Los argentinos lloran este lunes en la catedral de Buenos Aires la muerte de su compatriota y líder espiritual, el papa Francisco. El Gobierno declaró 7 días de duelo. Foto: AFP
Argentinos lloran a Francisco: “Se nos fue el papa de los pobres”
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Los argentinos lloraron este lunes en la catedral de Buenos Aires la muerte de su compatriota y líder espiritual, el papa Francisco, que los dejó “huérfanos” y “solos” al morir en Roma. Decenas de fieles abarrotaron la iglesia donde Jorge Bergoglio fue arzobispo para atender la primera misa en su honor tras conocerse la noticia de su fallecimiento.
Muchos no alcanzaron a sentarse y se arrodillaban en el piso durante la homilía, con lágrimas en los ojos, llenando la nave central y las laterales. “Es muy fuerte porque se fue una persona que se se ocupaba de los pobres y porque nos dejó solos. Va siempre a estar con nosotros”, dijo a la AFP Juan José Roy, un jubilado de 66 años.
“Lo único que me queda muy tranquilo es que pudo despedirse del mundo ayer en la Pascua”, añadió, antes de que el llanto sofocara sus palabras. Tras recibir el alta el 23 de marzo, el papa lucía debilitado, pero consiguió participar el domingo en la celebración de la Pascua. El Vaticano anunció este lunes que había muerto a las 07:35 hora de Italia (05:35 GMT).
“Se nos murió el padre de todos”, dijo el arzobispo Jorge García Cuerva en su sermón. “Se nos fue el papa de los pobres, de los marginados, de los que muchos excluyen”. Frente al atrio: flores y una foto del papa. Los fieles se aglutinaron después en dos largas filas para hacer la comunión.
La catedral permanecerá abierta hasta el día del sepelio, cuyos detalles aún se desconocen, detalló el arzobispo. “Cuando sepamos más, invitaremos a todos a rezar juntos por el eterno descanso del papa Francisco”, invitó.
Duelo nacional
Argentina observará siete días de duelo por la muerte de Francisco. El presidente Javier Milei rindió tributo a quien fuera antes su antagonista y blanco de críticas, al escribir que “a pesar de diferencias que hoy resultan menores”, haberlo conocido “en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor”.
Un par de horas antes de la misa, cuando despuntaba el alba, Javier Languenari barría las hojas frente a la fachada de la catedral en Buenos Aires, que aún estaba cerrada. “Se veía venir, estaba muy mal de salud. Aguantó lo que pudo. Es una tristeza enorme”, dijo a la AFP este barrendero de 53 años mientras meneaba la cabeza.
Mostró una cadena con una cruz que besó antes de proseguir. “Como argentinos estamos más huérfanos. Pero como católicos sabemos que Jesuscristo siempre va a estar”. El jesuita, primer papa latinoamericano de la historia, pasó 38 días hospitalizado por una grave neumonía.
Todavía de madrugada, un hombre se arrodilló y encendió la primera vela en las escalinatas de la catedral, en la emblemática Plaza de Mayo, donde Jorge Bergoglio fue arzobispo antes de asumir el papado en 2013. “El mensaje de Francisco siempre fue que nos unamos, que le tendamos la mano a los más necesitados, a los jubilados. Esa vela que encendí es un homenaje a todo eso que nos enseñó”, dijo Agustín Hartridge, un abogado de 41 años, a la AFP.
En la puerta de la iglesia una mujer de 78 años, sentada, sostenía un cuenco plástico para recibir limosnas. Lloraba desconsoladamente. “Yo lo he visto recibir madres de desaparecidos que lloraban, lo vi sacrificarse en las villas (barrios pobres). Hace 30 años que lo conozco”, dijo Graciela Vilamia, refiriéndose a las Madres de Plaza de Mayo que luchan por develar el paradero de los desaparecidos en la dictadura argentina (1976-83).
Como líder espiritual Francisco puso a los excluidos en el centro de su discurso. Guillermo Sánchez fue uno de los primeros fieles que acudió temprano a rezar por el papa en la catedral, un edificio de estilo neoclásico con un pórtico de 12 columnas que asemeja un templo griego.
“Nunca me había pasado nada con los otros papas, pero con este sí sentí el dolor, por eso estoy acá”, dijo a la AFP este peruano de 47 años radicado hace más de dos décadas en Buenos Aires. “Argentina tuvo la suerte de tener el primer papa de Latinoamérica. No creo que se repita”.
Dieron de alta al pequeño Santino tras trasplante hepático en Argentina
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El pequeño Santino recibió el alta médica en Argentina, tras un trasplante hepático en el Hospital Garrahan, a donde fue trasladado a inicios de abril pasado, desde el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu. Nathalia Martínez, madre del niño de dos años, informó que se encuentra en buen estado de salud y evolucionando favorablemente.
Desde hace unos dos años, Santino estaba padeciendo problemas hepáticos y en los últimos meses previos a la intervención quirúrgica presentó un deterioro considerablemente rápido en las funciones de su hígado. En Paraguay ya se cuenta con un equipo multidisciplinario que atenderá al niño una vez que regrese del vecino país y se inicie el proceso de recuperación.
“La alegría que sentí fue inmensa cuando me informaron que el órgano funcionaba perfectamente en Santino. Siempre creímos y tuvimos fe de que iba a salir recuperado y gracias a Dios todo salió bien para él”, dijo Nathalia Martínez, madre de niño, en entrevista con C9N.
La madre, que fue la donante del hígado, confirmó que el Ministerio de Salud provee todos los medicamentos para el paciente. “Santino va a llevar una medicación y una leche que debe consumir de por vida y eso se está gestionando con el Ministerio de Salud de Paraguay, que ya nos confirmó que nos va a proveer todo”, detalló.
Agregó que en la semana debe llegar la primera tanda de medicación antirrechazo proveída por la cartera sanitaria de Paraguay. “Siempre que tengo duda e inquietudes desde el Ministerio de Salud me responde, por eso estoy muy tranquila desde acá, porque tengo el apoyo de las autoridades. La leche que consume tiene un costo de G. 6.500.000 y le dura dos días”, señaló.
La madre de la niño, en principio no era compatible para donar el órgano, pero en el Hospital Garrahan es el único lugar donde realizan este tipo de procedimientos para casos como el de Santino. Estaba previsto que el pequeño pudiera retornar al país el próximo 14 de junio.
Un domingo 23 de mayo pero del 2022, en la plaza de San Pedro, Roma, el papa Francisco anunció los nombres de los nuevos cardenales, entre ellos figuraba el arzobispo metropolitano de Asunción, el monseñor Adalberto Martínez Flores.
De esta forma, pasó a ser el primer cardenal del Paraguay y hace apenas unas semanas, en representación de Paraguay, Martínez participó por primera vez de la elección del nuevo Santo Padre, tras la muerte de su mentor, Jorge Mario Bergoglio.
“Monseñor Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano de Asunción, Paraguay”, fueron las palabras del Sumo Pontífice, mientras leía la lista de los nuevos cardenales. La feligresía católica vibró con este nombramiento. Así pasó a formar parte y tener voz para las importantes decisiones dentro del Vaticano.
“La designación de monseñor Adalberto Martínez como primer cardenal paraguayo constituyó un acontecimiento de gran relevancia tanto a nivel nacional como internacional. Marcó un hito histórico para Paraguay, dejando un antes y un después en la historia de la iglesia del país”, manifestó Mariano Mercado, exvocero de la Arquidiócesis de Asunción, en entrevista con La Nación/Nación Media.
Este evento reflejó la conexión entre la iglesia universal y la sociedad paraguaya, además el entrevistado destacó el papel fundamental que desempeña la fe en la vida de los paraguayos. Saber que Paraguay tiene un representante de semejante relevancia generó una profunda repercusión en la sociedad nacional y destacó la importancia para todo el pueblo paraguayo.
“La feligresía se sintió profundamente orgullosa y motivada con la designación de Martínez como cardenal, lo que fortaleció la identidad católica en Paraguay y trascendió el ámbito eclesial para convertirse en un motivo de orgullo nacional”, apuntó.
El 27 de agosto del 2022, Adalberto pasó a ser cardenal. Foto: AFP
Repercusión internacional
Mercado siguió comentando que a nivel internacional, el nombramiento de Martínez fue visto como un reconocimiento a la importancia de la fe de nuestro país y sus habitantes. Además, colocó a Paraguay a la vista de todos, quienes visibilizaron la conexión entre el papa Francisco con la cultura guaraní.
“Este nombramiento puso a Paraguay en el radar de los vaticanistas y de la comunidad católica mundial en general. La designación, realizada por el papa Francisco, destacó la conexión del líder de la santa iglesia con el pueblo paraguayo, reafirmando la comunión y el compromiso”, agregó.
El cardenal Adalberto Martínez Flores. Foto: Archivo
El antes y el después
Mercado reafirmó la alegría y el orgullo generado con este hecho. “El cardenal Martínez se convirtió en un símbolo de la identidad católica paraguaya y un líder espiritual para la comunidad en el país. Está guiando y pastoreando a los fieles con sabiduría. Adalberto Martínez es un pastor con olor a oveja”, señaló.
El 27 de agosto del 2022, Paraguay se regocijaba cuando el papa Francisco hacía entrega de la birreta y el anillo cardenalicio al monseñor Adalberto Martínez Flores, quien en ese momento pasaba a la historia como el primer cardenal de Paraguay y a formar parte del colegio cardenalicio de la iglesia católica.
El 21 de abril pasado, se confirmó el fallecimiento del papa Francisco y con mucho pesar el cardenal Adalberto Martínez viajó hasta Roma para despedirlo. Así también, por primera vez en la historia un cardenal en representación de Paraguay participó del cónclave, para la elección del nuevo Santo Padre León XIV.
Datos claves
Adalberto Martínez cuenta con una vasta trayectoria; se encuentra ejerciendo como obispo de la Diócesis de Asunción y Arzobispo Metropolitano desde el 6 de marzo del 2022, previamente estuvo como obispo de Villarrica.
Así también, fue párroco de los Sagrados Corazones de Jesús y María; ejerció como auxiliar en la Arquidiócesis de Asunción. Estuvo en puestos claves dentro de la Episcopal Paraguaya y el Consejo Episcopal Latinoamericano.
Fue obispo titular de San Pedro, San Lorenzo, de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. En cuanto a sus estudios cuenta con formación en economía, inglés y filosofía.
Cardenales que fueron nombrados junto a Adalberto Martínez. Foto: AFP
“Más allá de la escollera sur, en Mar del Plata, el Atlántico Sur. En algún lugar, entre 90 y 100 millas náuticas de navegación, fueron “respetuosamente hundidas durante un ejercicio
de tiro” los gloriosos veteranos de la guerra por la islas Malvinas ARA Drummond y ARA Alférez Sobral
Quienes saben de mitología –no es mi caso– sostienen que los barcos “no mueren”. Aunque inmediatamente precisan que no morir, para las embarcaciones, aplica porque devienen en leyenda o, acaso, son parte de la historia misma.
Alguna noche tormentosa pude ver cómo un viejo barco pesquero soltó amarras desde el puerto de Mar del Plata –unos 1.662 kilómetros al sur de mi querida Asunción– para navegar en medio de la borrasca hasta encallar para siempre a unos cientos de metros del cruce de dos de las más importantes avenidas de la ciudad –Constitución y Félix Ubaldo Camet–, donde quedó para siempre.
Era el 20 de junio de 1991. Inolvidable. El “buque fantasma”, como inmediatamente la imaginación popular comenzó a llamarlo, posibilitó la circulación de innumerables historias que, con increíble frecuencia, vuelven a ser parte de las conversaciones cotidianas.
Especialmente, en los inviernos cuando ese tipo de historias resultan tan atractivas en aquellas zonas de climas inclementes que estimulan los encuentros con amigos y amigas para poner límite concreto a los malos tiempos con el calor de la amistad y algunos buenos vinos.
Algunos y algunas –exóticamente, por cierto– llaman desde aquella noche a la embarcación aludida como “el holandés errante”, que –según una muy antigua leyenda marina– da cuenta de un barco que –sin sus tripulantes– (nunca me explicaron por qué) fue condenado a navegar eternamente sin poder descansar en puerto alguno.
“EL BARCO FANTASMA”
Otros, con simpleza, lo mencionan solo y simplemente como “el barco fantasma” y aseguran que el Marcelina de Ciriza –así se llama aquel pesquero español malogrado por razones que aún hoy no son tan claras– piloteado por ánimas exhaustas zarparon cuando el vendaval arreciaba.
Navegaron unos 15 kilómetros con algunas de sus luces de navegación e internas encendidas y, luego cuando no pudieron superar el desafío de olas de más de tres metros de altura, lo dejaron ir hasta que, escorado a babor, quedó allí para siempre. “Las almas del Marcelina decidieron el lugar en el que querían descansar eternamente”.
Solo Duke, un perro callejero que descansaba en su interior cuando se inició aquel último viaje, consiguió escapar a nado hasta llegar exhausto a la playa cercana. Durante algunos años los mástiles del Marcelina de Ciriza fueron atracción para lugareños y visitantes. Ya no. Sus restos están allí –algunos de los que aquí residimos lo sabemos–, pero nada de ellos emerge ni es visible.
Sin embargo, el Marcelina de Ciriza no cayó en el olvido. En una veintena de días, se trepará nuevamente a los contenidos tanto de los medios tradicionales como de los que forman parte de los ecosistemas digitales. Misterios marinos.
El pesquero Marcelina de Ciriza, durante una tormenta de gran magnitud, el 20 de junio de 1991, navegó sin tripulantes durante poco más de 15 kilómetros desde el puerto de Mar del Plata hasta que encalló y hundió para siempre
¿MUEREN LOS BARCOS?
¿Cómo mueren los barcos? ¿Mueren? Quienes saben de mitología –no es mi caso– sostienen que “no mueren”. Aunque inmediatamente precisan que no morir, para las embarcaciones, aplica porque devienen en leyenda o, acaso, son parte de la historia misma.
Carlos Papageorgiou –seguramente fallecido y que descanse en paz– que en el Bajo Belgrano, mi pueblo natal en Buenos Aires, comercializaba pieles y evitaba magistralmente las aduanas, decía ser marino mercante y amigo “desde la niñez” de Aristóteles Onassis.
El nombre del archimillonario propietario de la isla de Skorpios se mencionaba con frecuencia en el barrio. Sus parientes más cercanos residían justo en un chalé ubicado en la esquina de las calles Daniel de Solier y Pablo Ricchieri, a menos de tres cuadras del estadio Más Monumental de River Plate.
El caso es que el escurridizo comerciante y contador de historias muy antiguas ya mencionado relataba incansablemente que el mítico barco Caronte era el transporte de las almas de quienes morían hasta la presencia de Hades, el dios del inframundo.
Con presuntuoso tono académico (¡hasta impostaba su voz!), don Papageorgiou, a quienes con frecuencia nos sentábamos a su mesa en el desaparecido café Timi (ahora Lidoro), nos explicaba que “los nórdicos, los vikingos, también tenían un barco –el Naglfar, que llevaba a quienes morían en el Ragnarök”.
Al parecer, siempre según aquel relato atrapante para adolescentes que queríamos dejar de serlo, eso significaba conducirlos hasta su lugar, hasta los dioses, hasta alcanzar sus destinos. Por esa razón –bastante poco razonable, como casi toda cuestión en la que se involucran algunas incomprobables creencias populares– es que el viejo Carlos enfáticamente aseguraba que “los barcos nunca mueren porque son parte de la travesía hasta la batalla final”.
Apresurado, siempre, dejaba la mesa sin pagar sus varios cafés ni despejar nuestras dudas que “quedarán aclaradas totalmente otro día cuando les contaré más en detalle”.
¿Cómo mueren los barcos? ¿Mueren? ¿Dónde mueren? Tal vez porque ese interrogante no me abandona es que, asiduamente, miro hacia el mar en busca de esa respuesta que –sin dejar de lado mi curiosidad incansable– se repite una y otra vez tanto despierto como en situación de vigilia.
PRETENSIÓN
“No fue aquel un día como el de hoy. No. Ni parecido. No. Son bien diferentes. El de hoy –presiento, aunque me duela y lastime– es de recuerdos... de repasos... de búsquedas... Como desde hace algún tiempo, en procura de respuestas y de imaginar estrategias para comprender, en poco tiempo, lo que no puedo discernir en 81 años ¡Vaya pretensión de sobreviviente...!”.
Ese fue el decir susurrante que escuché. Me sorprendió. Creí que estaba solo. Miré fijamente a ese viejo –posible amante del mar o navegante entristecido– con el deseo de descubrir sus misterios y secretos.
Parecía no verme. Sentado en el punto más extremo de la “escollera sur”, a los pies de un san Salvador (patrono de los pescadores) gigantesco, en Mar del Plata –uno de mis lugares en el mundo– con sus ojos vidriosos clavados en un horizonte siempre lejano, murmuraba y, de a ratos, buscaba entre las páginas de lo que imagino como una especie de bitácora de su vida.
Leía, la guardaba celosamente en el bolsillo interno de su parca arenosa y volvía a murmurar. Me alejé unos pocos pasos. Procuré ser respetuoso de su soledad que imaginé solo habitada por fantasmas. Volví a verlo. Porteño y tanguero, al fin, creí descubrir allí sentado, de cara al mar, al “ciego inconsolable del verso de Carriego que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral” que magistralmente pintara y describiera en 1949 Homero (Manzi) en “El último organito”.
Los relojes marcaban las 7:48 del 19 de mayo de 2025. El sol asomaba imponente sobre el horizonte. El cielo regalaba algunas pinceladas tímidamente rosas. Algunas nubes pequeñas anuncian, sin embargo, que su reinado en el firmamento le será disputado rápidamente. Nada es para siempre. Gaviotas cocineras, australes y de Orlog nos sobrevuelan en busca de alimento. Algunas vuelan detrás de los barcos.
IMPRECISIÓN
Sé que no mucho tiempo atrás estas aguas tan frías como tranquilas en esta mañana fueron surcadas por algunos buques de guerra que, tal vez, hayan navegado hacia el sur. Ningún dato es preciso. “Todos mienten”, sentenció con precisión el espinoso Doctor House desde la tele. Sé qué es cierto en la era de la mentira.
Pese a ello, un par de días más tarde de aquel hoy, varios pescadores de cercanía –por llamarlos y describirlos de alguna manera comprensible para todos y todas a quienes se ocupan de la pesca costera algunas veces con barcas amarillas– me dicen que muy temprano ese lunes 19 vieron zarpar a varios buques de la Flota de Mar.
“Desde mi lancha los miramos pasar en silencio”, dijo un pescador claramente conmovido. “Dejaron la base (naval Mar del Plata) los avisos ARA Bahía Agradable y ARA Puerto Argentino y, junto con ellos, también zarparon la patrullera ARA Contralmirante Cordero y la corbeta ARA Espora. No iban hacia el mar con alegría”.
Por unos minutos enmudeció. “Remolcados iban el aviso ARA Alférez Sobral y la corbeta Drummond. Heridas gravemente por los años y agotadas por cientos de misiones”, agregó.
La última partida del ARA Drummond y el ARA Alférez Sobral hacia algún lugar en el Atlántico Sur en
el amanecer del 19 de mayo pasado
INEQUIDAD
El veterano pescador y sus tripulantes exudaban tristeza mientras hablaban –algunos en voz muy baja– y manipulaban las redes con las que luego irán por la corvina, la pescadilla y el gatuzo para ganarse la vida con la ‘pesca del día’”.
La inequidad también está en el mar. Volví a mirar al misterioso viejo. Por largos minutos no me atreví a hablarle. No recuerdo siquiera si lo intenté sin éxito o, finalmente, lo hice. Solo lo interrogaba observándolo. A nuestro alrededor solo viento rugiente, frío y olas que tienen el color oscuro del Atlántico Sur y golpean con fuerza contra las rocas.
“Tenemos la misma edad con el Sobral, 81. Los dos nacimos en 1944. Yo, en algún lado donde mi madre en situación de pobreza y sin mi padre a su lado encontró para parir cerca del mar y él, el 29 de setiembre en Orange, Texas. Siempre que pude lo visité y cada vez que zarpó, desde este mismo lugar, lo despedí.
Como hoy, aunque con el dolor de saber que no volverá, pero con algo de tranquilidad porque supe lo que sufría cuando lo dejaban amarrado, en algún puerto con el agua salada mojándole el casco y la quilla mientras que sus mástiles se secaban y corroían hasta ser carcomidos y mostrarse herrumbrosos”.
Silencio. Una pequeña voluta de humo blanco que la ventisca impiadosa fagocitó inmediatamente, junto con la incomparable percepción olfativa de ese aroma tan clásico como inconfundible, seductor y placentero que emerge de una mezcla aromática de tabacos madurados –seguramente Golden Cavendish– quemándose en la cazoleta de una pequeña pipa Author, me permitió imaginar que ese “viejo marino” –así lo llamaré– bien sabía de qué hablaba.
Me senté a su lado para escucharlo y percibirlo con más claridad. Curtidos pómulos rosáceos, descuidada barba entrecana. Ojos muy oscuros clavados en algún lugar y, hasta quizás, en sus recuerdos, imaginé por su impronta y sus pocas pero profundas palabras que expresara y que pude escuchar. Vivir también puede ser un ejercicio permanente de memoria.
RECUERDOS
Cubría su cabeza con una vieja gorra de capitán prisionero en el campo de concentración de algunos recuerdos recordables que, incluso, podrían remitir a tiempos fugazmente gloriosos. Nada es para siempre. Tampoco la gloria.
Durante un largo rato permanecí mirándolo. Solo mirándolo. Creo que ni siquiera registraba mi presencia. No me atreví a interrumpir la que doy por cierto era su retrospección. Me pareció sacrílego hacerlo.
“La memoria no es solo nostalgia”, sostiene el papa León XIV, quien enfáticamente asegura que también “es la raíz del propósito y el mapa del significado” que cada quien, y cada cual, procura y, tal vez, consigue para darle o encontrarle sentido a la vida… o a la muerte. Memoria y recuerdo. Dos situaciones bien diferentes que marcan con precisión la enorme distancia que existe y separa anatómicamente al cerebro del corazón.
Si el cuerpo fuera del impreciso tamaño del universo, me animo a pensar y decir que cuarenta centímetros pueden ser miles de kilómetros de años luz en otros escenarios, en otras situaciones. Inhalé profundo. Un vaho salitroso rayano en la hiperoxia saturó mis pulmones.
Unos seis mil seiscientos sesenta y pocos kilómetros hacia el este está Sudáfrica. El anchísimo Atlántico Sur se interpone entre los dos continentes. Y allí también se guardan –voluntaria o involuntariamente– millones de secretos.
Lo tengo claro. Se dice –desde hace algunos días, aunque a fuerza de ser precisos no queda claro– que los buques de guerra que partieron desde la Base Naval Mar del Plata arrastraron al ARA Drummond y al ARA Sobral hasta un lugar no precisado distante entre 90 y 100 millas náuticas de la ciudad de Necochea, unos 135 kilómetros al sur de aquí.
Según la explicación de varios marinos de guerra –casi todos veteranos de Malvinas cuyas identidades preservaré– una vez allí, “en esa posición, por la tarde del 21 de mayo, en el transcurso de un ejercicio de artillería, los dos buques fueron hundidos. Quedarán en el mar Argentino para siempre”.
Muy probablemente, los mismos sensores hidroacústicos que triangularon con total precisión dónde terminó sus días el submarino ARA San Juan el 15 de noviembre de 2017 también “escucharon” el fin de las dos embarcaciones respetuosamente cañoneadas. El alférez José María Sobral –héroe naval, en cuya memoria uno de esos buques que combatió en Malvinas fue bautizado y permanecerá para siempre en el fondo del mar– también murió cuando cumplió 81 años, el 14 de abril de 1961.
Milei viajará a Europa para encontrarse con el papa León XIV, Macron, Meloni y Netanyahu
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El presidente argentino, Javier Milei, parte el 5 de junio hacia Europa para una gira en la que se reunirá con el papa León XIV y el primer ministro israelí, Bejamín Netanyahu, informó la presidencia este viernes.
Milei se reunirá también con sus contrapartes de Francia, Emmanuel Macron, e Italia, Giorgia Meloni.
La gira del líder argentino se iniciará en Roma, donde se reunirá con Meloni el 6 de junio y, un días después, con el papa León XIV, a cuya entronización el 18 de mayo faltó porque coincidió con las elecciones legislativas locales en Buenos Aires.
El primer pontífice estadounidense trabajó como misionero en Perú y ha mostrado especial interés por América Latina.
Luego de un paso por España, donde hablará en un foro económico pero no prevé encuentros con funcionarios del gobierno de Pedro Sánchez, con quien ha sostenido duros roces, Milei viajará a Niza para reunirse con Macron el 9 de junio.
Milei se reunió varias veces con su par francés desde su asunción en diciembre de 2023. La bilateral más reciente tuvo lugar en Buenos Aires en noviembre, antes de la cumbre del G-20 en Brasil.
El martes 10 arribará a Tel Aviv para una intensa agenda en Israel que incluye reuniones con el presidente, Isaac Herzog, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ese mismo día, cuando también tiene prevista una visita al Muro de los Lamentos.
Netanyahu es objeto de una orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad en la Franja de Gaza.
Es la segunda vez que Milei visita Israel, país con el que mantiene relaciones estrechas.
El embajador de Argentina en ese país, Axel Wahnish, adelantó este viernes a la prensa local que durante la visita se anunciará el lanzamiento de una nueva ruta aérea que unirá Buenos Aires con Tel Aviv.
“Es un vuelo que no es un detalle técnico. Para mí es la demostración simbólica de la unión entre los dos pueblos”, dijo Wahnish a Radio Mitre.
Al día siguiente sostendrá un encuentro con familiares de secuestrados por el movimiento islamista palestino Hamás y hablará ante el Parlamento.
Su regreso a Buenos Aires está previsto para el 14 de junio, tras un nuevo paso por España.