- Buenos Aires, Argentina. AFP.
El presidente de Argentina, Javier Milei, señaló ayer jueves en un comunicado que recibía con “profunda esperanza” la noticia de la elección de Robert Prevost como el papa León XIV y pidió que defienda “pilares” como la vida, la libertad y la propiedad privada. “Con profunda esperanza recibimos la noticia de la elección del nuevo Santo Padre, y este cónclave marca un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia y del mundo”, señala el texto publicado por la Oficina de la Presidencia.
El mensaje del mandatario ultraliberal añade que espera que el nuevo pontificado “sea un tiempo de unidad, de verdad sin temor y de caridad sin reservas”. “Hoy más que nunca, anhelamos que la voz del Papa resuene con fuerza en la defensa de los pilares que han sostenido la civilización: la vida, como don principal; la libertad, como don sagrado del Creador; y la propiedad privada, como fundamento de la responsabilidad personal y del desarrollo de los pueblos”, dijo el presidente.
Finalmente, en línea con la llamada batalla cultural que libra desde su asunción en diciembre de 2023, agregó que espera que la “palabra y testimonio” de León XIV “sean escudo frente a la cultura de la muerte, al totalitarismo creciente y al relativismo inmoral”.
Lea más: León XIV pide a la Iglesia ser un “faro que ilumina las noches del mundo”
El presidente no hace mención al fallecido papa Francisco, a quien había criticado duramente antes de asumir su mandato por considerarlo de izquierda. Tras la muerte del argentino el 21 de abril, sin embargo, Milei señaló que había sido un “honor” conocerlo en su “bondad y sabiduría”.
La solemnidad del texto contrasta con la publicación en su cuenta personal en la red social X, donde compartió una imagen generada con inteligencia artificial de un león -apodo con el que lo identifican sus seguidores- vestido como el papa de la Iglesia católica, con el texto: “Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro”. Milei viajará a El Vaticano para asistir a la ceremonia de inauguración del pontificado, anunció el portavoz presidencial, sin precisar la fecha.
Lea también: Prevost “abrió la senda” en Perú a la defensa de víctimas de abusos
Dejanos tu comentario
León XIV quiere seguir el camino de Francisco
El papa León XIV visitó ayer sábado la tumba de su predecesor Francisco tras pronunciar un discurso ante los cardenales, en el que se declaró “humilde siervo de Dios” y afirmó querer seguir el camino trazado por el jesuita argentino.
Durante la jornada León XIV, quien pertenece a la Orden de San Agustín, también visitó la basílica de Nuestra Señora del Buen Consejo de Genazzano, a 50 kilómetros al sureste de Roma, indicó El Vaticano.
Antes, en una reunión de cardenales en la Santa Sede, el 267.º pontífice de la Iglesia católica dio algunas pistas sobre sus prioridades y estilo. El nuevo papa fue ovacionado al entrar en la sala de conferencias vestido con una túnica papal blanca, según muestra un video difundido por el Vaticano.
Nacido en Estados Unidos y nacionalizado peruano, el pontífice explicó que la elección de su nombre papal refleja su compromiso con las causas sociales defendidas por León XIII, que durante el siglo XIX fue un decidido defensor de los derechos de los trabajadores.
“Pensé tomar el nombre de León XIV. Hay varias razones, pero la principal es porque el papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial”, declaró el pontífice de 69 años.
Dejanos tu comentario
León XIV: el flamante papa que como Francisco asume “la vida como viene”
- Ricardo Rivas
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Archivo/AFP
Los 69 años del nuevo pontífice permiten imaginar que lo será por mucho tiempo. A diferencia de los monarcas y jefes de Estado de su tiempo, sus responsabilidades irán más allá de los mandatos constitucionales. Sin duda será un arquitecto relevante de la aldea global de hoy y de mañana.
“A papa muerto, papa puesto”, dijo con calma y muy lentamente un anciano casi centenario, de misa diaria, en el atrio de una pequeña capilla ubicada en los suburbios de un pueblito bonaerense en el momento en que la única campana de ese templo comunitario católico sacudió la siesta con fuerza inusual y en una hora imprevista.
Desde el Vaticano, en la tele de un bodegón olvidable, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti (73) expresó solemnemente: “Annuntio vobis gaudium magnum: ¡Habemus papam!”.
El Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel (93), sonrió con satisfacción. “¡Un gringo!”, dijo. “Hoy mismo le voy a escribir”, agregó mi tan querido como viejo amigo y maestro que alguna vez me dijo que con Francisco “supimos construir una amistad”.
El elegido, Robert Francis Prevost (69), es un hombre joven. De la orden de los frailes agustinos. Entre 2000 y 2004 vino con frecuencia a la Argentina, visitó Salta, Jujuy, Catamarca, Tucumán y se alojó en avenida Las Heras al 2500 cuando pernoctó en Buenos Aires.
MISIÓN
Heredero de san Agustín, como él sostiene que el hombre “tiene un corazón y un alma”. En la montaña prefiere andar a lomo de mula y no le gusta caminar en soledad. “Me habéis llamado para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión y quiero que vosotros caminéis conmigo”, dijo en la primera misa que celebró como pontífice el viernes en la Capilla Sixtina. Aunque, en ese mismo templo histórico, formalmente oficiará nuevamente para iniciar su pontificado el 18 de mayo próximo.
Es muy probable que para entonces regresen a la Santa Sede presidentes, monarcas, jefes y jefas de Estado, delegaciones de otros credos para acompañar a quien –desde el jueves– es León XIV.
Una clara definición ideológica. León XIII –Gioacchino Vincenzo Raffaele Luigi Pecci–, pontífice entre 1878 y 1903, nacido el 2 de marzo de 1810 y fallecido el 20 de julio de 1903, también es llamado “el papa de los obreros”.
De su encíclica “Rerum novarun” (Cosas Nuevas), se desprende la doctrina social de la Iglesia, que apunta a la dignidad humana y, en ese contexto, aboga por la justicia social. Eran aquellos los tiempos de la Revolución Industrial. El salario justo y las condiciones laborales eran los temas centrales en el debate de las organizaciones obreras. ¿Cómo hoy?
CAMINO PROBABLE
León XIII abogaba por sindicatos católicos del tipo de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT). El probable camino de León XIV pareciera estar claramente definido por él mismo. “¡La paz esté con todos ustedes!, queridísimos hermanos y hermanas”, fueron las primeras palabras que expresó públicamente cuando con el hábito blanco se dirigió a quienes se encontraban en la plaza de San Pedro, aunque, en verdad, se expresaba “urbi et orbi”.
Fue breve y preciso. Al momento de bendecir, recordó la “voz débil pero siempre valiente del papa Francisco” cuando unas pocas horas antes de morir bendijo “al mundo entero”. Con esa perspectiva emergente de ese ejercicio de memoria reciente, León XIV fue más allá: “Permítanme dar continuidad a esa misma bendición” del pontífice que lo precedió.
En diálogo franco con el pueblo de Roma –ciudad de la que también es obispo– exhortó a la unidad “para ser un solo pueblo siempre en paz” y dio “¡gracias al papa Francisco!”.
Sabe de qué habla. Fue mediador en procura de la paz en Sudán, Somalia y Eritrea. Compenetrado con la Agenda 2030, trabaja intensamente en la promoción y defensa de los derechos humanos y el desarrollo sostenible al tiempo que aboga por la libertad religiosa.
Su palabra y acción permiten imaginar que, como Francisco, asume “la vida como viene”. En la Argentina, la Conferencia Episcopal (CEA) está reunida en la Casa de Retiros El Cenáculo-La Montonera, en la localidad bonaerense de Pilar, unos 68 kilómetros al norte de Buenos Aires.
JÚBILO
La elección de León XIV –que allí se siguió en tiempo real– fue celebrada con aplausos y vítores con reminiscencia futbolística. Hubo “abrazos de gol”, como gustaba decir Roberto Alfredo Perfumo (1942-2016), aquel enormísimo defensor del Racing Club al que también llamábamos el Mariscal.
Inglés, español, italiano son las tres lenguas en las que se ha expresado públicamente desde que dejó de lado su nombre de bautismo el que ahora es León XIV. Estadounidense nativo de Chicago y peruano por opción, extraña jugar tenis.
“Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo, así que tengo muchas ganas de volver a la pista. Mi nuevo trabajo (cardenal entonces) no me ha dejado mucho tiempo libre para ello hasta ahora”, reconoció poco tiempo atrás cuando fue entrevistado en augustinianorder.org, un portal de la Orden Agustiniana.
Deplora lo que percibe como un retroceso de la fe en favor de “otras certezas como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder y el placer (…) porque la falta de fe conduce a menudo a la tragedia”.
LEGADO
El papa estadounidense y peruano como receptor del legado del papa Francisco ocupará buena parte del análisis en los tiempos que corren no solo entre las y los creyentes de la fe católica. También lo será entre quienes no tienen esa creencia y hasta entre quienes no creen, una característica bien diferente de las personas que se declaran ateas.
En los Estados Unidos, el presidente Donald Trump hizo público su beneplácito por la elección de su compatriota Prevost y asegura sentirse “honrado” con el nuevo pontífice.
El padre Robert Hagan, cercano al flamante papa, sostuvo en diálogo con la CNN que León XIV “representa todo lo que es bueno de ser estadounidense, el trabajar por la libertad, la justicia y la oportunidad para todas las personas, que son los valores principales sobre los que se fundó este país. Él es un instrumento, un promotor de todas las cosas buenas que tenemos en común”.
No se conoce hasta el momento de construir este texto cuántos votos acompañaron la elección del cardenal Prevost. Aunque es claro que fueron por lo menos 89. Atrás quedaron las absurdas especulaciones sobre cómo está constituido el Colegio Cardenalicio y que algunos de sus integrantes –provenientes de 71 países– nunca se habían visto personalmente.
Al parecer, tampoco fue impedimento para alcanzar los dos tercios de las voluntades electorales en su favor que muchos de quienes participaron del cónclave no hablaran más que en sus lenguas natales. No.
COMUNICACIÓN
¿Cómo se comunican… cómo dialogan?, le pregunté a un querido amigo monseñor que desde algunas décadas se encuentra en Roma, mientras compartíamos un par de cafés ristrettos, como solo los preparan los romanos. “El Espíritu Santo”, respondió con una leve sonrisa.
La memoria me retrotrajo hasta mis días de estudiante secundario cuando en el Instituto San Román –de los agustinos asuncionistas– en mi pueblo natal, el Bajo Belgrano –unos 1.200 kilómetros al sur de mi querida Asunción– los curas nos obligaban a leer el Libro de los Hechos de los Apóstoles.
“El día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos (…). Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”.
¡Dale!, respondí incrédulo entonces. ¡Me arrepiento, amigo G!”. La cultura de las organizaciones –eclesiales o de cualquier tipo– son muy particulares y, en general, quienes no participan de ellas –y aun de buena fe– las incomprenden, las analizan o las ponderan con imprecisiones.
La literatura y el cine no pocas veces inducen a imaginar conspiraciones con pinceladas de tradiciones y misticismos que, como conductas humanas, claramente existen, pero no son una práctica constante.
RUMBO
Pero, una vez más, la muerte del papa Francisco, el desarrollo del cónclave y la elección de León XIV dejan claro que nada se detiene ni tampoco se pierde el rumbo en el devenir de la gestión vaticana que, técnicamente, es una monarquía teocrática soberana sobre un territorio de 44 manzanas que rodean a la que se conoce como la Colina Vaticana desde 1929, cuando se rubricó el Tratado de Letrán entre el Reino de Italia y el Vaticano.
Siempre ha sido así. Los procedimientos se cumplen y las tradiciones se respetan. Como el Tíber que, desde siempre en Ostia, a través de sus dos brazos –el Isola Sacra y el Fiumicino– incansablemente desagua en el Tirreno, la Iglesia sigue su camino.
Por ello, la elección de un papa no es un tema menor ni, mucho menos, una cuestión exclusivamente religiosa porque el pontífice lo es en su doble condición de líder de la Iglesia Universal y jefe de un Estado Vaticano, monárquico y teocrático –supérstite de los que fueran Estados Pontificios–, cuyo primer líder fue el papa Pío XI.
Es un país de 44 hectáreas de extensión ubicadas en torno de la Colina Vaticana, donde en la actualidad la población es de 500 personas, ya que en lo que corre de este año fallecieron 4 mujeres y un hombre, Francisco. En esa condición, como observador es parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde convergen 192 países, y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), junto con 32 naciones.
Incrustado en territorio de la Unión Europea (UE), bloque regional constituido por 27 países y reinos, no es parte de él, sí es firmante del tratado que da lugar al que se conoce como Espacio Schengen y en él interactúan con el conjunto europeo en multiplicidad de cuestiones tales como migraciones, circulación de personas, emisión de documentos, fronteras, por solo mencionar algunos.
El Vaticano tiene un banco, poder judicial, un ejército de 135 efectivos, a los que conocemos como Guardia Suiza, que cumplen con esa misión desde 1506 cuando el papa era Julio II, tiene una Gendarmería Vaticana (la policía), que se ocupa de custodiar las fronteras; de investigar delitos; de ordenar el tráfico y de custodiar al pontífice, a los cardenales residentes, a la curia. Son esos “hombres de negro” que siempre caminan, trotan, corren al lado del papamóvil.
ATENCIÓN GLOBAL
Elegir un papa no es solo dirimir quién será el líder de la Iglesia Universal. No. A modo de ejemplo, para que quede claro. En la UE, el Estado Vaticano es el único que no tiene relaciones diplomáticas plenas con la República Popular China y sí las tiene con Taiwán. Pero, en los últimos años, por decisión de Francisco, en su rol de líder de la Iglesia Universal, alcanzó acuerdos religiosos –no políticos– con el presidente Xi Jinping para nombrar obispos.
Por todo esto y por la historia misma de los papas en el devenir de las naciones es que elegir un pontífice y jefe de Estado Vaticano se sigue con tanta atención global desde siempre.
Vale recordar el protagonismo del papa Juan XXIII junto con John Fitzgerald Kennedy y Nikita Kruschev, en octubre de 1962, para resolver la crisis de los misiles en Cuba, cuando el mundo estuvo cercano a una guerra nuclear.
O la activa mediación del papa san Juan Pablo II –a través del cardenal Samoré– que en diciembre de 1978 evitó que hubiera guerra entre Argentina y Chile; o cuál fue el rol de ese mismo pontífice cuando el presidente Ronald Reagan, luego de enfrentarse duramente con Mijail Gorbachov, provocó la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); y mucho más acá en el tiempo, cuando el propio Francisco interactuó con el presidente Barak Obama para reducir el bloqueo a Cuba.
Habemus papam. León XIV. Los 69 años del flamante papa permiten imaginar que lo será por mucho tiempo. Que con excepción de los y las monarcas de su tiempo, sus responsabilidades irán más allá de los mandatos constitucionales de presidentes, jefas y jefes de Estado y de Gobierno hoy en ejercicio y con los que en el futuro tenga que interactuar. Claramente, será un arquitecto relevante de la aldea global de hoy y de mañana.
Dejanos tu comentario
El papa de la unidad
Hace un par de semanas, cuando despedíamos al querido papa Francisco, el pontífice de la “misericordia”, decíamos también que, más allá de las interpretaciones ideológicas a la que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación, el nuevo vicario elegido necesariamente continuará el mismo camino, al igual que hace 2.000 años, cuando Cristo designó a Pedro como “la piedra angular”, sobre la cual se sostiene la Iglesia.
Fue imposible no conmoverse ante lo acontecido esta semana cuando el nuevo papa, el cardenal Robert Francis Prevost, quien eligió el nombre de León XIV para su pontificado en su primer discurso desde el balcón vaticano pidió paz, unidad y puentes, no muros.
En sintonía con sus primeras palabras, el lema elegido por el sucesor de Pedro es: “In Illo uno unum” (“En Él, uno solo”), una cita de San Agustín que expresa la unidad de los cristianos en Cristo.
Un dato no menor es que el nuevo pontífice también quiso rendir homenaje al legado social del papa León XIII, cuya encíclica Rerum Novarum marcó el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia y un firme compromiso con los derechos de los trabajadores y la justicia social, precisamente en un contexto global con varios dilemas que requieren un profundo diálogo que ponga en el centro a la dignidad humana, con renovado vigor y sensibilidad pastoral.
La encíclica “Rerum novarum” cuyo título se traduce como “De las cosas nuevas”, aborda fundamentalmente las transformaciones sociales, económicas y laborales provocadas por la Revolución Industrial a finales del siglo XIX.
Ciertamente estamos ante una nueva revolución, esta vez “digital” y el gran desafío que tiene por delante el nuevo papa, es precisamente humanizar esta nueva realidad. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso
Dejanos tu comentario
Obelisco de Buenos Aires habilitó ascensor turístico
- Buenos Aires, Argentina. AFP.
Los argentinos suelen celebrar los eventos masivos en torno al Obelisco de Buenos Aires: a veces se trepan a él, otras lo intervienen, generalmente lo rodean. Ahora pueden también subirse al monumento en un ascensor turístico para ver una panorámica de su capital. El Obelisco de 67,5 metros de altura es el emblema de Buenos Aires, como la torre Eiffel en París o la Estatua de la Libertad en Nueva York.
Se levanta en la intersección de la calle Corrientes, donde se concentra la escena teatral en una suerte de Broadway local, y la 9 de Julio, la avenida “más ancha del mundo” según pregonan guías turísticos. Y desde su construcción en 1936 es receptor de los festejos y pesares de los porteños, como se conoce a los residentes de Buenos Aires.
“El Obelisco de Buenos Aires es su corazón”, dijo esta semana a la AFP el arquitecto Juan Vacas, subsecretario de Paisaje Urbano de la ciudad, en la cima del monumento tras subir por el nuevo ascensor. “Es el lugar de las manifestaciones, el lugar de reunión”.
Lea más: Guerrilleros colombianos asesinaron a 11 militares ecuatorianos en una emboscada
Es donde el expresidente Raúl Alfonsín cerró su campaña electoral cuando volvió la democracia en 1983. En 2005 fue cubierto con un preservativo gigante durante una campaña de prevención del VIH. En 2020 los argentinos lloraron allí la muerte de Diego Maradona y recientemente sirvió de pantalla para proyectar imágenes del papa Francisco.
Pero la intervención más célebre fue en 2022, cuando Argentina ganó el Mundial de Fútbol en Catar. Millones de personas salieron a las calles a celebrar y algunos fanáticos vandalizaron la puerta del Obelisco, treparon la escalera marinera de su interior y se asomaron por las ventanillas de su punta.
“Sacaron la mitad del cuerpo con unas banderas gigantes, fue bastante temerario”, recordó Vacas. Ahora el Obelisco, antes hueco por dentro, tiene un ascensor para cuatro personas que demora 55 segundos en subir el equivalente a 20 pisos. El último tramo de 35 escalones se hace a pie y desde el diminuto espacio en la punta se puede ver desde el Río de la Plata hasta el edificio con el emblemático retrato de Evita Perón. El proyecto, que terminó hace poco más de un mes, significó un “gran desafío” de ingeniería, aseguró Vacas.
Como es monumento histórico nacional y no podía ser modificado, los materiales debían entrar por la estrecha puerta. “Se hizo todo en una fábrica. Se desarmó por partes y se volvió a armar por partes adentro del Obelisco, donde no hay tanto espacio, pero sobre todo porque toda la obra entró por una puerta muy chiquitita”, dijo el arquitecto. Aún no opera regularmente. Por el momento se ofrecen paseos gratuitos como parte de las pruebas piloto y hay 25.000 personas anotadas para subir, informó la ciudad en su cuenta de Instagram.
Lea también: Sanear las finanzas del Vaticano es el eterno desafío de los papas