- Washington, Estados Unidos. AFP.
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Albert Ramdin, pidió una “desescalada” en Oriente Medio y defendió una “agenda de modernización y cambio” al inaugurar ayer miércoles la 55.ª Asamblea General de la organización en Antigua y Barbuda. En el segundo día de un frágil alto el fuego entre Irán e Israel, Ramdin llamó a mantener “la paz y la seguridad” tras la guerra de 12 días entre ambos países, en la que intervino Estados Unidos, miembro de la OEA, con bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes.
“Ante la escalada de las recientes acciones militares en Oriente Medio, los conflictos en curso deben evitarse a toda costa“, dijo Ramdin en su discurso de apertura. “Exigimos la desescalada y la moderación, ya que las partes deben recurrir a medios diplomáticos y pacíficos para resolver este conflicto”, añadió el surinamés en un discurso en el que destacó “la fortaleza” de la OEA, pero también sus desafíos.
“Debemos tener una visión clara del camino a seguir: la polarización política, el crimen organizado transnacional, la desigualdad y la alteración climática seguirán poniendo a prueba” la región, advirtió. Como antídoto, Ramdin apuesta por modernizar la OEA, fortalecer la coordinación interna y las alianzas estratégicas y garantizar una mayor sostenibilidad financiera.
Lea más: Instalaciones nucleares iraníes fueron “totalmente destruidas”, ratifica Trump
“Hago un llamamiento a todos los Estados miembros para que apoyen plenamente la agenda de modernización y cambio y asuman un papel activo en la construcción del futuro de esta organización”, afirmó durante un acto amenizado con música. Hasta el viernes por la noche, la OEA examinará temas como la grave situación política y de seguridad en Haití, la financiación del presupuesto, la crisis de salud mental en las Américas o la cuestión de las islas Malvinas.
El viernes los países miembros de la organización elegirán a tres miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a la que se presenta, entre otros, la disidente cubana Rosa María Payá, apoyada por Estados Unidos. También elegirán a otros tres miembros del Comité jurídico interamericano, uno del tribunal administrativo, otro del comité de auditoría y dos del Centro de estudios de justicia de las Américas.
Lea también: “Papito”: el polémico elogio de Rutte para referirse a Trump
Compiten por su influencia
La Asamblea General de la OEA se ha convertido ayer miércoles en el último escenario de la rivalidad entre China y Estados Unidos, que compiten por su influencia en América Latina y el Caribe. Más de 20 países de las Américas se han sumado a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, un proyecto central en la estrategia del presidente chino, Xi Jinping, para expandir la influencia económica y política. Es el principal socio comercial de países como Brasil, Perú y Chile y gana terreno en otros.
A pesar de ello, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial a nivel regional y es más influyente en cooperación en seguridad. “China y los países de América Latina y el Caribe son miembros de la familia del sur global”, afirmó el representante chino, Xie Feng, durante un foro en el que participaron los observadores permanentes de la Organización de los Estados Americanos (OEA), justo antes del comienzo oficial de la Asamblea General en Antigua y Barbuda.
“La confrontación entre bloques es intensa” y “China y los países de América Latina y el Caribe deben mantenerse en el lado correcto de la historia”, sostuvo Xie. Según él, la cooperación de su país con la región “no tiene cálculos geopolíticos, no se dirige a terceros” y “debe estar exenta de interrupciones por parte de terceros”.
Estados Unidos, país miembro de la OEA, opina lo contrario. En una rueda de prensa en Washington, una funcionaria del Departamento de Estado que pidió mantener el anonimato advirtió el lunes que Estados Unidos está determinado a “impedir que China abuse de su condición de observador permanente para tratar de socavar” el “objetivo de democracia y progreso económico”. El representante estadounidense en el foro, Michael Kozak, insistió ayer miércoles en que “los observadores que donen fondos a la OEA deben respetar los principios consagrados en la Carta Democrática Interamericana”.
“Nos opondremos a todos los esfuerzos de cualquier miembro u observador que pretenda aprovechar las contribuciones financieras para socavar las reformas o debilitar la democracia en las Américas”, añadió. Pero Xie presumió de números. “El comercio entre China y los países de América Latina y el Caribe superó los 500.000 millones de dólares estadounidenses el año pasado” y “la inversión china en la región ha sobrepasado los 600.000 millones”, declaró.