Los bolivianos, hartos de la crisis económica, buscan un cambio de rumbo en las elecciones generales de este domingo, con la derecha como favorita para poner fin a dos décadas de gobiernos de izquierda que inició Evo Morales.
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Un país desabastecido de dólares y combustibles y con una inflación interanual de casi el 25 %, la alcaldesa en 17 años, va a las urnas dispuesta a castigar al Movimiento Al Socialismo (MAS), que ha gobernado desde 2006, primero con Morales y luego con Luis Arce, hoy adversarios.
El millonario Samuel Doria Medina, de 66 años, y el expresidente Jorge Tuto Quiroga (65) parten con holgada ventaja entre los ocho aspirantes.
Prácticamente empatados en las encuestas, ambos disputarían una segunda vuelta el 19 de octubre en un inédito duelo de derechas. El oficialista Eduardo del Castillo y el izquierdista y jefe del Senado, Andrónico Rodríguez, marchan rezagados.
El cambio parece inminente ante la difícil situación económica que la mayoría achaca al gobierno de Arce.
Otra rica productora de gas, y con importantes recursos de litio por explotar, casi agotó sus reservas en dólares en los onerosos subsidios a los combustibles que llegan a los 11,3 millones de bolivianos.
“La gente se ha cansado, yo veo mal (la situación): no hay gasolina, no hay diésel y tampoco gas” de uso doméstico, señala a la AFP Saturnina Sahuira, una vendedora ambulante de 47 años de La Paz.
Acompañada de sus cinco hijos, esta indígena aimara le fue fiel al MAS por años. Ahora retrata el desencanto incluso del sector más favorecido con sus políticas asistencialistas, pues votará por un cambio, sin revelar cuál.
Miguel Ángel Miranda, un estudiante de 21 años, cree que después de dos décadas la gente se dio cuenta de que el socialismo “no funcionó”. “Va a costar un poco adaptarse a un nuevo modelo político”, comenta. Pero como él, muchos creen que es inevitable.
Además de presidente y vicepresidente, 7,9 millones de bolivianos están llamados a votar de manera obligatoria por un nuevo un nuevo Congreso.
Plan de choque de 100 días
Doria Medina y Quiroga encarnan el deseo de ruptura. Sus propuestas confluyen: implantar una economía de mercado y desmontar el modelo que implantó el MAS.
El primero promete un plan de choque de 100 días: “vamos a recuperar la estabilidad económica y después de hacer una serie de cambios profundos en Bolivia para salir del estatismo”, dijo a la AFP.
El empresario hizo fortuna en la industria del cemento, el sector hotelero y en el de las comidas rápidas.
Su rival es un conocido de la política. Quiroga fue mandatario entre 2001 y 2002, cuando siendo vicepresidente ganó el poder en reemplazo de Hugo Banzer, un exdictador de los 1970 que luego fue elegido democráticamente pero renunció al enfermar de cáncer.
Anticipa un remezón: “Vamos a cambiar todo, absolutamente todo. Son 20 años perdidos”.
Ambos fracasaron en más de un intento de llegar a la presidencia. También los junta su propósito de que Evo Morales rinda cuentas ante la justicia.
Fuente: AFP