“El momento oportuno para impulsar la era de la energía limpia”
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ARTÍCULO DE OPINIÓN DE: António Guterres
Secretario General de las NN. UU.
La energía ha marcado la trayectoria de la humanidad, que logró dominar el fuego, aprovechar el vapor, dividir el átomo. Nos hallamos ahora en el albor de una nueva época: el sol alumbra el inicio de una era de energía limpia.
El año pasado, casi toda la nueva capacidad instalada correspondió a energías renovables y las inversiones en energía limpia se dispararon hasta alcanzar los 2 billones de dólares, es decir, 800.000 millones más que en combustibles fósiles.
La energía solar y la energía eólica son ahora las fuentes de energía más baratas de la Tierra, y los sectores de energías limpias están creando empleos, impulsando el crecimiento y potenciando el progreso, a pesar de que los combustibles fósiles siguen recibiendo subvenciones mucho mayores.
Los países que se aferran a los combustibles fósiles no están protegiendo su economía, sino saboteándola, minando la competitividad y desperdiciando la mayor oportunidad económica del siglo XXI.
La energía limpia también aporta soberanía y seguridad energéticas. Los mercados de combustibles fósiles están a merced de las bruscas fluctuaciones de los precios, la disrupción del suministro y las tensiones geopolíticas, como se comprobó cuando Rusia invadió Ucrania.
Por el contrario, ni la luz solar sube bruscamente de precio ni el viento está sujeto a embargos, y casi todas las naciones tienen suficientes recursos renovables para autoabastecerse de energía.
Finalmente, la energía limpia estimula el desarrollo, porque puede llegar a los cientos de millones de personas que aún viven sin electricidad de forma rápida, asequible y sostenible, sobre todo gracias las tecnologías solares en pequeña escala y fuera de la red.
Por todos estos motivos, la era de la energía limpia es imparable. Pero la transición aún no se está haciendo con suficiente rapidez ni justicia y está dejando atrás a los países en desarrollo. Los combustibles fósiles continúan dominando los sistemas energéticos, y las emisiones siguen aumentando, cuando deberían caer en picado para evitar las peores consecuencias de la crisis climática. Para solucionar esta situación, necesitamos actuar en seis frentes.
En primer lugar,los gobiernos deben comprometerse plenamente con un futuro de energía limpia. Todos los países han prometido presentar en los próximos meses nuevos planes climáticos nacionales, llamados contribuciones determinadas a nivel nacional, con metas para la próxima década.
Estos planes tienen que cumplir el requisito de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 ºC, abarcar todas las emisiones y todos los sectores y trazar una clara trayectoria hacia la energía limpia. Los países del G20 deben tomar la iniciativa, pues sus miembros producen alrededor del 80 % de las emisiones mundiales.
En segundo lugar, debemos construir sistemas energéticos propios del siglo XXI. Las energías renovables no pueden desarrollar todo su potencial sin redes y sistemas de almacenamiento modernos. Sin embargo, por cada dólar que se invierte en energía renovable, solo se destinan a redes y almacenamiento 60 centavos, mientras que la proporción tendría que ser uno por uno.
En tercer lugar, los gobiernos deben tratar de satisfacer con renovables la creciente demanda mundial de energía. Las grandes empresas tecnológicas también tienen que poner de su parte. En 2030, los centros de datos podrían llegar a consumir tanta electricidad como toda la que utiliza el Japón en la actualidad. Las empresas deben comprometerse a alimentar esos centros con energías renovables.
En cuarto lugar, debemos integrar la justicia en la transición energética. Esto significa ayudar a las comunidades que aún dependen de los combustibles fósiles a prepararse para un futuro de energía limpia.
Y significa también reformar las cadenas de suministro de los minerales esenciales, que están plagadas de abusos de los derechos y destrucción ambiental y atrapan a los países en desarrollo en el fondo de las cadenas de valor. Esta situación debe terminar.
En quinto lugar, debemos hacer del comercio una herramienta de transformación energética. Las cadenas de suministro de energía limpia están muy concentradas, mientras que el comercio mundial se está fragmentando. Los países comprometidos con la nueva era energética deben procurar diversificar los suministros, recortar los aranceles sobre los productos de energía limpia y modernizar los tratados de inversión para que apoyen la transición.
En sexto y último lugar, debemos estimular la financiación destinada a los países en desarrollo. El año pasado, África solo recibió el 2 % de la inversión en energías renovables, a pesar de que alberga el 60 % de los mejores recursos solares del mundo.
Necesitamos actuar a nivel internacional para impedir que los reembolsos de la deuda esquilmen los presupuestos de los países en desarrollo y para que los bancos multilaterales de desarrollo puedan aumentar sustancialmente su capacidad de préstamo y movilizar mucha más financiación privada.
También necesitamos que las agencias de calificación crediticia y los inversionistas modernicen las evaluaciones del riesgo para tener en cuenta la promesa de la energía limpia, el costo del caos climático y el peligro de los activos varados de combustibles fósiles.
Tenemos al alcance de la mano una nueva era energética, una era en que la energía barata, limpia y abundante impulsará un mundo rico en oportunidades económicas, las naciones tendrán la seguridad de la autonomía energética y el don de la electricidad será un don universal.
Este es el momento oportuno para impulsar el cambio global. Tenemos que aprovecharlo.
Itaipú alcanzó un nuevo récord de producción acumulada desde 1984
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El viernes 5 de setiembre, a las 18:54, la Central Hidroeléctrica Itaipú (CHI) alcanzó el hito histórico de 3.100 millones de megavatios-hora (MWh) producidos desde el inicio de sus operaciones en 1984. Este logro consolida el liderazgo de la empresa binacional en la generación de energía limpia y renovable, y en el desarrollo sostenible de Paraguay y Brasil.
Esta cantidad de energía sería suficiente para abastecer a todo el mundo durante 44 días; al Paraguay por 140 años; y al Brasil durante 6 años y 1 mes. En términos prácticos, esta producción de energía de la binacional representa un volumen capaz de satisfacer la demanda de países enteros, dinamizar industrias, iluminar ciudades y transformar vidas.
La nueva cifra en la producción no es solo una estadística, refleja décadas de trabajo colaborativo entre paraguayos y brasileños, innovación tecnológica y compromiso con el medio ambiente. El 10 de marzo de 2024, hace un año y medio, Itaipú registró la producción de 3.000 millones de MWh. Si se mantiene este mismo ritmo por cada 100 millones de MWh, se estima que la usina alcanzará los 4.000 millones de MWh en 13 años y medio, es decir, en 2039.
Itaipú comenzó a generar energía el 5 de mayo de 1984. Tardó 17 años en alcanzar sus primeros 1.000 millones de MWh, en junio de 2001. Once años y dos meses después, en agosto de 2012, la hidroeléctrica alcanzó los 2.000 millones de MWh. Y nuevamente, tras 11 años y 7 meses, logró la producción de 3.000 millones de MWh.
Energías renovables y su potencial para transformar la industria paraguaya
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Las energías renovables se posicionan hoy como una potencial solución de cara al desafío que enfrenta la matriz energética del Paraguay de cara al 2030. Con una cantidad importante de recursos naturales que de forma sostenible pueden aprovecharse, el país puede suministrar tanto a la industria como a la ciudadanía de energía a costo competitivo y previsible, según visualizan desde la Asociación Paraguaya de Energías Renovables (APER).
Víctor Giménez, vicepresidente de APER, manifestó que Paraguay debe pasar de ser un exportador de energía eléctrica a bajo costo a utilizar toda su disponibilidad para impulsar la industria e incluso potenciar la matriz energética con fuentes renovables a través de numerosos recursos naturales con los que cuenta.
El desarrollo de las energías renovables en Paraguay, fuera de las hidroeléctricas, aún es lenta, según Giménez, pero con un enorme potencial que puede ser alcanzado con un marco jurídico que abra las puertas a inversiones importantes. Con tal visión mencionó que se fundó APER, con un grupo de pequeñas empresas que impulsaban soluciones solares en comunidades sin acceso a la red eléctrica.
Con el tiempo, el organismo se transformó en un actor de referencia, articulando al sector privado, instituciones públicas y el Congreso en torno a un desafío común: diversificar y modernizar la matriz energética nacional.
De acuerdo con Giménez, existen iniciativas privadas que ya utilizan alternativas energéticas renovables como la energía solar, eólica, biomasa reforestable y biogás. Agregó que las empresas ya comienzan a ser conscientes de las ventajas que aportan las energías alternativas renovables, por lo que subrayó el potencial para la industria.
“Hoy, las iniciativas privadas muestran lo que podría ser el futuro del sector. Una colonia menonita montó un parque solar de 5 megawatts para abastecer a su comunidad. Un frigorífico incorporó paneles para reducir su dependencia de la ANDE. Ingenios azucareros transforman residuos en biogás y electricidad, mientras plantas de chips de madera en el interior generan calor y energía a partir de biomas”, destacó.
El ingeniero Giménez mencionó que, según el Atlas Hidroenergético de Itaipú, se estima que Paraguay puede desarrollar unos 800 megawatts adicionales con pequeñas centrales hidroeléctricas, cuya inversión total se estima en unos USD 3.000 millones. Señaló que el desarrollo de estos proyectos no solo beneficiarían a la matriz energética sino que dinamizarían la economía y los empleos.
“No es solamente construir la presa, acceso de camino, habitacional, el desarrollo que va a traer esta industria de la energía, es algo que realmente no estamos sabiendo medir y no estamos sabiendo aprovechar”, destacó.
Pero más allá del recurso hídrico, el vicepresidente de APER destacó que el país cuenta con una radiación solar “envidiable” que puede generar energía de forma previsible y óptima, teniendo en cuenta las características del verano paraguayo.
El potencial, señaló, es suficiente como para convertir techos de instituciones públicas en verdaderas subestaciones urbanas. A esto se suma la abundancia de biomasa en el sector forestal y agroindustrial, y un potencial aún incipiente en energía eólica.
Oportunidades para mantener sello verde
En la visión de la APER, Paraguay puede convertirse en un polo regional de energías limpias, capitalizando su sello verde para atraer inversiones y acceder a financiamiento climático internacional, pero el desafío ya no se limita a lo técnico, sino que incluye también el ámbito regulatorio e incluso cultural.
“Hoy en día hay una conciencia verde en cada uno. La juventud está apoyando mucho eso. En la eficiencia, había mencionado también que aparte de la energía renovable, usar inteligentemente nuestra energía”, reflexionó.
Víctor Giménez, vicepresidente de la APER, manifestó que el potencial de las energías renovables del país pueden hacer frente a la creciente necesidad de la industria y la ciudadanía. Foto: Néstor Soto
Las represas hidroeléctricas del país, si bien siguen siendo un símbolo de energía limpia y renovable que posiciona al país a nivel internacional, enfrenta desafíos cada vez más importantes debido a las sequías, por lo que la diversificación se va imponiendo como una necesidad estratégica.
La dependencia casi total de las represas se sintió con fuerza durante las sequías recientes, que redujeron la producción hidroeléctrica y encendieron la alerta sobre la fragilidad del sistema. Diversificar no es un lujo, sino una necesidad estratégica.
En ese sentido, Giménez señaló que el costo de energía podría ser mucho mayor en un futuro con un saturado sistema eléctrico, por lo que la inclusión de nuevas fuentes de energía renovables es necesaria para garantizar el suministro y mantener el estatus de país con energía verde.
Si bien reconoció que nuevas fuentes de energía renovable podrían implicar un incremento del precio acostumbrado, manifestó que se tiene que tener en cuenta que se pagaría por un servicio ininterrumpido, previsible y sostenible.
La energía renovable en el futuro
Paraguay tiene un desafío a corto plazo: en 2030 se pronostica una saturación del sistema eléctrico. En ese sentido, Giménez auguró que el papel de las energías renovables será protagónico en el próximo quinquenio para soportar el desarrollo industrial que requiere previsibilidad frente a la volatilidad climática.
“Va a abaratar costos y va a garantizar el servicio de energía. Es determinante, de base esencial, y muchas de esas empresas ya se dieron cuenta, por eso están iniciando ese proceso, de laboratorio o de probar, y se dan cuenta que es exitoso, es válido y es financieramente interesante”, manifestó.
¿Qué es necesario para avanzar?
De acuerdo con Giménez, es imperativo avanzar en términos legislativos y reglamentarios hacia una ley que permita que la ANDE no se limite a adquirir la energía más barata, para entonces atraer más capitales para explotar energías renovables.
“Vender energía hoy a la ANDE no representa un negocio. La ANDE hoy está regida por la Ley 2.051, que le exige comprar la más barata, y ninguna de estas energías va a competir con una energía ya amortizada como Itaipú”, sostuvo.
En ese sentido, insistió en que se debe generar conciencia sobre la necesidad de que se debe pagar un poco más por la energía y así establecer un mercado más competitivo e innovador.
“Tenemos que realmente concienciarnos que todo lo nuevo va a costar más, pero va a pagar una garantía, no va a tener cortes, no va a tener una calidad de energía”, sostuvo.
El inicio de todo movimiento requiere de un estímulo. Tú automóvil podrá tener el motor más poderoso y el tanque de combustible a full, pero no se pondrá en movimiento sin el estímulo de la chispa que genera con el encendido.
Para que podamos movernos nos hace falta ese mismo estímulo.
Podremos tener mucha energía un corazón fuerte y una mente prodigiosa, pero no se moverá en ninguna dirección mientras no reciba el estímulo que genere dicho movimiento.
En las organizaciones ocurre lo mismo. Difícilmente podría moverse en una dirección determinada, hasta que no exista un estímulo específico que brinde a su gente la energía necesaria.
El estímulo pone en marcha el movimiento. Es por ello que en el ámbito de los negocios concentramos nuestra atención en los grandes temas como productividad, calidad de servicio, cantidad de personal, erogación en salarios, logística, etc., relacionados entre sí con la forma en que usamos la energía.
En diversos aspectos de nuestras vidas y también dentro del ambiente laboral, muchas veces ignoramos el impacto de uno o varios estímulos, concentrando más bien nuestra atención en cómo gastamos la energía, y no qué es o qué lo pone en movimiento.
Todas nuestras decisiones, acciones, conductas y comunicaciones son el resultado de los estímulos que recibimos y de los movimientos que ello genera.
Cualquiera sea la frase utilizada, es un estímulo lo que genera el movimiento que nos lleva a cruzarnos de brazos, colocándonos en una actitud defensiva.
Todas las comunicaciones tienen su origen en un estímulo o conjunto de estímulos específico,aplicándose lo mismo a nuestra conducta.
Como seres humanos, también nos permitimos responder automáticamente a estímulos específicos. Cada vez que detectamos, interpretamos y reaccionamos a un nuevo estímulo, nos condicionamos a reaccionar.
No podríamos tener un buen desempeño si todas las mañanas pensáramos en cómo atarnos el cordón de los zapatos o cómo conducir nuestro automóvil, o qué camino tomamos para ir a la oficina.
Los estímulos, aunque son necesarios, para el aprendizaje se convierten en redundantes cuando la respuesta debe repetirse una y otra vez.
La clave para el éxito está en lograr un cuidadoso equilibrio entre el uso de respuestas automáticas vitales que se requieren para sobrevivir y el uso de respuestas más complejas con un mejor análisis.
Nuestro cerebro es muy bueno para poder detectar problemas, habiendo sido programado desde tiempos inmemorables para hacerlo, sin embargo, es deficiente a la hora de crear soluciones.
No solo es importante la manera en la que seleccionamos los estímulos, sino que, para que el factor estímulo comience a funcionar para nosotros, debemos desarrollar un conocimiento profundo de nuestros sentimientos, emociones y del espíritu arraigado en nosotros que nos impulsan hacia adelante en respuesta a los estímulos seleccionados.
Para que podamos cambiar nuestro comportamiento, hace falta un cambio en los estímulos. Muchas veces repetimos los mismos estímulos sin ser consciente de que no están teniendo ningún impacto en la generación de la respuesta deseada.
Los estímulos ineficaces para que podamos lograr la respuesta deseada también están presentes en nuestros trabajos.
Podría por ejemplo llegar a los funcionarios de parte de la alta gerencia una exportación de hacer esfuerzos para reducir gastos en viajes, horas extras, y otras erogaciones que puedan ser recortadas o eliminadas.
Se trata de un estímulo destinado a motivar al personal para que puedan avanzar hacia una mayor racionalización de gastos operativos y administrativos.
No solo tenemos que cambiar los estímulos que utilizamos para motivar a los demás, sino también los que usamos para motivarnos a nosotros mismos.
Una vida sin estímulos sería como estar en una habitación encerrados a oscuras a prueba de ruido por el resto de nuestras vidas, sin tener contacto alguno con el exterior.
Por lo menos el 70 % de los incendios forestales registrados recientemente en gran parte del territorio nacional fueron ocasionados por causas antrópicas
Ecología del fuego, un amplio campo por estudiar aún en Paraguay
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Paulo César López
paulo.lopez@nacionmedia.com
Fotos: Archivo/Gentileza
El pasado 18 de agosto se recordó el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales, un fenómeno de graves consecuencias ecológicas que ha aumentado en frecuencia y magnitud en los últimos años. A propósito de la fecha, el ingeniero ambiental Óscar Feltes habló con El Gran Domingo de La Nación sobre esta devastadora amenaza ambiental y cómo los ciudadanos pueden contribuir en la prevención.
Cada año contemplamos con dolorosa expectación cómo los incendios forestales consumen millones de hectáreas de bosques en el mundo dejando a su paso territorios devastados, una densa humareda, restos de animales carbonizados y pérdida de vidas humanas.
Estos eventos, además de arrasar los remanentes boscosos poniendo en riesgo el hábitat de especies animales y vegetales, afectan directamente la calidad del agua y del aire y, por ende, la salud humana en su conjunto.
A su vez, estos desastres se retroalimentan recíprocamente con otros fenómenos climáticos extremos como las sequías y las inundaciones, generando un ciclo destructivo con graves consecuencias ambientales y sanitarias.
Feltes, quien como parte de su tesis de posgrado se encuentra realizando una investigación sobre la respuesta de la vegetación ante los incendios forestales en la zona de la comunidad indígena ayoreo de Chovoreca, comparte algunos de los hallazgos de su trabajo y enfatiza la importancia de profundizar los estudios en el campo de la ecología del fuego.
Óscar Feltes, ingeniero ambiental que está realizando una investigación en el entorno del cerro Chovoreca
–¿Cuáles son las principales causas de los incendios forestales que hemos sufrido en los últimos años en el Paraguay?
–Los incendios forestales pueden darse por diversas causas, pudiendo ser tanto naturales como antrópicas. En el caso específico de los incendios que hemos sufrido recientemente en gran parte del territorio nacional, fueron ocasionados por causas antrópicas debido a la inconciencia de las personas, quienes realizan quemas con fines de habilitación de tierras productivas ignorando que en la temporada seca es cuando existe mayor riesgo de incendios debido a que la vegetación se encuentra seca. Esto sería lo que se conoce como cambio del uso de la tierra.
CLASIFICACIÓN
–¿Cuáles son las características que tienen los incendios forestales y cómo se puede definir a estos?
–Existen varias clasificaciones referentes a los incendios forestales. Una de esas es según su forma de propagación. Entre estas están los incendios de superficie, que se propagan quemando la vegetación baja como hierbas, arbustos y hojas secas en el suelo; incendios de copas, donde el fuego se extiende rápidamente por las copas de los árboles; incendios subterráneos, en donde el fuego se propaga bajo la superficie, quemando raíces, turba y materia orgánica del suelo, e incendios mixtos, los que combinan características de incendios de superficie y de copa.
–¿Cuáles son los efectos temporales y permanentes que causan estos eventos?
–Estos fenómenos afectan directamente la salud humana, siendo más susceptibles aquellas personas con problemas respiratorios, pero sus efectos a largo plazo se dan sobre la biodiversidad. Los incendios afectan a las plantas, que en conjunto conforman formaciones vegetales, las cuales sirven de hábitat y fuente de alimentación para los animales. Esto, a su vez, limita la provisión de servicios ambientales que nos brinda la biodiversidad, entre los cuales podemos mencionar la provisión de agua y la regulación de la temperatura.
–¿Qué patrón de comportamiento tienen según la época del año en que se presenten?
–El Paraguay, por ser un país subtropical, tiene dos temporadas bien marcadas: la temporada seca (de marzo a agosto) y la temporada húmeda (de setiembre a febrero). Los incendios se dan principalmente durante la temporada seca, cuando se dan las condiciones propicias para que se generen los incendios: bajo porcentaje de humedad, mayor incidencia de vientos y mayor disponibilidad de combustible (materia vegetal muerta, como pastos secos, hojarasca y ramas secas sobre el suelo, etc.).
MAYOR FRECUENCIA
–¿Existe un aumento de este tipo de eventos? ¿Cuál sería la razón?
–Es una realidad que este tipo de eventos se dan con mayor frecuencia en la actualidad. Esto se debe principalmente a la “limpieza” y quemas que se realizan para habilitación de nuevas tierras para la producción. A esto se suma que con cada incendio se produce material vegetal combustible, el cual se va a acumulando y ocasiona que el siguiente sea más severo y destructivo que el anterior.
–¿En qué proporción la presencia y acción humanas inciden en la ocurrencia de los incendios forestales?
–Diría que por lo menos un 70 % de las ocurrencias de los incendios forestales están directamente influenciadas por la presencia y acciones del ser humano.
–¿Cuál es el promedio de pérdida de masa boscosa que se produce en nuestro país anualmente a causa de esto?
–El 2019 fue uno de los años en los que más superficie quemada se registró en el país, alcanzando más de 2.400.000 hectáreas. Sin embargo, en promedio podríamos hablar de una superficie aproximada de 1.000.000 de hectáreas afectadas por incendios forestales, sin discriminar superficies boscosas de no boscosas. Mayormente nos centramos en calcular las superficies con masa boscosa solamente, pero no hay que dejar de lado las formaciones tipo sabanas (mal llamadas pastizales), que son sumamente relevantes ecológicamente hablando, pues son importantes para varias especies de aves y mamíferos, que las usan con fines de alimentación y refugio.
RECOMENDACIONES
–¿Cuáles son las recomendaciones que hacen los expertos a los ciudadanos para prevenir los incendios forestales?
–Respecto a la prevención de los incendios forestales, la mejor recomendación es no hacerlo, a menos que se tenga preparación y conocimientos para hacerlo y sea absolutamente necesario hacerlo, como es el caso de las quemas prescriptas para implementación de líneas cortafuego.
–En algunas ocasiones no es que la gente solo sea irresponsable e inconciente, sino que en algunas zonas no existe servicio de recolección de basura o este es muy ineficiente, por lo que se recurre a la quema de residuos. ¿Qué se recomienda a los ciudadanos en estos casos?
–Exactamente, no podemos echarle la culpa directamente a la gente. Esto es un problema que requiere de una buena gestión integral de los residuos por parte de los municipios. No obstante, los ciudadanos pueden optar por gestionar sus residuos en casa, adoptando el hábito de la clasificación de residuos teniendo en cuenta las conocidas 3R (reducir, reutilizar y reciclar). De esa manera, estarían colaborando sobremanera con el ambiente. Además, el compostaje es una buena opción para gestionar los residuos orgánicos. Respecto a la quema de residuos, es una práctica totalmente desaconsejada, pues además de contaminar el aire, el agua y el suelo, también afecta la salud humana.
–¿Qué puede adelantarnos sobre el trabajo que está realizando en la zona del cerro Chovoreca?
–Mi trabajo se centró en un área próxima al Monumento Natural Cerro Chovoreca, específicamente en la comunidad indígena ayoreo de Chovoreca. Allí estoy evaluando los efectos de los incendios acontecidos entre el año 2019 y el más reciente, de setiembre del año pasado, sobre la vegetación. Hasta el momento, entre los resultados que hemos obtenido, puedo mencionarles sobre la composición de especies de la zona, siendo algunas de ellas únicas de esa región del país, como una especie de tajy, el Handroanthus abayoy, que solo crece de forma natural en el sur de Bolivia y el norte del Chaco paraguayo; también se encuentran especies propias de la ecorregión del Cerrado (presente en los departamentos de Amambay, Canindeyú y Concepción), las cuales están adaptadas para sobrevivir a los incendios periódicos que se dan en este ecosistema.
Handroanthus abayoy, una de las seis especies de lapachos que hay en Paraguay, fue registrada para el país en noviembre de 2023 en la comunidad ayoreo de Chovoreca
MORTANDAD
–¿Cuáles son algunos de los hallazgos que ha arrojado su estudio?
–La frecuencia con la que últimamente se están dando los incendios hace que estas no tengan el tiempo suficiente para recuperarse, por lo que existe un alto porcentaje de mortandad. Las que sobreviven tienen la capacidad de rebrotar después de un incendio, produciendo rebrotes epicórmicos (cuando los brotes provienen de yemas secundarias, a nivel de la copa), y rebrotes de cepa (cuando rebrotan desde la base, al nivel del suelo). Además, se destaca que la mayoría de las especies que sobreviven en esas condiciones son aquellas con dispersión anemócora (es, decir, que sus semillas se dispersan con ayuda del viento, logrando establecerse en zonas más alejadas del disturbio). Esto nos muestra lo maravillosa que es la naturaleza y todos los procesos naturales que en ella se dan.
–¿Desea agregar algo para ir cerrando la charla?
–Para terminar quiero instar a los jóvenes estudiantes a que desarrollen sus trabajos de tesis en la ecología del fuego, un área de investigación bastante interesante y con pocos estudios a nivel país, que necesita aportes para la comprensión de los fenómenos que se dan posterior a un incendio.
En la ecorregión del Cerrado chaqueño se han registrado especies que están adaptadas para sobrevivir a los incendios periódicos que se dan en este ecosistema
“Hoy es posible identificar con mayor precisión y determinar responsabilidades”
La titular del Instituto Forestal Nacional (Infona), Ing. For. Cristina Goralewski, detalla las acciones que realiza la institución en materia de prevención de los incendios forestales y destaca los avances logrados en el empleo de la tecnología para la identificación y sanción de los responsables de las quemas.
–¿Cuáles son las acciones que realiza la institución para prevenir los incendios forestales?
–El Infona implementa diversas acciones orientadas a la prevención de incendios forestales, entre las cuales se destacan el uso de herramientas tecnológicas especializadas, como:
1. Portal de Manejo Integral del Fuego: Esta plataforma digital permite la gestión estratégica de la información relacionada con el fuego, facilitando la planificación, prevención y respuesta ante incendios forestales. A través del portal, se accede a datos sobre focos de calor y fuegos activos, riesgos de incendios, alertas tempranas y riesgos de ocurrencia.
2. Visor de Monitoreo de Incendios Forestales: Es una herramienta interactiva que ofrece visualización en tiempo real de focos de calor detectados por sensores satelitales. Esta herramienta permite a las autoridades y al público en general identificar zonas de riesgo, seguir la evolución de eventos activos y tomar decisiones informadas en cuanto a medidas de prevención o control.
Además de estas herramientas, el Infona complementa sus acciones con capacitaciones, campañas de concienciación a través de redes sociales, cooperación con cuerpo de bomberos y comunidades locales para fortalecer la gestión y el manejo integral del fuego a nivel nacional.
La titular del Instituto Forestal Nacional (Infona), Ing. For. Cristina Goralewski
–¿Cuáles son las recomendaciones que la institución hace a la población en caso de presenciar incendios forestales y para evitarlos?
–Teniendo en cuenta que en Paraguay la mayoría de los incendios son causados por actividades humanas, ya sea de manera involuntaria o intencional, la principal forma de evitarlos es la concientización sobre los riesgos y consecuencias de los incendios, además de evitar malas prácticas en el manejo del fuego, como ser la quema no controlada de residuos agrícolas y forestales, quema de basura, la negligencia en la gestión de fuegos de campamento, fogatas y colillas de cigarrillo, entre otros. Estas prácticas, combinadas con factores climáticos como altas temperaturas y baja humedad, aumentan la vulnerabilidad de los bosques y pastizales a la ignición, y crea condiciones propicias para la propagación del fuego. En caso de un incendio forestal es importante actuar de inmediato, llamando a los bomberos voluntarios, al número 132, a la Policía Nacional, 911, o la municipalidad local.
MONITOREO Y SANCIÓN
–¿Se ha avanzado en la identificación y sanción a los responsables de los incendios?
–Sí. Con la creación e implementación del Sistema de Monitoreo Forestal, reforzado recientemente con la herramienta específica de Monitoreo de Incendios, hoy es posible identificar con mayor precisión y determinar responsabilidades. Este sistema constituye un hito institucional, ya que permite atribuir tanto responsabilidades administrativas como penales, de manera que las autoridades competentes avancen en los procesos correspondientes. Un caso emblemático es el ocurrido en la Reserva Natural Chovoreca, que derivó en la aplicación de la multa máxima prevista por la normativa vigente. Este precedente demuestra que el sistema no solo posibilita la detección oportuna, sino también la sanción efectiva de los responsables.
–¿Qué instrumentos ya sean jurídicos o de otra naturaleza usted considera que son necesarios para mejorar la prevención?
–En materia jurídica, el país cuenta con la Ley N° 6818/21, que tiene el objeto de establecer acciones, normas y procedimientos para el manejo integral del fuego, así como establecer medidas de prevención para salvaguardar la vida, la salud y los bienes de las personas, así como de los ecosistemas. Esta ley se encuentra reglamentada por el Decreto 2868/24, que complementa aspectos de su aplicación y coordinación, que constituyen un marco relativamente nuevo. Su implementación se encuentra en proceso –un ejemplo concreto es la primera quema prescrita realizada recientemente–, lo cual es parte natural de la etapa inicial de cualquier normativa. A estos avances se suman instrumentos de gestión que fortalecen la prevención, como el Sistema de Monitoreo Forestal y el Portal de Monitoreo de Incendios, recientemente lanzados. Estas herramientas generan mayor eficiencia y eficacia en la detección de focos, y permiten aplicar con mayor rigor lo establecido en el Decreto N° 7774/22 en materia de sanciones. De hecho, el uso del sistema ya ha derivado en procesos sancionatorios, incluyendo casos con multas de hasta el máximo previsto por la normativa, lo que constituye un precedente clave para fortalecer la prevención y la responsabilidad en estos casos.