Los organizadores de la subasta del Balón de Oro entregado al legendario jugador argentino Diego Maradona en 1986 anunciaron este domingo el aplazamiento de la subasta, como consecuencia de un “clima litigioso” y de las “incertidumbres”. El abogado de la familia de Maradona anunció después que apelaría esta decisión.
Un tribunal de Nanterre, en la periferia de París, denegó el pasado jueves la suspensión de la venta del trofeo que habían reclamado los herederos del futbolista fallecido, al asegurar que la pieza fue robada durante un atraco a un banco en octubre de 1989 en Nápoles. Paralelamente, se presentó otra demanda según confirmó a la AFP la fiscalía de Nanterre.
En este contexto, la casa de subastas Aguttes decidió aplazar la venta, que debía producirse el jueves en Neuilly-sur-Seine, otra localidad de la periferia de la capital. “Nuestra misión es organizar las subastas en las mejores condiciones, tanto para el vendedor como para los compradores”, indicó en un comunicado el director de la firma Maximilien Aguttes, añadiendo que “este clima litigioso” y las “incertidumbres” que genera no permiten asegurar el proceso de venta.
Este anticuario, que no precisó la fecha de la nueva subasta, aseguró haber adquirido el Balón de Oro en una subasta en 2016 “en un mismo lote” compuesto por centenares de trofeos, la mayoría de ellos de escaso valor. El trofeo que recompensó a Diego Maradona en 1986 fue entregado por la revista France Football al mejor jugador del Mundial, pero no forma parte de los Balones de Oro que se entregaban en la época al mejor jugador del año, que en aquel entonces estaban reservados a jugadores europeos.
Un tribunal argentino suspendió hasta el 1 de octubre el inicio del juicio por la muerte en 2020 de Diego Armando Maradona, inicialmente previsto para la próxima semana, y no hizo lugar al pedido de traslado del cuerpo realizado por los hijos del astro del fútbol. Ocho profesionales de la salud, entre ellos el cirujano que lo intervino, serán juzgados por “homicidio con dolo eventual” (sin intención) de Maradona.
El Tribunal Oral en lo Criminal n.º 3 de San Isidro (provincia de Buenos Aires) dispuso, en una resolución con fecha del martes, pero difundida este miércoles, suspender la audiencia del 4 de junio y reprogramarla para el 1 de octubre. Para los jueces existe una “pluralidad de cuestiones que se han ido suscitando por las distintas pretensiones de las partes y que a la fecha restan resolverse” antes de iniciar las audiencias, indica el texto al que accedió la AFP.
La resolución dispuso además “no hacer lugar -por el momento- al traslado de los restos de quien fuera en vida Diego Armando Maradona”. Los hijos del campeón mundial en México-86 habían solicitado a principios de mayo trasladar los restos del “10″ de un cementerio privado a un mausoleo en el exclusivo barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires.
Los imputados por su muerte son el neurocirujano Leopoldo Luciano Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Ángel Díaz, la médica coordinadora Nancy Forlini, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni, el médico clínico Pedro Pablo Di Spagna y los enfermeros Ricardo Omar Almirón y Dahiana Gisela Madrid. Esta última hizo un pedido para acceder a un juicio por jurados, por el que aún debe expedirse la Cámara de Apelaciones, y que es mencionado en la resolución como uno de los motivos puntuales de la suspensión.
Maradona, considerado uno de los mejores futbolistas de la historia y emblema de la selección Albiceleste, falleció a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 en su lecho de enfermo, convaleciente de una cirugía por un hematoma en el cabeza sufrido en un accidente casero. Según la autopsia, el ídolo del argentino Boca Juniors y el italiano Napoli murió a causa de “un edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”.
“La boda del siglo”. El 29 de julio de 1981. Carlos, el príncipe de Gales y Diana Spencer, en el carruaje 1902 State Landau, recorren las calles de Londres. La fantasía de millones con “sus altezas reales” solo duró 5.509 días
Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
Ricardo Rivas
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Ricardo Rivas
Periodista
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Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji) sorprendió a los exploradores occidentales y desde aquellos tiempos es polo de atracción hasta nuestros días
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
El príncipe Raj Raghuvanshi con la princesa Sonam Raghuvanshi. ¡Que vivan los novios!
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
El pasado mes, la fiscal Zulma Benítez Reyes presentó acusación contra Eugenio Sanabria Vierci por homicidio culposo y exposición al peligro en el tránsito terrestre. Foto: Archivo
Caso Sanabria Vierci: tribunal nombra a niña de 8 años como única querellante
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A través de sus redes sociales, Nancy Jacquet, hermana de una de las víctimas del siniestro fatal ocurrido el pasado 10 de noviembre en la Ruta Luque-Sanber, informó que el Tribunal de Apelación de Cordillera decidió sacar a su padre del proceso de querella y nombrar como única querellante a su sobrina.
Jacquet explicó que el tribunal consideró que las consecuencias por la muerte de su hermano, Osvaldo Jacquet, su esposa y una de sus hijas se reducen a una herencia que debe dividirse, y que la niña sobreviviente hereda tras la muerte de su padre, por lo que solo ella puede tomar reclamo en el juicio en contra del principal acusado, Eugenio Sanabria Vierci.
En el mismo posteo, también acusó al Poder Judicial de ordenar enviar a Sanabria Vierci a cumplir la prisión preventiva a la Agrupación Especializada, donde tendría privilegios. Según las autoridades, esta decisión fue tomada teniendo en cuenta la cercanía del lugar con centros asistenciales, ya que el acusado cuenta con trastornos de salud.
El pasado mes de mayo, la fiscala Zulma Benítez Reyes presentó acusación contra Sanabria Vierci por homicidio culposo y exposición al peligro en el tránsito terrestre y solicitó al juzgado penal de Garantía de Caacupé que el presente caso se eleve a un juicio oral y público.
El escrito de acusación del Ministerio Público señala que “Eugenio Sanabria Vierci, conductor de la camioneta de la marca Volkswagen, Touareg, invadió el carril opuesto a su sentido de circulación, obstruyendo así el desplazamiento lineal y preferencial del conductor del automóvil Kia Picanto donde iba toda una familia”.
Víctimas
Las víctimas fatales fueron identificadas como Osvaldo Darío Jacquet Valdez, de 39 años; su esposa Kristin María Blumenröther, de 40 años y un hijo de ellos de tan solo cuatro años. La única que pudo sobrevivir al accidente es la otra hija de la pareja, de 8 años.
El tercer vehículo es un Hyundai HB20, que estaba al mando de Víctor Ariel Serafini Bobadilla, de 32 años, quien iba acompañado por Eliane Solange Pattender Chena, de 27 años, y Nancy Angeluz Chena Vallejos, de 57 años, quien falleció en el Hospital del Instituto de Previsión Social (IPS) Ingavi.
El tribunal de sentencia, integrado por Cándida Fleitas, Héctor Capurro y Cristian González, deberá fijar la fecha para el inicio de la audiencia oral. Foto: Archivo
Corte resolvió que juicio oral de Payo Cubas se realice en Asunción
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La sala penal de la Corte Suprema de Justicia, integrada por Luis María Benítez Riera, Manuel Ramírez Candia y Carolina Llanes, ratificó que el juicio oral y público para el excandidato presidencial Paraguayo Cubas se realizará en Asunción.
El tribunal de sentencia, integrado por Cándida Fleitas, Héctor Capurro y Cristian González, deberá fijar la fecha para el inicio de la audiencia oral en la que se estudiará si Cubas es responsable de los hechos que el Ministerio Público acusó.
Cubas debe enfrentar juicio oral por los disturbios ocurridos en las inmediaciones del TSJE. Los camaristas revocaron el fallo del Tribunal de Sentencia que había hecho lugar a la excepción de incompetencia.
Antecedentes
La acusación contra Cubas fue presentada en junio de 2023 por los agentes fiscales Jorge Arce, Alma Zayas, Francisco Cabrera y Diego Arzamendia. En el documento sostienen que el líder político convocó a sus seguidores a tomar las calles, expresando su descontento con los resultados preliminares transmitidos a través del TREP.
Alegan que sus discursos incendiarios y publicaciones en redes sociales incitaron a la violencia, llevando a manifestaciones en diversas ciudades del país. Las protestas derivaron en disturbios, daños a la propiedad pública y privada, así como agresiones a agentes policiales.
La acusación contra Cubas está respaldada por una serie de pruebas contundentes, como ser: pruebas documentales, pruebas audiovisuales, denuncias realizadas por la coordinadora de la Dirección Jurídica de la Justicia Electoral y evidencias incautadas.
Hallan culpable a Harvey Weinstein en un cargo de agresión
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Nueva York, Estados Unidos. AFP.
En un veredicto que será entregado por partes, el exproductor de cine Harvey Weinstein fue declarado culpable el miércoles de agredir sexualmente a la exasistente de producción Miriam Haley, y no culpable de una acusación similar hecha por una exmodelo, tras la repetición de su juicio en Nueva York.
El jurado se volverá a reunir el jueves para decidir sobre la acusación de violación a la aspirante a actriz Jessica Mann que pesa sobre el fundador de los estudios Miramax, de 73 años, y que cumple otra condena de 16 años de cárcel impuesta por un tribunal de California por agresión sexual.
“Culpable”, dijo el presidente del jurado en relación al caso de Haley, una de las denunciantes que precipitaron el movimiento #MeToo, que generó una avalancha de denuncias de mujeres víctimas de agresiones sexuales en el trabajo.
En cambio, el jurado lo declaró “no culpable” en la acusación de agresión sexual de la exmodelo polaca Kaja Sokola, un nuevo caso que se sumó en la repetición de este juicio, tras su anulación en 2024 por un tribunal de apelación que consideró que en el proceso de 2020 hubo vicios de forma.
Weinstein permaneció impasible, sentado en su silla de ruedas y vestido con un traje oscuro, como ha hecho durante las seis semanas que ha durado el juicio.
El juez ordenó a los equipos jurídicos de ambas partes que no hablaran con los medios de comunicación. El jurado volverá a reunirse el jueves para deliberar sobre el cargo pendiente.
Estos veredictos han llegado en medio de disputas internas entre los doce miembros del jurado que han hecho temer por un bloqueo que hubiera provocado otra eventual repetición del juicio. La defensa de Weinstein ha reclamado en varias ocasiones la anulación del proceso.
Poco antes de que se anunciara el primer veredicto, tras una enésima protesta del portavoz del jurado ante el juez Curtis Farber, el propio Weinstein pidió que se anulara el juicio, para sorpresa del público que aguardaba las deliberaciones.
“Es la cuarta vez que he oído una queja de un jurado”, dijo Weinstein que concluyó: “Es hora, es hora, es hora de decir que este juicio ha acabado”. Una vez que se dé a conocer el veredicto que falta, el juez Farber deberá decidir la pena que impondrá a Weinstein.
El exproductor volvió a ser juzgado por la supuesta violación de Jessica Mann en 2013 y una agresión sexual a Miriam Haley en 2006, por las que había sido condenado a 23 años de cárcel.
A estas acusaciones se sumó la de la Sokola que denunció al magnate del cine por una supuesta agresión sexual ocurrida en 2006, cuando tenía 19 años.
Sus abogados hicieron todo lo posible para desacreditar a las tres acusadoras, “mujeres que vieron sus sueños (profesionales) destrozados” y que habrían mentido para obtener dinero de Weinstein, el “pecador original del movimiento #MeToo”, según su abogado principal, Arthur Aidala.
Investigaciones periodísticas de octubre de 2017 del New York Times y The New Yorker sobre el poderoso productor de películas como “Pulp Fiction” causaron conmoción en todo el mundo, y liberaron la voz de muchas mujeres, víctimas no solo de Weinstein, entre ellas actrices como Angelina Jolie o Gwyneth Paltrow.
A diferencia del primer juicio, cuando las manifestaciones contra la violencia sexual eran diarias a la entrada del tribunal, este proceso pasó casi desapercibido, opacado por el del rapero y magnate de la música Sean “Diddy” Combs, que se celebra en un tribunal vecino por cargos de asociación ilícita y tráfico sexual.