“Buenos días señora, habla el banco, ¿está en casa?”. Desde el inicio de la violencia entre Israel y el movimiento libanés Hezbolá, los habitantes del sur de Líbano reciben misteriosas llamadas justo antes de los bombardeos. Las voces del otro lado del aparato afirman realizar sondeos, distribuir ayudas o trabajar para instituciones públicas. Pero fuentes de seguridad libanesas y de Hezbolá atribuyen las llamadas a Israel.

A Umm Hussein le pasó la semana pasada. Esta septuagenaria del pueblo de Khiam, en el sur de Líbano, recibió una llamada de un banco, que le pidió salir para retirar dinero. Pero la mujer no tiene cuenta bancaria, cuenta su nieto, Hassan Shukeir, a la AFP. “Le preguntaron si estaba en Khiam y la llamada terminó cuando contestó que estaba en Beirut”, añade.

Un bombardeo israelí golpeó la casa vecina poco después. Incidentes similares se produjeron en las últimas semanas la zona, donde Hezbolá lanza diariamente ataques contra Israel. Lo hace desde que empezó la guerra en Gaza el 7 de octubre, para apoyar al movimiento islamista palestino Hamás.

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Israel responde bombardeando los pueblos fronterizos. La violencia ya dejó más de 190 muertos en Líbano, incluidos 141 combatientes de Hezbolá, muy implantados en el sur del país. Del lado israelí murieron 15 personas, nueve soldados y seis civiles, según el ejército israelí.

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“Cegar al enemigo”

Hezbolá pidió a los pocos habitantes que quedan en estos pueblos fronterizos que no contesten las preguntas de números libaneses desconocidos. “El enemigo usa estas informaciones para averiguar la presencia de nuestros hermanos combatientes en los hogares que pretende atacar”, advirtió el movimiento.

Según una fuente de seguridad, los servicios de inteligencia del ejército libanés y de la policía atribuyen las llamadas a Israel. El país, afirman, habría logrado penetrar la red de telecomunicaciones libanesas. Israel usó esta táctica varias veces antes de apuntar contra combatientes de Hezbolá escondidos en hogares, afirmó la misma fuente.

Un bombardeo golpeó por ejemplo una casa del pueblo de Beit Yahoun el 22 de noviembre, dejando cinco combatientes muertos, entre ellos el hijo del jefe del bloque parlamentario del partido, Mohamed Raad. El propietario de la casa recibió una llamada poco antes del ataque. El interlocutor quiso asegurarse que la familia no estaba en casa, según la fuente de seguridad.

Cuando la AFP preguntó si las llamadas venían de Israel, una portavoz del ejército contestó que “no podía responder”. Israel también pirateó cámaras de vigilancia privadas situadas frente a viviendas y comercios en aldeas fronterizas, según Hezbolá. El movimiento pidió apagarlas para “cegar al enemigo”.

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Falta de protección

Según la fuente de seguridad, tres libaneses sospechosos de espionaje fueron detenidos recientemente. Uno de ellos habría escaneado redes wifi de domicilios en los suburbios del sur de Beirut, bastión de Hezbolá. Los combatientes del poderoso movimiento chiita afirman haber desconectado decenas de dispositivos de espionaje, así como cámaras instaladas en torres y centros militares israelíes en la frontera.

Desde entonces, Israel ha incrementado el uso de las llamadas telefónicas y el pirateo de cámaras de vigilancia, según el grupo proiraní. Abed Qataya, director de contenidos digitales en SMEX, una organización de derechos digitales, explica a la AFP que el pirateo se debe a que las comunicaciones por internet y las llamadas telefónicas rara vez están cifradas.

“Israel tiene un largo historial en las técnicas de espionaje”, recuerda, añadiendo que las infraestructuras de comunicación no están protegidas de manera adecuada en Líbano, que sufre una grave crisis económica. El 7 de enero, las pantallas del aeropuerto de Beirut sufrieron un ciberataque con mensajes hostiles a Hezbolá. Los autores nunca fueron identificados. “El Estado libanés no tiene experiencia en ciberseguridad”, admitió entonces el ministro de Obras Públicas y Transportes, Ali Hamieh.

Fuente: AFP.

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