Irán suspendió este miércoles su cooperación con la agencia de energía atómica de la ONU, contra la que multiplicó las acusaciones al hilo de la reciente guerra con Israel. La guerra de 12 días iniciada el 13 de junio con los bombardeos israelíes agravó las tensiones entre Teherán y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El 25 de junio, al día siguiente del alto el fuego anunciado por Estados Unidos, el legislativo iraní aprobó un proyecto de ley que suspende la cooperación con el OIEA. Posteriormente fue aprobada por el Consejo de Guardianes, un organismo encargado de examinar las leyes, antes de ser ratificada el miércoles por el presidente iraní, Masud Pezeshkian.
“Masud Pezeshkian promulgó la ley que suspende la cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica”, indicó la televisión estatal. Las autoridades iraníes han criticado duramente al OIEA por lo que califican como el “silencio” de la agencia ante los ataques israelíes y estadounidenses contra sus sitios nucleares.
Teherán también fustigó a la agencia por una resolución adoptada el 12 de junio, víspera de las hostilidades israelíes, que acusaba a Irán de incumplir sus obligaciones nucleares. Según Irán, esa resolución sirvió de “excusa” para los bombardeos israelíes. El país rechazó una solicitud del jefe del OIEA, el argentino Rafael Grossi, de visitar los sitios nucleares bombardeados. En tanto, el ultraconservador diario iraní Kayhan publicó recientemente que hay unos supuestos documentos que prueban que Grossi es un espía israelí y debe ser ejecutado.
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“Malas intenciones”
Irán ha dicho que la solicitud de Grossi de visitar los sitios bombardeados refleja sus “malas intenciones”, aunque insistió en que no hay amenazas en su contra o contra los inspectores del organismo. Por su parte, el portavoz de la cancillería iraní, Esmaeil Baqaei, afirmó que suspensión de la cooperación con el OIEA refleja la “preocupación y enojo de la opinión pública iraní”.
La guerra de 12 días comenzó cuando Israel lanzó una campaña de bombardeos contra Irán que mató a altos comandantes militares y científicos nucleares, a lo que Teherán respondió con olas de misiles y drones contra Israel. Estados Unidos, aliado de Israel, bombardeó el 22 de junio las instalaciones nucleares iraníes de Fordo, Isfahán y Natanz.
La guerra dejó más de 900 muertos en Irán, según el poder judicial, mientras que 28 personas murieron en Israel, de acuerdo con las autoridades de este país. El presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró que las tres instalaciones nucleares iraníes fueron “totalmente destruidas” con los bombardeos, pero la magnitud del daño no está clara.
Fuente: AFP.
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Tomar el desayuno y correr al búnker en 90 segundos
Cuando empiezan a sonar las sirenas de alerta sobre los cielos de Tel Aviv, la familia Weisman y millones como ellos buscan refugio de los misiles en camino y hoy continúan recogiendo los escombros de sus vidas.
Vera Lucía Papaterra, de origen dominicano, reportera del periódico estudiantil The Independent Florida Alligator (Gainesville, EE. UU.) busca ser una corresponsal internacional y fue invitada a Israel por la agencia de noticias del Medio Oriente para el mundo hispano parlante, Fuente Latina, para adentrarse a lo más profundo de un país que sigue en guerra pero que una vez más, da muestra de resiliencia, tras los ataques sufridos desde Irán, semanas atrás.
Una de sus entrevistadas fue una mujer israelí residente en Tel Aviv, Hadar Weisman, quien le relata como es la vida casi cotidiana bajo el sonar de las sirenas.
El decir por favor y gracias. Cómo usar cubiertos. Respetar a los mayores. A esa lista de lecciones básicas, la israelí Hadar Weisman añadió una que sus hijos repiten sin dudar: qué hacer en los 90 segundos después de que suenan las sirenas que indican que algún o varios misiles vienen en camino.
El 22 de junio de 2025 fue uno de esos días. En la llamada “Guerra de los doce días”, Israel y Estados Unidos habían atacado instalaciones nucleares iraníes e Irán había devuelto el fuego, lanzando decenas de misiles contra Israel. Varias zonas residenciales de Tel Aviv y en otras ciudades resultaron impactadas; 30 personas fallecieron y al menos 23 personas quedaron heridas. En Tel Aviv resultaron con daños severos varios edificios de Ramat Aviv,incluido el de Weisman. Fue una mañana de concreto roto y vidrios pulverizados que dejó a miles de israelíes sin casas, aunque con vida.
Misma sirena, diferente final
Aquella mañana, a las 7:23, tocaron a la puerta de Weisman. Eran los repartidores de un gavetero que había pedido una semana antes. Lo pusieron en el dormitorio. Apenas salieron, sonó la alerta. “Estamos muy acostumbrados a entrar al cuarto seguro”, cuenta Weisman. “Con los niños lo hacemos desde antes del 7 de octubre (del 2023 cuando terroristas de Hamás atacaron Israel)”.
Todos en casa de Weisman estaban ya vestidos y despiertos por el ruido de los obreros, así que caminaron con calma hacia la mamád, la habitación reforzada que muchos israelíes tienen en sus casas para protegerse de los misiles. El impacto llegó minutos después. El misil cayó entre los edificios de la cuadra. Ninguna estructura recibió un golpe directo, pero el golpe de la onda expansiva convirtió la casa en escombros. “Todo el edificio se sacudió y se cortó la luz”, recuerda Weisman, doctora en economía y profesora de microeconomía en la Universidad de Tel Aviv que vivía en ese apartamento desde 2019. “Nos quedamos 45 minutos en la oscuridad, sin saber qué habría cuando abriéramos la puerta”.
Sentados con una bolsa de caramelos
Dentro del cuarto seguro, un detalle dominguero: la tapa plástica del conducto del aire acondicionado salió volando y por ahí entraron polvo y residuos del edificio tras el impacto. Sentados en un colchón, con el teléfono en una mano y una bolsa de caramelos en la otra, los padres usaron el tiempo para hacer llamadas y tranquilizar a los niños. El mayor, de nueve años, lloró pensando en sus juguetes.
El impacto en el más pequeño, su hijo de tres años y medio, se mide más allá de una preocupación por sus cosas. En sí, el niño siempre pregunta la ubicación del cuarto seguro —como quien pregunta por el baño— cuando llega de visita a una casa desconocida. “Es una forma de vida y no debería serlo”, dice visiblemente emocionada Weisman. “No es manera de criar a nuestros hijos”.
Afuera, el grupo de WhatsApp del edificio se convirtió en un mapa humano. Vecinos reportaban quién estaba adentro y quién estaba en la calle para que los equipos de rescate no perdieran tiempo en búsquedas inútiles. Policías, bomberos y la unidad de rescate de la Fuerza de Defensa israelí subieron piso por piso. Forzaron la puerta acorazada del quinto piso, que quedó doblada, del apartamento de los Weisman. “Menos mal que esperamos”, dice. “Si hubiéramos intentado salir, el corredor estaba cubierto de muebles y cosas caídas. Nos habrían caído encima”.
Hay que mantener la rutina
El edificio de Weisman es uno de los más nuevos en el barrio y sus cimientos resistieron mejor que otros. Otros en la cuadra, no tanto. La familia pasó dos semanas en un hotel y luego consiguió un subarriendo en el mismo barrio para que los niños siguieran asistiendo a su misma escuela y su kínder. “Volveremos, dicen que para Pascua”, explica, con ese optimismo que nace de una rutina resistente. “Creo que será más tarde, quizá en julio”, añade con una sonrisa corta, como quien ya aprendió a negociar con la incertidumbre.
El ataque del 22 de junio fue parte de una escalada de doce días que cruzó fronteras y agendas políticas. Para Weisman, sin embargo, la política se traduce en una caminata sabatina. Ella asiste cada sábado a las manifestaciones por la paz que se llevan a cabo en la avenida Begin de Tel Aviv, donde discurso tras discurso pide el fin de la guerra y el retorno de todos los rehenes. “Voy desde antes de octubre”, cuenta, refiriéndose al 7 de octubre del 2023. “Esto no puede seguir así. Incluso si alguien creyó que al principio había justificación, ya no se ve un final ni resultados positivos. Es la forma equivocada de hacer las cosas”.
Su crítica tiene varios destinatarios. A su gobierno, que a su juicio no ha ofrecido una salida real ni ha priorizado un acuerdo para los rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre. A Hamás, “una organización terrible, mala para Israel y aún peor para los gazatíes”. Y a cualquiera que crea que “disparar es mejor que hablar”, o que la vida de alguien vale menos que “un pedazo de tierra”. “Es inexcusable porque es obra humana”, dice Weisman, y la frase le tiembla en la garganta.
La confianza, admite, ya estaba dañada antes de octubre. “Siguen intentando cambiar el Estado de derecho en medio de la guerra”, señala Weisman sobre las modificaciones constitucionales que el gobierno trata de implantar para fortalecer los poderes ejecutivos y legislativos a expensa del judicial, algo que ha creado malestar en sectores de la sociedad israelí. Weisman escucha rumores sobre comicios, sospechas de fraude y un clima que erosiona las instituciones. Aun así, la decisión íntima no es simple. “Si nos paramos y decimos que esto es demasiado y nos vamos, ¿quién se queda? ¿Los que creen que esto está bien? Tampoco quiero que mi hijo cargue con esto”. Lo discuten en casa, una y otra vez.
Como casas de muñecas
Al volver a su apartamento en ruinas para recoger papeles y ropa, Weisman mira por la ventana y ve fachadas abiertas como casas de muñecas. Luego baja la mirada al pasillo, donde antes no se podía caminar sin tropezar, y recuerda la lección que repite a los niños: Hay una alarma. Se hace lo que toca. La vida va primero. “Estamos bien”, les dice. “La casa es solo cosas”.
La normalidad se despega a veces en pequeños gestos. Volver al subarriendo con mochilas y bolsas. Hacer la tarea de matemática. Preparar una cena sencilla. Y sí, repetir las reglas: por favor y gracias, respetar a los mayores, así se agarra un tenedor. Y esa otra, más urgente y aprendida a la fuerza, que suena como un juego pero enseña a sobrevivir: Sirenas en el aire. Un minuto y medio. Respira. Vete al búnker. Cierra su puerta reforzada. Espera. Vuelve a salir. Sigue adelante.
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Paraguay será sede de la Secretaría Técnica del Camino de los Jesuitas en Sudamérica
Paraguay albergará la Secretaría Técnica del Camino de los Jesuitas en Sudamérica, institución de la ONU Turismo, hecho que desde la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) consideran estratégico y en línea con el creciente protagonismo del país en el ámbito turístico internacional.
El director regional para las Américas de la ONU Turismo, Gustavo Santos, anunció la decisión de que Paraguay sea la sede de dicha secretaría, en el marco de la 70 edición de la reunión de la Comisión Regional para las Américas, desarrollada en Lima, Perú.
La Senatur destaca que la instalación de esta oficina en territorio paraguayo representa un reconocimiento al liderazgo regional de Paraguay, y una oportunidad para la articulación de políticas, asistencia técnica y promoción de proyectos turísticos de alto impacto para la región.
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Igualmente, refieren que uno de los ejes prioritarios que impulsará esta oficina será el fortalecimiento del “Camino de los Jesuitas”, un producto turístico multidestino que une a Paraguay con Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay, y Chile, que busca poner en valor el legado jesuítico-guaraní a través de experiencias culturales, históricas y espirituales únicas.
Esta iniciativa contribuirá a proyectar al país como un centro de cooperación regional, impulsando el desarrollo turístico con enfoque comunitario, la diversificación de la oferta y la promoción conjunta de destinos con identidad cultural compartida.
La Senatur asegura que Paraguay, con su riqueza histórica, autenticidad y vocación integradora, avanza con paso firme hacia un modelo de turismo más humano, sostenible e inclusivo, con visión regional y proyección global.
Misiones jesuíticas en Paraguay
La Compañía de Jesús se estableció con reducciones en distintos puntos del otrora imperio español en Sudamérica, en los actuales territorios de Paraguay, Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay en el siglo XVII.
Hasta su expulsión en 1767, los jesuitas establecieron unas 30 reducciones en dichos territorios, que en su mayoría fueron reconstruidos y conservados. Algunas de estas misiones, como la de Jesús de Tavarangüé y la de Santísima Trinidad del Paraná, fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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Irán pierde la paciencia y amenaza a EE. UU. y a Israel si vuelven a atacar
El ministro iraní de Relaciones Exteriores Abás Araqchi advirtió el lunes que su país responderá “de manera más decisiva” en caso de nuevos ataques de Estados Unidos e Israel.
Araqchi parece reaccionar a nuevas amenazas expresadas el lunes por el presidente estadounidense Donald Trump.
“Aniquilamos sus capacidades nucleares. Pueden volver a comenzar, pero si lo hacen, las aniquilaremos en un abrir y cerrar de ojos”, dijo Trump sobre Irán, durante su estadía en Escocia.
“Si la agresión se repite, no dudaremos en reaccionar de manera más decisiva”, escribió el ministro iraní en un mensaje publicado en X.
“Si hay temores sobre un eventual desarrollo de nuestro programa nuclear para fines no pacíficos, la opción militar se ha mostrado ineficaz, pero una solución negociada podría funcionar”, añadió.
Israel lanzó el 13 de junio una campaña de bombardeos sin precedente contra Irán, matando a altos mandos militares y científicos relacionados con el programa nuclear iraní, así como a centenares de civiles.
Irán respondió con misiles y drones lanzados contra Israel. La guerra duró 12 días.
Israel dijo que actuó contra el programa nuclear iraní, percibido como una amenaza existencial, y no descartó nuevos bombardeos si Irán trata de reconstruir sus instalaciones.
Estados Unidos por su parte bombardeó instalaciones nucleares claves en Fordo, Isfahán y Natanz en Irán.
La Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirma que Irán es el único país no dotado con arma nuclear que enriquece uranio al 60 %.
Para fabricar una bomba, el enriquecimiento debe ser llevado al 90 %.
Israel y las potencias occidentales acusan a Irán de querer dotarse del arma nuclear, acusación que el gobierno iraní rechaza desde hace años.
Fuente: AFP
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Jefe de la ONU llama al sector de la IA a liderar la transición energética
El secretario general de las Naciones Unidas llamó el martes a la industria tecnológica impulsora de la inteligencia artificial (IA) a liderar el cambio hacia energías renovables, cruciales en la lucha contra el calentamiento global.
“Nada puede detener la transición energética”, afirmó Antonio Guterres durante un discurso en el que atacó una vez más al sector de los combustibles fósiles, cuyos esfuerzos por evitar esta revolución, dijo, están “condenados al fracaso”.
Y en esta transición, “el sector tecnológico debe liderar”, enfatizó. “La IA puede aumentar la eficiencia, la innovación y la resiliencia en los sistemas energéticos, y debemos aprovecharlo”.
Pero un típico centro de datos de IA, donde se procesa la información, utiliza tanta electricidad como 100.000 hogares comunes, advirtió.
Y se prevé que este consumo aumente aún más. Según un informe del equipo climático del secretario general, publicado con su discurso, los centros de datos, alimentados principalmente por gas y energías renovables, consumieron alrededor del 1,5 % de la electricidad mundial (415 TWh) en 2024.
Sin embargo, se calcula que esta cifra se duplicará con creces para 2030, alcanzando unos 945 TWh, lo que equivale aproximadamente al consumo anual de electricidad de Japón en la actualidad.
“Esta situación es insostenible y está en nuestras manos solucionarla”, insistió Guterres. “Hoy llamo a cada empresa tecnológica importante a que alimente todos los centros de datos con energía 100% renovable para 2030”.
“Sensatez económica”
Al abogar por las energías renovables, el secretario general de la ONU destacó no solo su importancia para el clima, sino también la “sensatez económica” de su implementación.
Un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés), también publicado en esta ocasión, muestra que las energías renovables son la opción más competitiva en costos.
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En 2024, más del 90 % de las nuevas instalaciones industriales renovables suministraban electricidad “más barata que las alternativas más económicas basadas en combustibles fósiles”, indica.
Sin embargo, si bien las energías renovables, impulsadas por la energía fotovoltaica, experimentaron un crecimiento récord en 2024, con 582 gigavatios instalados, el desarrollo de infraestructuras y las conexiones a la red “no siguen el mismo ritmo”, señaló Guterres.
“La matriz energética mundial sigue dominada por los combustibles fósiles”, los principales responsables del cambio climático, subrayó.
La transición energética “aún no es lo suficientemente rápida ni equitativa. Los países de la OCDE y China representan el 80 % de la capacidad mundial de producción de energía renovable instalada. Brasil e India, casi el 10 %. África, solo el 1,5 %”, explicó.
“Una quimera”
Guterres instó a los gobiernos a convertir sus nuevos compromisos climáticos, que deben presentar antes de la COP30 en Brasil en noviembre, en el motor de una transición energética irreversible.
Esto supone duplicar la eficiencia energética, triplicar la capacidad de energía renovable para 2030 y eliminar gradualmente los combustibles fósiles.
“Con demasiada frecuencia, los gobiernos envían mensajes contradictorios: un día, objetivos ambiciosos en materia de energías renovables; al siguiente, nuevos subsidios a los combustibles fósiles y medidas que promueven su expansión”, se lamentó el jefe de la ONU.
En términos más generales, los nuevos planes deben ser lo suficientemente ambiciosos como para no superar el límite de calentamiento de 1,5° C con respecto a la era preindustrial, el objetivo ideal del Acuerdo de París.
Pero este límite “se está convirtiendo, más que nunca, en una quimera”, advirtió Guterres.
Según la ONU, 2024 fue el año más caluroso registrado, culminando una “década extraordinaria de temperaturas récord”.
- Fuente: AFP
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