Venden tabla con los Diez Mandamientos por USD 5 millones
Compartir en redes
Una tabla de mármol presentada por Sotheby’s como la más antigua del mundo grabada con los Diez Mandamientos se vendió por más de 5 millones de dólares, anunció la casa de subastas neoyorquina, a pesar de las dudas sobre su autenticidad. Tras una puja que duró varios minutos en la sede de la empresa, el objeto de 52 kilos, que Sotheby’s cree que data de entre los años 300 y 800 d.C., durante el periodo romano bizantino, se vendió por 4,2 millones de dólares, o 5.004.000 dólares con tasas incluidas.
Sotheby’s había estimado el precio entre 1 y 2 millones de dólares. Descubierta en 1913 durante unas excavaciones para la construcción de un ferrocarril en lo que hoy es Israel, la tablilla lleva inscritos en alfabeto paleohebreo los versículos de nueve de los Diez Mandamientos que aparecen en la Biblia y la Torá.
“La persona que la desenterró no se dio cuenta de su importancia y se la llevó a casa para utilizarla como pavimento. Permaneció allí unos treinta años, hasta que un arqueólogo residente en Israel, el doctor Jacob Kaplan, reconoció su importancia y la compró”, explicó a la AFP Sharon Liberman Mintz, especialista en textos judíos de Sotheby’s Nueva York, durante una presentación de la pieza a principios de diciembre.
La piedra pasó después por el Museo de la Torá de Brooklyn, antes de ser adquirida por un coleccionista privado, su último propietario antes de la venta. Según la especialista de Sotheby’s, “no existe ninguna otra piedra de este tipo en manos privadas (...) todas las demás piezas son pequeños fragmentos” y se encuentran en museos.
Antes de la venta, otros expertos citados por The New York Times pedían cautela ante la dificultad de autentificar un objeto de este tipo. “Los objetos de esta región están plagados de falsificaciones”, dijo Brian Daniels, director de investigación del Penn Cultural Heritage Center de Filadelfia, aunque opinó que éste podría ser “auténtico”.
“No hay forma de saber” la antigüedad de la tabla, añadió Christopher Rollston, presidente del Departamento de Lenguas y Civilizaciones Clásicas y de Oriente Próximo de la Universidad George Washington. En su comunicado anunciando el resultado de la venta, Sotheby’s señaló que “este objeto histórico ha sido estudiado por destacados especialistas en la materia y citado en numerosos artículos y libros académicos, el más reciente de los cuales se publicó a principios de este año”.
Subastan la última espada de Napoleón por USD 5 millones
Compartir en redes
París, Francia. AFP.
Un sable de Napoleón Bonaparte fue vendido por más de 5 millones de dólares la noche del jueves pasado en París, rozando un récord mundial para un artefacto perteneciente al antiguo emperador, informó el viernes la casa de subastas francesa Hôtel Drouot. Esta arma personal, encargada por el propio Napoleón, alcanzó los 4,66 millones de euros (5,27 millones de dólares) con las comisiones incluidas, precisó el Hôtel Drouot, donde se llevó a cabo la venta organizada por la casa de subastas Giquello.
"Estimado entre 700.000 y 1 millón de euros, rozó el récord mundial de 4,8 millones de euros, establecido en 2007 por su sable de la batalla de Marengo, y se une al círculo muy exclusivo de los artefactos napoleónicos más valiosos jamás vendidos en subasta", añadió la misma fuente. Bonaparte, entonces Primer Cónsul, encargó este sable entre 1802 y 1803 a Nicolas Noël Boutet, director de la Manufactura de Versalles.
Napoleón lo conservó hasta el final de su periodo como emperador y después se lo regaló a Emmanuel de Grouchy, uno de sus fieles. El prestigioso sable fue posteriormente conservado por los descendientes de De Grouchy. Un segundo sable, idéntico a este y también encargado por Napoleón, se conserva en el Museo del Hermitage en San Petersburgo, Rusia.
El Centro de Artes Visuales/Museo del Barro habilita en la fecha cuatro exposiciones que integran el proyecto Legados coloniales – resonancias contemporáneas. La inauguración está marcada para las 19:00, en las salas Olga Blinder, Florian Paucke y Josefina Plá del Museo, y en la sala Cira Moscarda de la Fundación Migliorisi. El acceso será gratuito.
Las exposiciones presentan fotografías de Lanto’oy’ Ronaldo Unruh, grabados de Miriam Rudolph (Winnipeg, Canadá) y dibujos del colectivo Artes Vivas, así como fragmentos de la Biblioteca de la Memoria Hablada, con testimonios de ancianos y ancianas enlhet, compilados por Hannes Kalisch y Ernesto Unruh.
Grabado de Miriam Rudolph
Las exhibiciones fueron concebidas como una invitación a explorar la historia de la colonización del Chaco desde distintas perspectivas y experiencias que muestran las rupturas forzadas por procesos de colonización y desigualdades que existen entre las comunidades indígenas y la sociedad colonizadora.
VISITA GUIADA
El martes 27 de mayo, a las 18:00, los artistas ofrecerán una visita guiada con acceso gratuito. El Museo del Barro abre de martes a sábados de 14:00 a 20:00; las entradas tienen un costo de G. 50.000 de martes a jueves.
El acceso es gratuito los días viernes y sábados. Las exposiciones podrán ser visitadas hasta el 17 de julio de 2025.
Cuando el tren se rompió: 40 años de la tragedia que marcó al ferrocarril paraguayo
Compartir en redes
Por Sara Valenzuela.
En la noche del miércoles 22 y madrugada del jueves 23 de mayo de 1985, la apacible localidad de Félix Pérez Cardozo (Guairá) era sacudida por uno de los descarrilamientos más graves de la historia del ferrocarril paraguayo. El tren internacional que provenía de Argentina, y que tenía como destino final Asunción, sufrió un desperfecto y se accidentó a pocos kilómetros de la estación guaireña, dejando seis fallecidos y 25 heridos.
A 40 años de este hecho, en la memoria de don Juan Monges, en aquel entonces arrendatario del vagón comedor del tren, el fuerte estruendo y la avalancha de escombros y hierros entre los que decenas de pasajeros quedaron atrapados, continúan intactos en su memoria.
En conversación con La Nación/Nación Media, recordó que aproximadamente a las 0:30 de aquella fatídica fecha se habría dado el primer indicio de lo que sería una madrugada de terror. Cuando el tren alcanzó la estación de Villarrica, el generador se descompuso dejando sin luz los vagones, motivo por el cual solicitó a los pasajeros que estaban cenando y compartiendo bebidas que se retiraran a sus respectivos coches.
Pocos minutos después siguió el sonido ensordecedor de los vagones incrustándose unos contra otros, luego de que el perno que unía a la locomotora con el tender, el vagón especial que contiene el agua y el combustible utilizado por las locomotoras a vapor, se desprendiera en una curva, ocasionando un choque de manera consecutiva que terminó en destrozos y el descarrilamiento total.
“El tender empieza a descarrilar y a tumbar los vagones siguientes, y del impulso tan fuerte hace que se rompa el vagón comedor. Si los pasajeros continuaban ahí, como normalmente era, ya que yo les pedí que salgan solo porque se dio el apagón, toda esa gente iba a morir, porque el salón quedó destrozado. Yo, por suerte, estaba en el vagón, pero ya en la caja registradora y, como existen unos tensores de hierro, eso frenó la rotura de la estructura”, recordó Juan Monges.
Un corte de luz en un vagón, antes del accidente, anticipó el fallo técnico que derivó en tragedia. Foto: Gentileza
“Fue un milagro”
Admitió que, analizando en retrospectiva aquella noche, el hecho de que él y su equipo de trabajo hayan sobrevivido fue un milagro, en especial teniendo en cuenta que seis pasajeros perdieron la vida en aquel incidente, entre ellos un niño de solo 7 años que viajaba con sus padres.
Igualmente, 25 personas resultaron heridas. La mayoría de los heridos fueron atendidos en el Hospital de Villarrica, mientras que los más graves fueron trasladados por helicóptero de la Fuerza Aérea hasta Asunción.
“Cuando me incorporé tras el impacto, lo primero que hice fue ir corriendo hasta el pueblo de Félix Pérez, hasta una telefonía. Ahí empecé a llamar a todas las autoridades locales y regionales para informar lo que había pasado. También llamé a la azucarera para que envíen hombres con herramientas y sopletes para cortar los hierros, porque muchas personas estaban atrapadas”, relató Monges.
Entre las seis víctimas fatales hubo un niño de siete años. Foto: Gentileza
Rescate comunitario
Gracias a que era habitante de la localidad, tenía familiares, amigos y conocidos en la zona, a quienes despertó en medio de la madrugada para ayudar en el siniestro, rescatando y asistiendo a los pasajeros, llevándolos en camiones y carretas hasta los centros asistenciales.
“La verdad es que en los 30 años que trabajé en el ferrocarril, no recuerdo un incidente de esta magnitud. Era impresionante ver los vagones destruidos, incrustados unos con otros. Si existieron muchos descarrilamientos en diferentes zonas del trayecto, ya que era un tren que hacía un viaje de más de 300 kilómetros, pero nunca se dio un incidente como éste”, puntualizó Monges.
El tren provenía de Argentina y no llegó hasta Asunción, su destino final. Foto: Gentileza
Cuando el ferrocarril paró
En 1861, el ferrocarril paraguayo inauguró su tramo entre Asunción y la ciudad de Paraguarí, que se mantuvo activo uniendo diversas ciudades y realizando tramos claves hasta 1999. Las ciudades por las que atravesaba el servicio ferroviario se veían estrechamente beneficiadas, ya que la economía local se activaba gracias a la conectividad que daba a los pobladores.
Las estaciones habilitadas inicialmente eran las de Asunción, Trinidad, Luque, Areguá, Patiño y Pirayú, pero, posteriormente, viéndose la alta demanda del servicio, fueron habilitadas paradas en Sapucai, Caballero, Yvytymi, Tebicuary y Félix Pérez Cardozo. El ferrocarril llegaba a unir ciudades como Asunción, Villarrica y Encarnación.
Mapa de la zona donde se dio el siniestro. Foto: Gentileza
Beneficiaba el desarrollo
Juan Monges recordó que, durante su actividad, el ferrocarril era un medio clave de transporte, ya que, más allá de transportar una importante cantidad de pasajeros a un precio accesible, el vehículo también era utilizado para mover grandes cantidades de productos hasta diferentes puertos para su posterior importación, y lo mismo ocurría con las cargas exportadas.
“La verdad es que el ferrocarril movía a muchísima gente y simplificaba la vida no solo de los pasajeros, sino también de los productores, que ahorraban un importante costo en el traslado de sus productos. Cuando paró, muchas cosas cambiaron, en especial en las ciudades por las que atravesaba; la gente se quedó sin un medio de transporte accesible, rápido y, sobre todo, económico”, finalizó Juan Monges.
A 40 años del accidente que marcó la historia ferroviaria del Paraguay
Compartir en redes
Sara Valenzuela
En la noche del 22 y madrugada del 23 de mayo de 1985, la apacible localidad de Félix Pérez Cardozo era sacudida por uno de los descarrilamientos más graves de la historia del ferrocarril en nuestro país. El tren internacional que provenía de Argentina y tenía como destino final Asunción, sufrió un desperfecto y terminó descarrilando a pocos kilómetros de la estación de Félix Pérez Cardozo.
A 40 años de este hecho, sigue en la memoria de Juan Monges, en aquel entonces arrendatario del vagón comedor del tren, el fuerte estruendo y la avalancha de escombros y hierros entre los que decenas de pasajeros quedaron atrapados.
En conversación con La Nación/Nación Media recordó que aproximadamente a las 00:30 de la madrugada se habría dado el primer indicio de lo que serían esas horas de terror. Cuando el tren alcanzó la estación de Villarrica, el generador se descompuso dejando sin luz los vagones, motivo por el cual solicitó a los pasajeros que estaban cenando y compartiendo bebidas que se retiraran a sus respectivos coches.
Minutos más tarde, el sonido ensordecedor de los vagones incrustándose unos contra otros, luego de que el perno que unía a la locomotora con el tender, el vagón especial que contiene el agua y el combustible utilizado por las locomotoras a vapor, se desprendiera en una curva, ocasionando un choque de manera consecutiva que terminó en destrozos y el descarrilamiento total.
El tren provenía de Argentina con destino a Asunción. Foto: Gentileza
“El tender empieza a descarrilar y a tumbar los vagones siguientes y del impulso tan fuerte hace que se rompa el vagón comedor. Si los pasajeros continuaban ahí, como normalmente era, ya que yo les pedí que salgan solo porque se dio el apagón, toda esa gente iba a morir, porque el salón quedó destrozado. Yo, por suerte, estaba en el vagón, pero ya en la caja registradora y, como existen unos tensores de hierro, eso frenó la rotura de la estructura”, recordó Juan Monges.
UN MILAGRO
Analizando en retrospectiva aquella noche, el hecho de que él y su equipo de trabajo hayan sobrevivido para él fue un milagro, en especial teniendo en cuenta que 6 pasajeros perdieron la vida, entre ellos, un niño de solo 7 años que viajaba con sus padres. Igualmente, 25 personas resultaron heridas. La mayoría de los heridos fueron atendidos en el Hospital de Villarrica, mientras que los más graves fueron trasladados por helicóptero de la Fuerza Aérea hasta Asunción.
“Cuando me incorporé tras el impacto, lo primero que hice fue ir corriendo hasta el pueblo de Félix Pérez, hasta una telefonía. Ahí empecé a llamar a todas las autoridades locales y regionales para informar lo que había pasado. También llamé a la azucarera para que envíen hombres con herramientas y sopletes para cortar los hierros, porque muchas personas estaban atrapadas”, relató Monges.
Gracias a que era habitante de la localidad, tenía familiares, amigos y conocidos en la zona, a quienes despertó en medio de la madrugada para ayudar en el siniestro, rescatando y asistiendo a los pasajeros, llevándolos en camiones y carretas hasta los centros asistenciales.
“La verdad es que en los 30 años que trabajé en el ferrocarril, no recuerdo un incidente de esta magnitud. Era impresionante ver los vagones destruidos, incrustados unos con otros. Si existieron muchos descarrilamientos en diferentes zonas del trayecto, ya que era un tren que hacía un viaje de más de 300 kilómetros, pero nunca se dio un incidente como este”, recalcó Juan Monges.
Algunos vagones quedaron totalmente destrozados con el impacto. Foto: Gentileza
CUANDO EL TREN PARÓ
En 1861, el ferrocarril paraguayo inauguró su tramo entre Asunción y la ciudad de Paraguarí y se mantuvo activo uniendo diversas ciudades y realizando tramos claves hasta 1999.
Las ciudades por las que atravesaba el servicio ferroviario se veían estrechamente beneficiadas, ya que la economía local se activaba gracias a la conectividad que daba a los pobladores.
Las estaciones habilitadas inicialmente eran las de Asunción, Trinidad, Luque, Areguá, Patiño y Pirayú, pero posteriormente, viéndose la alta demanda del servicio, fueron habilitadas paradas en Sapucai, Caballero, Yvytymi, Tebicuary y Félix Pérez Cardozo. El ferrocarril llegaba a unir ciudades como Asunción, Villarrica y Encarnación.
“La verdad es que el ferrocarril movía a muchísima gente y simplificaba la vida no solo de los pasajeros, sino también de los productores, que ahorraban un importante costo en el traslado de sus productos. Cuando paró, muchas cosas cambiaron, en especial en las ciudades por las que atravesaba; la gente se quedó sin un medio de transporte accesible, rápido y, sobre todo, económico”, finalizó Juan Monges.