Con 3,4 millones de habitantes, Uruguay tiene el costo de vida más elevado de América Latina, según la plataforma global de estadísticas Statista. En la capital uruguaya, hogar de la mitad de la población del país, el pan cuesta tres veces más que en Asunción, una docena de huevos más del doble que en Tokio, y un capuchino un 66 % más que en Madrid. 

Lo que más me llama la atención es el precio del champú, el desodorante, la pasta de dientes. Pero también el de la fruta, la pasta, ¡el café! En el supermercado es flagrante la diferencia”, dice María Chaquiriand, radicada en Europa hace 28 años y siempre que visita a su familia se sorprende de lo caro que es todo en Uruguay.

A esta mujer de 48 años, gerente de mantenimiento de edificios industriales, también le resulta caro el transporte, los medicamentos, los artículos de bazar o los materiales de construcción en Uruguay. Según Numbeo, una base de datos colaborativa con precios de todo el mundo, Uruguay es el país más caro de Sudamérica, y ocupa el lugar 37 en esa escala entre 146 economías, por encima de Japón (47) o España (54).

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IVA de 22%

Los economistas señalan razones estructurales. “Uruguay tiene un Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 22%, uno de los más altos del mundo. Y como no tiene buenos acuerdos comerciales, paga aranceles de hasta 25% a 35%. Si a eso se suma una tasa consular del 5%, un producto importado puede tener una carga tributaria del 50%”, dice a la AFP Alfonso Capurro, de la consultora CPA Ferrere.

En el combustible y los automóviles hay gravámenes adicionales. La gasolina en Uruguay es la más cara del continente americano y una de las más caras del mundo, a 76,5 pesos por litro (2 dólares), según Global Petrol Prices. Numbeo ubica a Uruguay quinto entre casi un centenar de países por el costo de un auto Volkswagen Golf 1.4 0km.

“La mitad del precio de un automóvil son impuestos”, resume Javier de Haedo, director del Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica del Uruguay. En el precio del combustible inciden también costos de distribución y comercialización, añade en diálogo con la AFP.

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“Happy problem”

Además de la presión fiscal, en Uruguay existen subsidios cruzados, como el 10% de retención en el precio del diésel para financiar el transporte público, apunta Capurro. Y pesan las regulaciones, protecciones y mecanismos de registro, que en la práctica implican barreras a la importación de frutas y verduras, y falta de competencia en el mercado de productos de higiene personal y limpieza.

Por otra parte, Uruguay se está transformando en un país de renta media alta, con lo cual el sueldo medio es elevado y los servicios, que tienen mucho componente de salarios, se encarecen, explica Capurro. “Somos más caros, obviamente, aunque en realidad eso es un ‘happy problem’, porque queremos ser ricos, no pobres”, aclara.

Uruguay tiene un Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita de 18.000 dólares, el mayor de Latinoamérica, según la última clasificación del Banco Mundial. El salario mínimo nacional actualmente equivale a unos 580 dólares. En Paraguay, el país con menor costo de vida de Sudamérica según Numbeo, está en 370 dólares.

“¡Carísimo es este país!”, exclama José Luis Díaz, un uruguayo de 54 años, empleado en una peluquería en Montevideo. “Aumentan los sueldos, pero la canasta básica aumenta mucho más. No alcanza la plata para vivir acá”. ¿Su estrategia para llegar a fin de mes? “Me cuido con el consumo de energía eléctrica, no salgo tanto a comer afuera, me fijo en las ofertas”, relata a la AFP.

Atraso cambiario

Uruguay es caro además por factores macroeconómicos. “En este ciclo 2020-2023, se combinaron muy buenos precios de exportación con una importante inversión extranjera directa, lo cual generó un flujo de dólares muy grande que terminó fortaleciendo el peso”, apunta Capurro. El combate a la inflación, prioridad del gobierno de centroderecha de Luis Lacalle Pou que asumió en 2020, también contribuyó a apreciar la moneda uruguaya.

Para restringir el consumo, el Banco Central subió su tasa de política monetaria. Y aunque la inflación en marzo se moderó a 3,8% a 12 meses, su nivel más bajo desde agosto de 2005, la tasa de interés de referencia se mantiene alta, en 8,50%. “El precio del dólar en términos nominales bajó 3% en el último año móvil y acumuló una disminución de 15% en los últimos tres años”, indicó días atrás el Instituto Cuesta Duarte, que asesora a sindicatos.

El desfasaje cambiario hace que Uruguay pierda competitividad frente a sus socios comerciales y se vuelva más caro en comparación, desatando reclamos de productores rurales, industriales y del sector turístico. “Si tomo como base 100 el promedio de lo que va del siglo XXI, estamos hoy en 28% de atraso cambiario con países de fuera de la región”, advierte De Haedo.

Fuente: AFP.

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