- Damasco, Siria. AFP.
Las nuevas autoridades sirias crearon un “Consejo de Seguridad Nacional”, presidido por el presidente interino Ahmed al Sharaa, anunció ayer miércoles la presidencia, después de que cerca de 1.400 civiles fueran abatidos desde el 6 de marzo.
En un decreto publicado en su cuenta oficial de Telegram, la presidencia indicó que Al Sharaa decidió “formar el Consejo de Seguridad Nacional”, que estará encargado de “coordinar y gestionar las políticas de seguridad y políticas”. Según el decreto, el Consejo se formó “para reforzar la seguridad nacional y responder a los desafíos de seguridad y políticos”.
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Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una oenegé radicada en el Reino Unido con una red de informadores en Siria, al menos 1.383 civiles murieron a manos de las fuerzas de seguridad sirias y de grupos aliados desde el 6 de enero, en una zona altamente poblada por alauitas en el oeste del país.
El expresidente sirio Bashar al Asad, derrocado en diciembre por una coalición dirigida por islamistas, pertenece a esa minoría religiosa. El Consejo estará compuesto por los ministros de Relaciones Exteriores, Defensa e Interior; el director de los servicios de inteligencia, dos miembros de carácter “consultivo”, nombrados por el presidente, y un “experto”, según el decreto. El Consejo se reunirá de forma “periódica” y “las decisiones sobre seguridad nacional y a los desafíos a los que se enfrenta el Estado se pondrán en marcha previa consulta de los miembros”, indica la fuente.
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EE. UU. levanta sanciones a Siria y pide que normalice relaciones con Israel
- Doha, Catar. AFP.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras llegar el miércoles pasado a Catar tras visitar Arabia Saudita, instó al nuevo líder de Siria a normalizar relaciones con Israel tras levantar las sanciones al país, devastado por años de guerra. Ahmed al Sharaa, el presidente sirio con pasado yihadista, estuvo en una prisión norteamericana en Irak y durante un tiempo dirigió en Siria una filial de Al Qaida.
En diciembre tomó el poder en Damasco, al frente de una coalición de fuerzas rebeldes que en una campaña relámpago de 11 días que derrocó a Bashar al Asad. La entrevista, la primera entre presidentes de los dos países en 25 años, duró poco más de media hora y fue breve e informal, indicó la Casa Blanca. A la reunión se sumó por videollamada el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, según la agencia de prensa oficial turca.
También participó el príncipe heredero y gobernante de facto saudita, Mohamed bin Salmán, según una foto de la agencia de prensa oficial. La víspera, en su primer día en Riad, en una jornada de marcado tono económico, Trump anunció por sorpresa el levantamiento de las sanciones estadounidenses impuestas a Siria por la represión ejercida por el régimen de Al Asad.
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El gobierno sirio lo acogió como un “punto de inflexión fundamental” para el país, destrozado por casi 14 años de una guerra civil que ha dejado medio millón de muertos y millones de desplazados. El anuncio de Trump es “una decisión histórica y valiente, que alivia el sufrimiento de la población, contribuye a su renacimiento y sienta las bases de la estabilidad en la región”, afirmó Al Sharaa en un discurso televisado.
La noticia fue celebrada en Damasco, donde una multitud se reunió en la emblemática Plaza de los Omeyas. “Esperamos que esto abra una nueva era en Siria”, dijo a la AFP Ahmed Asma, un hombre de 34 años. El fin de las sanciones significa que “Washington aceptó las garantías de Arabia Saudita para legitimar la nueva administración siria”, afirmó Rabha Seif Allam, del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos de Al Ahram en El Cairo.
Reticencias de Israel
En la reunión, Trump le pidió a Al Sharaa que normalice las relaciones con Israel, asuma el control de las prisiones donde están los miembros del grupo yihadista Estado Islámico y expulse de Siria a los “terroristas” palestinos. “Le dije [a Al Sharaa]: ‘Espero que se una [a los Acuerdos de Abraham] una vez que haya resuelto su situación y él me dijo ‘sí’. Pero tienen mucho trabajo por hacer”, explicó Trump a la prensa al subir al avión que lo llevaba a Catar.
Los Acuerdos de Abraham son una serie de tratados de normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes, entre ellos Baréin y Emiratos Árabes Unidos. Trump calificó a Al Sharaa de “chico joven y atractivo” y aseguró que es “un tipo duro, con pasado muy fuerte, un luchador”.
El encuentro entre Trump y Al Sharaa fue recibido con reticencia por Israel, aliado de Estados Unidos en la región. Israel, que ocupa una parte del territorio sirio en los Altos del Golán, bombardea con frecuencia el territorio sirio, como lo hacía bajo el régimen de Asad, y recela de las nuevas autoridades islamistas que buscan reconstruir el país.
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El Ministerio sirio de Relaciones Exteriores habló por su lado de un encuentro “histórico”, pero no mencionó una posible normalización de la relación con Israel, como tampoco lo hicieron los medios estatales. El propio Trump dijo que las sanciones impuestas en la era Asad habían sido “realmente devastadoras” para la economía siria. “De todos modos no será fácil, así que esto les da una buena ocasión” de levantarse de nuevo, destacó el mandatario.
En una nueva etapa de su gira, Trump llegó a Catar el miércoles, donde anunció que la aerolínea Qatar Airways ha realizado un pedido de 160 aviones a Boeing por valor de 200.000 de dólares. Tras reunirse cerca de dos horas con el emir de Catar, el jeque Mohamed bin Abdulrahman al Thani, ambos anunciaron varios acuerdos, incluida la compra por parte de Catar de drones estadounidenses MQ-9B.
La visita de Trump a Catar está envuelta en la polémica a causa de un Boeing 747-8 ofrecido a Trump por la familia real catarí para reemplazar, al menos provisionalmente, al avión presidencial Air Force One. Los expertos lo valoran en 400 millones de dólares, y Trump argumenta que solamente es un “regalo temporal”.
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Israel ataca Damasco tras pedir protección a la minoría drusa de Siria
Israel bombardeó este viernes los alrededores del palacio presidencial de Damasco después de amenazar con represalias contra el gobierno sirio si no protegía a la minoría drusa en los mortales enfrentamientos sectarios que sacuden el país. Más de cien personas fallecieron en los últimos dos días en choques entre combatientes drusos y grupos armados vinculados al poder sunita que tumbó hace casi cinco meses al represivo régimen de Bashar al Asad.
El líder espiritual de la minoría drusa denunció el jueves una “campaña genocida” contra esta comunidad religiosa esotérica derivada del islam chiita y reclamó “una intervención inmediata de fuerzas internacionales”. Israel, con una importante minoría drusa, cumplió este viernes de madrugada con su amenaza de represalias y anunció un bombardeo cerca del palacio presidencial de Ahmed al Sharaa, el líder islamista que asumió el poder tras derrocar a Al Asad.
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“Aviones de combate atacaron los alrededores del palacio”, escribió en un mensaje de Telegram el ejército israelí. Horas antes, el ministro de Defensa, Israel Katz, había advertido que “si los ataques contra los drusos se reanudan y el régimen sirio no logra impedirlos, Israel responderá con una fuerza significativa”.
“Campaña genocida”
Los enfrentamientos cerca de la capital, Damasco, y en el sur del país entre combatientes drusos y grupos armados vinculados a los nuevos gobernantes ilustran la inestabilidad persistente en Siria después de catorce años de guerra civil. Estos choques provocaron al menos 102 muertos en los últimos dos días, señaló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé con sede en Reino Unido pero con una amplia red de fuentes en Siria.
Entre ellos hay 30 miembros de seguridad y combatientes afiliados, 21 milicianos drusos y 10 civiles fallecidos en Jaramana y Sahnaya, cerca de Damasco. En la provincia de Sueida, bastión de la comunidad drusa cerca de Israel, otros 40 combatientes drusos murieron el miércoles, 35 de ellos en una emboscada, según el OSDH.
El líder espiritual druso, el jeque Hikmat al Hajri, denunció una “campaña genocida injustificada” y arremetió contra el presidente Al Sharaa. “Un gobierno no mata a su pueblo echando mano de sus propias milicias extremistas, para decir después de las masacres que la culpa es de elementos incontrolados”, declaró. “Un gobierno protege a su pueblo”.
El jefe de la diplomacia de Damasco, Asaad al Shaibani, replicó que “cualquier llamado a una intervención extranjera, bajo cualquier pretexto o eslogan, llevará a un deterioro de la situación y a más divisiones”.
“Más divisiones”
La ONU exhortó a “todas las partes a mostrar la mayor prudencia” y Estados Unidos reprobó como “inaceptable” la “reciente violencia y la retórica incendiaria dirigida contra miembros de la comunidad drusa en Siria”. Los combates en Jaramana y Sahnaya, donde viven cristianos y drusos, y en la provincia meridional de Sueida recordaron las masacres que a inicios de marzo dejaron un balance de 1.700 muertos en el oeste del país, en su gran mayoría miembros de la minoría alauita a la que pertenecía Bashar al Asad.
La violencia en aquella zona montañosa y costera se vio precipitada por ataques de hombres afines al clan Al Asad contra las fuerzas de seguridad. Los combates de esta semana comenzaron el lunes con un ataque de grupos armados afines al poder en Jaramana, tras difundirse en redes sociales un mensaje de audio atribuido a un druso, y considerado blasfemo para con el profeta Mahoma. La AFP no pudo verificar la autenticidad del mensaje en cuestión.
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Israel, a través de su canciller Gideon Saar, instó el jueves a la comunidad internacional a “cumplir su papel protegiendo las minorías en Siria -especialmente a los drusos- del régimen y sus bandas terroristas”. Los drusos son numerosos en los Altos del Golán, que Israel arrebató a Siria en la Guerra de los Seis Días en 1967, y desde entonces mantiene ocupados.
Desde el estallido de la guerra en Siria, Israel ha bombardeado en cientos de ocasiones este país con el que sigue técnicamente en guerra. Estos ataques se intensificaron con la llegada de los nuevos gobernantes, surgidos de una coalición rebelde liderada por islamistas.
Fuente: AFP
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Siria camina al borde de una peligrosa guerra religiosa
- Por Juan Carlos dos Santos G.
- Columnista
- juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
No hay protestas masivas en ciudades o universidades europeas y de los Estados Unidos, tampoco en las grandes ciudades de Canadá o América Latina, por la situación que desde hace varios días se está desarrollando en Siria ante la total indiferencia de la comunidad internacional y sus organismos progresistas como las Naciones Unidas.
Más de 1.300 personas han sido ejecutadas a sangre fría, al más puro estilo del Estado Islámico, en las ciudades de Latakia y Tartus, en la costa mediterránea siria, todas ellas pertenecientes a minorías religiosas y étnicas como los alauitas, de confesión chiita, cristianos y drusos.
En las redes sociales corren libremente videos de ejecuciones de adultos, mujeres, adolescentes y niños, por parte de la horda radical que ahora gobierna desde Damasco y cuyos líderes posan sonrientes, al recibir en la capital, visitas de apoyo, sobre todo de líderes de cuestionados gobiernos europeos y también referentes de organismos multilaterales como las Naciones Unidas.
No hemos visto a Kareen Khan, el fiscal de la Corte Internacional de la Haya, realizando acusaciones por esta limpieza étnica y política, pero sí disfrutando de generosos banquetes e hipócritas reuniones con Ahmed Al Sharaa, el responsable de esta situación.
De nuevo Occidente cae en la trampa del terrorismo. No hay otra manera de explicar el por qué, líderes que se precian de serlo, siguen apoyando a asesinos encubiertos por una ideología que no sienten, no profesan ni creen. Por favor, Occidente debe entender que el terrorismo islámico no es ni de derecha ni de izquierda y mucho menos el terrorismo de origen ispa.
Afortunadamente, casi de manera inmediata a la caída de Bashar al Asad, el sanguinario, pero limitado exlíder sirio, Israel decidió, de manera unilateral, acabar con la maquinaria bélica de ese país, dejándolo sin tanques, sin aviones de combate y sin flota naval. De no haberlo hecho, otra sería la historia del renovado grupo Estado Islámico al contar en su poder con un arsenal más fuerte que nunca.
El doble rasero de los medios de prensa es inaudito. Pareciera que es algo normal que esto pase en Siria, pero no es así. Afortunadamente las bases militares rusas que aún están en territorio sirio fueron abiertas para albergar a cientos de sirios, sean musulmanes chiitas, cristianos y drusos, quienes huían como podían de la carnicería ordenada desde el nuevo gobierno de Damasco.
Esta situación podría acelerar y ojalá así sea, la formación de un nuevo país entre Siria e Israel. Los drusos estaban buscando hace tiempo esa oportunidad y van a aprovechar este contexto para lograrlo y, es más que justo. Tanto los drusos como los kurdos son pueblos milenarios, originarios del Medio Oriente y que necesitan tener su propio país.
Una nueva guerra civil se cierne sobre la golpeada Siria, un país que podría pasar en menos de un año, de estar fraccionado por cuestiones políticas a otro salpicado por violencia interreligiosa y étnica. Lo segundo es mucho más peligroso porque ya se ha tenido una experiencia como Ruanda, a mediados de los años 90, donde el mundo reaccionó recién cuando Hollywood comenzó a hacerse eco del tema.
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Casi 1.500 muertos deja sangrienta operación militar en Siria
- Latakia, Siria. AFP.
Las autoridades sirias anunciaron el lunes que la operación militar contra individuos leales al depuesto presidente Bashar al Asad terminó “con éxito” en el oeste del país, donde enfrentamientos y ejecuciones masivas dejaron cerca de 1.500 muertos, según una oenegé.
“Anunciamos el fin de la operación militar [...] tras el éxito de nuestras fuerzas en alcanzar todos los objetivos fijados”, afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa, Hasan Abdel Ghani, citado por la agencia oficial de noticias SANA.
El presidente sirio interino, Ahmad al Sharaa, subrayó que no permitirá a los seguidores del derrocado presidente, respaldados según él por “partes externas”, que “arrastren el país” a una nueva “guerra civil”.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que cuenta con una extensa red de informadores en Siria, 973 civiles de la minoría alauita, a la que pertenece el expresidente Asad, fueron abatidos por “las fuerzas de seguridad y grupos aliados” desde el jueves.
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Al menos 481 miembros de las fuerzas de seguridad y combatientes pro-Asad murieron en los combates, añadió el OSDH, con sede en Reino Unido. Las autoridades no han comunicado ningún balance.
La ola violencia empezó en el oeste de Siria con un ataque de los partidarios de Asad contra las fuerzas de seguridad en la ciudad de Jableh, en la gobernación de Latakia.
La región es la cuna de la comunidad alauita, una rama del islam chiita de la que proviene el clan Asad que durante más de medio siglo, primero con Hafez y luego con su hijo Bashar, gobernó el país de forma autoritaria y represiva.
Irán, un antiguo aliado de Asad, negó el lunes cualquier implicación en los actos de violencia que azotaron el país, escenario de una guerra civil durante más de 13 años.
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“Comisión indpendiente”
Al Asad, que huyó a Moscú con su familia, fue derrocado en diciembre de 2024 por una alianza de rebeldes islamistas sunitas encabezada por el grupo radical Hayat Tahrir al-Sham (HTS) de Al Sharaa. El nuevo dirigente interino ordenó el domingo que una “comisión independiente” investigara las matanzas de civiles, que despertaron la indignación internacional.
“Lo que está pasando en el país (...) son desafíos que eran previsibles. Tenemos que preservar la unidad nacional, la paz civil, tanto como sea posible y, si Dios lo quiere, seremos capaces de vivir juntos en este país”, subrayó en una mezquita de Damasco, la capital.
El canciller sirio, Asad al Shaibani, sostuvo por su parte desde Amán, Jordania, que “somos garantes de todo el pueblo sirio y de todas las confesiones, y protegemos a todo el mundo del mismo modo”.
Siria es un país compuesto de varias comunidades: sunitas, mayoritarios, kurdos, cristianos y drusos. Los alauitas estuvieron fuertemente representados en el aparato militar y de seguridad del clan Al Asad.
El restablecimiento de la seguridad es el principal desafío para el nuevo poder sirio.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo que las matanzas de civiles “deben cesar inmediatamente”, mientras que el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio condenó las “masacres” y pidió que sus responsables “rindan cuentas”.
La administración autónoma kurda de Siria, que controla grandes partes del este y del norte de países, condenó también las “prácticas (que) nos llevan a una época negra que el pueblo sirio no quiere volver a vivir”.
“¡Estado sunita!”
El lunes, había poco tráfico en las calles de Latakia, la mayor ciudad de la costa oeste, indicó un corresponsal de AFP.
“La situación es un poco más tranquila, la gente ha empezado a circular de nuevo tras veinte días de gran miedo y ansiedad”, declaró Farah, una estudiante de 22 años que no quiso dar su apellido.
El OSDH y varios activistas publicaron estos días videos que muestran decenas de cuerpos y hombres con uniformes militares disparando a personas a quemarropa.
AFP no pudo verificar estas imágenes de forma independiente.
En Damasco, las fuerzas de seguridad dispersaron una sentada de protesta contra las matanzas, después de que contramanifestantes irrumpieran en la zona al grito de “¡Estado sunita!” y varios lemas contra la comunidad alauita.
Desde su llegada al poder, al Sharaa ha tratado de ganarse el apoyo de la comunidad internacional y tranquilizar a las minorías.
Pero el recrudecimiento de la violencia pone en entredicho su capacidad para mantener la seguridad y asesta un duro golpe a sus intentos de ganarse la confianza internacional, indicaron los analistas.