La detención esta semana en Brasil de dos personas acusadas de planear “ataques terroristas” en el país, orquestados según Israel por Hezbolá, ha suscitado preguntas sobre las supuestas actividades del grupo libanés en Sudamérica.

Las autoridades brasileñas deploraron el jueves que Israel afirmase que había ayudado a desbaratar una “célula” de Hezbolá que pretendía atentar contra la comunidad judía en Brasil. El ministro de Justicia, Flavio Dino, repudió que se “adelantaran conclusiones” para fines de “propaganda”.

Apoyado por Irán, Hezbolá es un movimiento chiita libanés con estrechos lazos con Hamás, enzarzado en un sangriento conflicto con Israel en la Franja de Gaza, tras la matanza el 7 de octubre por el grupo islamista palestino de 1.200 personas en suelo israelí, en su mayoría civiles, según el último balance israelí.

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Esto es lo que se sabe -y lo que no- de la presencia de Hezbolá en América del Sur, considerada por Estados Unidos como un riesgo de seguridad mayor.

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“Tierra sin ley” en triple frontera

Las investigaciones sobre las supuestas operaciones de Hezbolá en la región se han concentrado en la zona fronteriza entre Argentina, Brasil y Paraguay, países con una importante población de origen libanés.

El polo económico es Ciudad del Este, en Paraguay, un concurrido centro de comerciantes y traficantes que venden todo tipo de productos, desde DVD piratas y electrodomésticos, hasta armas. Esta zona franca tiene la reputación de ser escenario de crimen y tratos ilegales.

La Oficina Antiterrorista de Estados Unidos asegura que colaboradores de Hezbolá operan en la región para recabar financiación. El embajador de Estados Unidos en Paraguay, Marc Ostfield, aseguró en enero que Hezbolá “ha realizado regularmente eventos privados en ese país suramericano donde los políticos hacían acuerdos” con el movimiento a cambio de “favores”.

Crimen organizado

Hezbolá es acusado de financiarse en la región apoyando al crimen organizado con el lavado de dinero. En 2014, el diario brasileño O Globo citó documentos filtrados de la policía federal que indicaban que traficantes libaneses relacionados con Hezbolá ayudaron al Primeiro Comando Capital (PCC), una de las mayores bandas de narcotraficantes de Brasil, a comprar armas y vender explosivos robados.

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Atentado en Buenos Aires

En 2006, la justicia argentina acusó a Hezbolá de haber perpetrado el peor atentado de la historia del país: el ataque en 1994 contra la Asociación de Mutuales Israelitas de Argentina (AMIA), en Buenos Aires, que causó 85 muertos y 300 heridos.

Además acusó a altos responsables iraníes de haber ordenado el ataque. Irán niega toda implicación.

Listas y órdenes de captura

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha incluido en su lista negra sobre personas y entidades que financian a Hezbolá a varios suramericanos, incluido el libanés nacionalizado paraguayo Assad Barakat, que estuvo preso en Brasil y Paraguay por delitos relacionados con apología al crimen y evasión de impuestos.

En junio, la justicia argentina solicitó la captura internacional de cuatro libaneses supuestamente vinculados a Hezbolá, tres con doble nacionalidad paraguaya y/o brasileña. Argentina y Paraguay consideran a Hezbolá como una “organización terrorista”, como Estados Unidos e Israel.

“Falta de pruebas”

Brasil y Paraguay han desafiado a Estados Unidos a aportar pruebas de actividades “terroristas” vinculadas con islamistas en la zona limítrofe. “En las tres últimas décadas de acusaciones (de Estados Unidos) en la zona fronteriza, han faltado las pruebas”, sostuvo en un reciente artículo la experta brasileña en Relaciones Internacionales Isabelle Somma de Castro.

Fuente: AFP

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