Miles de musulmanes ahmadíes se congregaron en las afueras de Londres, Inglaterra, para pedir por la paz en el mundo y rechazar de forma vehemente la violencia y el terrorismo. La comunidad Ahmadía, que recién echa raíces en nuestro país, tiene una historia muy particular dentro del mundo musulmán. Desde hace 51 años, sus miembros se congregan en el Reino Unido para dar a conocer al mundo la posición de la comunidad sobre lo que ocurre a nivel global. Este año, el encuentro, conocido como Jalsa Salana, dejó un mensaje superlativo: Los ahmadíes anhelan la paz.
- Por ALDO BENÍTEZ
- aldo.benitez@gruponacion.com.py
Un profesor de la Universidad de Costa Rica, especializado en temas religiosos e invitado por la comunidad para participar del evento donde el Califa –la autoridad máxima de los ahmadíes– iba a dar su oración, quería ingresar al recinto con una botella de agua, pero uno de los guardias se lo impidió. Le dijo que no se podía pasar con ese líquido. El docente le explicó que era solo agua, a lo que el guardián –un hombre tosco, alto, con tupida barba– le espetó: "si es así, tómesela". El profesor no tuvo otra que beber. Esta es una muestra de cómo el sistema de seguridad en el evento fue implacable.
Y, es entendible la situación de la seguridad extrema en esta convención, sobre todo en una ciudad como Londres, que todavía no se recupera de los atroces atentados vinculados a extremistas islámicos. Convocar a casi 30 mil musulmanes que responden a una comunidad –también perseguida por los radicales– hizo que los sistemas preventivos estuvieran en alerta máxima durante los días que duró el Jalsa Salana.
El Jalsa Salana o congreso mundial de los ahmadíes es un encuentro anual que convoca a los miembros de esta comunidad musulmana de todo el mundo. Este año, el Jalsa se realizó entre los días 4, 5 y 6 de agosto, y el lugar elegido fue nuevamente un descampado ubicado en el condado de Hampshire, a unos 84 kilómetros de la capital inglesa. Allí, durante tres días, los ahmadíes de más de 200 países, incluido Paraguay, profesaron su fe, renovaron sus creencias y escucharon al líder de la comunidad, el califa Hazrat Mirza Masroor Ahmad, el quinto en la sucesión desde que el primer califa, Hadhrat Mirza Ghulam Ahmad, fundó el movimiento en 1889.
AMOR Y PAZ
La palabra del califa es lo más importante para los ahmadíes. Es, para establecer un parámetro, como el papa Francisco para los católicos. El califa centró gran parte de su discurso inicial sobre los mandamientos que deben seguir como musulmanes ahmadíes, la verdad de la vida, lo que establece el Corán y lo que pide su profeta.
En el sitio elegido para hacer el Jalsa, durante meses, 5.000 voluntarios ahmadíes fueron armando una infraestructura gigantesca para recibir a casi 37 mil personas. El lugar central de oración, donde el califa dio a conocer sus palabras, era una carpa gigantesca, con capacidad para cerca de 5.000 personas. Como la idea de los ahmadíes fue dar a conocer al mundo lo que piensan, invitaron a periodistas de todo el mundo. Durante el Jalsa, cerca de 70 reporteros, más camarógrafos y otros ciento de técnicos de diferentes canales de África, Europa y América Latina cubrieron esta convención.
En su mensaje central, el califa también habló de la violencia y de cómo el mundo está más sumido en ella. Según él, el verdadero Islam promueve el amor al prójimo y muestra el camino para alejarse de la violencia, del terrorismo y buscar únicamente la paz y el amor al semejante. "El islam es paz, no promovemos el odio ni la venganza, el mundo musulmán es tan multicultural, que no podemos estar estableciendo odio entre pueblos", enfatizó.
Mientras el califa hablaba, los ahmadíes prestaban su máxima atención. Algunos, incluso, en posición de oración. La mayoría de estos musulmanes son profesionales y se destacan en sus oficios. Arquitectos, ingenieros, docentes universitarios, casi todos los que viven en Londres tienen un nivel laboral e intelectual alto, y una posición económica privilegiada, lo que da un status a la comunidad. Por ejemplo, el califa fue recibido por altas autoridades del gobierno británico antes del Jalsa. Y de hecho, que las autoridades británicas hayan permitido realizar esta convocatoria e incluso ayudado con sistemas de seguridad en un momento tan sensible para la seguridad nacional, demuestra igualmente el alto nivel de contacto político de esta comunidad.
LAS MUJERES
Si bien el movimiento Ahmadía se muestra como una versión mucho más progresista comparando las demás ramas del islam, las mujeres siguen teniendo reglas de comportamiento que para el mundo occidental no se muestran aceptables. Nada es compartido. Las mujeres tienen sus lugares y los hombres los suyos. Las oraciones se hacen separados por sexo y ninguna mujer puede acceder al lugar en donde los hombres escuchan la palabra del califa.
Durante el Jalsa, el propio califa entregó condecoraciones y felicitó a decenas de mujeres destacadas en sus campos de estudios (la mayoría de ellas, con doctorados en las principales universidades del Reino Unido), pero fue también el propio califa quien dijo, en plena ceremonia central, que el sagrado Corán establece el lugar de la mujer en el mundo y que este Corán pide siempre a las mujeres vestirse con ropa modesta o cubrir su belleza, de tal forma que no resulte una tentación para el hombre. Eso sí, el califa repudió que, en nombre de la religión, se siga sometiendo a miles de mujeres en todo el mundo, cercenando sus derechos más elementales.
Por el discurso conciliador y antiviolencia que muestra la comunidad Ahmadía, sus miembros fueron perseguidos por los propios radicales islámicos. En el Jalsa habilitaron toda una carpa en donde un guía explicó a los visitantes paso por paso cómo fue surgiendo la persecución en contra de la comunidad.
Atentados terroristas, suicidas, entre otros ataques han sufrido en los últimos años, principalmente en Pakistán, país donde está prohibido proclamarse públicamente como miembro de esta comunidad. Los radicales islámicos consideran que los ahmadíes han "traicionado" la causa islam, principalmente, porque se proclaman pacíficos y están en contra de la violencia, la guerra y el terrorismo.