaluaban con curiosidad y cierto alivio los daños. "Si esto hubiera sido un huracán categoría 4, el escenario sería distinto. No tendríamos electricidad por semanas, y en cambio nosotros la recuperamos esta mañana", dijo a la AFP Bob Lutz, un empresario de 62 años. "Así que todos estamos contentos de que no pasó nada grave", añadió, aliviado de no haber desalojado su apartamento. "Pero era una marejada impresionante, era mucha agua".
En el puerto deportivo de Brickell los botes estaban sumergidos y, algunos, totalmente hundidos. Más al sur, en un puerto deportivo en Coconut Grove, un puñado de botes habían sido arrastrados tierra adentro por la marejada que, según los vecinos, entró al menos 150 metros. Mientras, las calles de la arbolada zona residencial de Coral Gables estaban cubiertas de ramas caídas y árboles arrancados de raíz, algunos de los cuales cayeron sobre las casas.
Se preparaba para un cataclismo
Degradada a tormenta tropical tras su paso por Naples, en la costa oeste de Florida, Irma tocó tierra el domingo en los Cayos del sur de Florida como un poderoso huracán categoría 4 (de una escala de 5) y bajó rápidamente a 3.
Miami, que se preparaba para prácticamente un cataclismo porque se preveía un ataque directo de categoría 5, se salvó de la peor parte cuando, además, el ojo del ciclón viró hacia el oeste al tomar rumbo hacia el noroeste de Florida.
Las bandas exteriores del huracán azotaron la ciudad con vientos de 145 Km/hora y súbitos tornados que tocaron suelo.