En India cundieron este martes las especulaciones a raíz de unos rumores que apuntan que las autoridades planean dejar de utilizar oficialmente la denominación inglesa de su país, “India”, al que se refirieron como “Bharat” en una invitación para los dirigentes del G20.
El próximo fin de semana, Nueva Delhi albergará una cumbre del G20 que culminará con una cena de Estado ofrecida, según las invitaciones, por “el presidente de Bharat”. Bharat es una de las dos denominaciones oficiales del país, según la Constitución india, y se remonta a los antiguos textos hindúes escritos en sánscrito. El propio primer ministro, Narendra Modi, suele hablar de India utilizando esa palabra.
Los miembros de su partido, el BJP (nacionalista hindú), han hecho campaña contra el uso de la denominación “India”, originaria de la antigüedad occidental e impuesta por el Reino Unido. Según la cadena de televisión News18, fuentes gubernamentales anónimas afirmaron que los diputados del BJP podrían presentar este mes en sesión extraordinaria en el Parlamento una resolución especial para dar preeminencia al uso oficial de “Bharat”.
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Los rumores sobre este proyecto bastaron para dar lugar a un cúmulo de reacciones ofuscadas de los opositores de Modi, y de mensajes entusiastas de apoyo por parte de sus simpatizantes. “Espero que el gobierno no sea tan estúpido como para prescindir completamente de ‘India’”, comentó Shashi Tharoor, responsable del Partido del Congreso (oposición), en la plataforma X (ex-Twitter).
“Deberíamos seguir utilizando las dos palabras” y no renunciar a “un nombre cargado de historia, reconocido en todo el mundo”, agregó. En cambio, el exjugador de críquet Virender Sehwag se manifestó a favor del cambio y pidió al consejo de críquet indio que empiece a estampar la palabra “Bharat” en los uniformes de los equipos.
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Durante décadas, los gobiernos indios de distintas tendencias han intentado borrar las huellas de la era colonial británica, rebautizando calles e incluso ciudades enteras. Un proceso que se intensificó desde que Modi es primer ministro (2014).
Además, su Ejecutivo mandó suprimir los nombres islámicos de lugares, impuestos bajo el imperio mogol, que precedió a la colonización británica. La medida fue criticada por parte de la población, que denunció un deseo de asentar la supremacía de la religión hindú, mayoritaria en el país.
Fuente: AFP.
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Fuego cruzado entre India y Pakistán agrava conflicto de 70 años
- Srinagar, India. AFP.
India y Pakistán continuaron el jueves intercambiando disparos de artillería en la frontera de la disputada región de Cachemira un día después de los peores enfrentamientos en dos décadas entre estas potencias atómicas vecinas. Según los últimos balances de ambas partes, las hostilidades causaron al menos 44 muertos civiles, 31 del lado de Pakistán y 13 del lado indio.
El gobierno de Nueva Delhi también informó de un soldado fallecido por disparos pakistaníes. Los bombardeos indios sobre regiones fronterizas de Pakistán y el fuego cruzado entre ambos ejércitos en Cachemira representan una grave escalada en la crisis entre ambos países. Esta crisis comenzó el 22 de abril, con un atentado en la turística ciudad de Pahalgam, en la parte de Cachemira administrada por India, que mató a 26 personas, en su mayoría hindúes.
La región de mayoría musulmana está dividida entre ambos países desde la independencia del Reino Unido en 1947, es escenario de una insurgencia de rebeldes que piden la independencia o la anexión a Pakistán. India, que acusa a Pakistán de respaldar estos grupos insurgentes, responsabilizó del ataque al país vecino y amenazó con una acción militar que se concretó el miércoles.
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Su ejército aseguró haber destruido nueve “campos terroristas” en Pakistán con “ataques aéreos de precisión” en Cachemira y la región fronteriza de Punyab, donde vive más de la mitad de los 240 millones de habitantes del país vecino. Poco después de esos bombardeos, los ejércitos de ambas naciones iniciaron un fuego cruzado a lo largo de la frontera en Cachemira que, según las fuerzas armadas indias, continuaron este jueves.
“El ejército pakistaní efectuó disparos no provocados con armas pequeñas y artillería” a los que “el ejército indio respondió de forma proporcionada”, afirmó un comunicado militar de Nueva Delhi. “Vamos a vengar hasta la última gota de sangre de estos mártires”, prometió el miércoles por la noche el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif.
Sus fuerzas armadas reivindicaron en la víspera haber abatido cinco cazas de combate indios en la parte de Cachemira administrada por Nueva Delhi. Las autoridades indias no confirmaron oficialmente esas pérdidas, aunque una fuente de seguridad bajo anonimato confirmó a AFP que tres aviones militares se estrellaron en su territorio. El bombardeo más letal de la aviación india impactó un seminario islámico cerca de la ciudad de Bahawalpur, en el Punyab. Según el ejército pakistaní, 13 personas murieron en ese lugar.
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Llamados a la moderación
Hacía días que se esperaba una respuesta militar de India al ataque del 22 de abril, que no fue reivindicado pero que Nueva Delhi vincula al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba (LeT), radicado en Pakistán. La organización, designada como terrorista por la ONU, es sospechosa de unos atentados en 2008 en Bombay que dejaron 166 muertos.
India y Pakistán libraron múltiples guerras desde la partición e independencia de los dominios británicos en el subcontinente indio. “El mundo no puede permitirse una confrontación militar entre India y Pakistán”, alertó Stephane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU António Guterres. El secretario británico de Comercio, Jonathan Reynolds, ofreció la mediación de su país para apoyar un acercamiento entre ambos países.
Estados Unidos, la UE, Rusia y Francia lanzaron también llamados a la moderación. “Quiero que se detengan” las hostilidades, declaró Donald Trump en la Casa Blanca. El conflicto no se limita al terreno militar. Horas antes de los bombardeos, Modi dijo que su administración iba a interrumpir el flujo de agua de sus ríos hacia Pakistán. Islamabad respondió que consideraría tal medida como “un acto de guerra”.
Más de 70 años de conflicto
El conflicto entre India y Pakistán que estalló el miércoles es uno más en la historia de rivalidad entre estas dos potencias nucleares que desde su independencia en 1947 se han enfrentado en varias guerras.
- 1947: La partición en dos Estados
El 15 de agosto de 1947, el virrey de India, Lord Louis Mountbatten, anuncia el fin de dos siglos de dominación británica en el subcontinente indio. La antigua colonia queda dividida en dos estados: India (de mayoría hindú) y Pakistán (de mayoría musulmana). Casi 15 millones de personas empiezan a desplazarse, los musulmanes hacia territorio paquistaní y los hindúes y sijs hacia territorio indio.
La partición también provoca un millón de muertos en disturbios y masacres. A finales de 1947 estalla la primera guerra indo-pakistaní por el control de Cachemira, una región anexada a India. En 1948, una resolución de la ONU dispone la celebración de un referéndum sobre la autodeterminación, que sin embargo queda en letra muerta por la negativa india.
El 1 de enero de 1949 se alcanza un alto el fuego a lo largo de una “línea de control” de 770 km que divide Cachemira en dos partes: el 37 % queda bajo administración de Pakistán (Azad-Kashmir) y el 63 % bajo control de India (Estado de Jammu y Cachemira). A pesar de este acuerdo, los dos Estados siguen reclamando la soberanía de todo el territorio.
- 1965 y 1971: nuevas guerras
Entre agosto y septiembre de 1965, el conflicto se reactiva por la intrusión en la Cachemira india de mil separatistas apoyados por Pakistán. Esta segunda guerra indo-pakistaní, que causa miles de muertos en ambos bandos, terminó gracias a la mediación de la Unión Soviética.
A principios de 1971, Pakistán envía tropas a la parte oriental de su territorio, Bengala Oriental, para controlar un movimiento separatista. El conflicto, con la intervención del ejército indio, termina nueve meses después con la independencia del territorio, el actual Bangladés.
- 1989: Levantamiento separatista
A finales de 1989, insurgentes que exigen la independencia o la anexión de la Cachemira india a Pakistán inician una lucha armada contra el ejército indio. Miles de hindúes huyen. Desde entonces, India acusa a Pakistán de financiar y entrenar a los insurgentes, que continúan luchando contra cerca de 500.000 soldados indios desplegados en la región. Hasta la fecha, han causado decenas de miles de muertos, militares, rebeldes o civiles.
- 1998-99: El conflicto de Kargil
En 1999, India acusa a Pakistán de infiltrar combatientes islamistas y soldados paquistaníes en la Cachemira india para tomar el control del glaciar de Siachen, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar. Los combates dejan más de mil muertos, principalmente en la región de Kargil.
El 1 de octubre de 2001, un ataque frente a la asamblea regional india de Cachemira, en Srinagar, mata a 38 personas. India culpa a Pakistán. En 2002 los dos rivales parecen estar al borde de una cuarta guerra, pero en abril de 2003 retoman relaciones diplomáticas y alcanzan un alto el fuego, pese a que continúa la acción de las guerrillas.
- Atentados y tensiones
En 2008, varios atentados yihadistas causan la muerte de 166 personas en Bombay. India culpa a Pakistán e interrumpe el proceso de paz iniciado cuatro años antes. El diálogo se reanuda en 2011 y el primer ministro indio, Narendra Modi, visita Pakistán en diciembre de 2015.
En 2019, India bombardea territorio paquistaní tras un ataque que mató a 40 de sus paramilitares en Pulwama (Cachemira india). Pakistán toma represalias y derriba un avión indio. El gobierno hindú ultranacionalista de Nueva Delhi revoca en agosto el estatus de semiautonomía de la región, donde miles de opositores son arrestados.
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Bombardeos entre India y Pakistán dejan 38 civiles muertos
- Muzaffarabad, Pakistán. AFP.
El conflicto entre India y Pakistán escaló el miércoles con bombardeos de las fuerzas de Nueva Delhi contra el país vecino y disparos cruzados de artillería en la disputada región de Cachemira, con 26 muertos del lado pakistaní y 12 del lado indio. India anunció la destrucción de “nueve campamentos terroristas” en territorio pakistaní.
Por su lado, Pakistán afirmó que derribó cinco aviones de combate indios y denunció la muerte de 26 civiles inocentes, entre ellos dos niños, en el bombardeo indio. Según Nueva Delhi, al menos 12 personas murieron y 38 resultaron heridas en la localidad india de Poonch por fuego de artillería pakistaní.
Un portavoz del ejército pakistaní informó por su parte de 26 muertos por un bombardeo indio. En medio de la violencia, el Comité de Seguridad Nacional de Pakistán llamó el miércoles a la comunidad internacional “reconocer la gravedad de las acciones ilegales e injustificadas de India y hacerla responsable” por la violación del derecho internacional.
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Las hostilidades entre estas dos potencias nucleares estallaron a raíz de un atentado el 22 de abril en la parte india de Cachemira que causó 26 muertos. Nueva Delhi responsabiliza de la acción a Islamabad, que lo niega. Cachemira es una región de mayoría musulmana dividida entre India y Pakistán, disputada por ambos países desde que se independizaron del Reino Unido en 1947.
El atentado estuvo seguido por días de intercambios de disparos con armas ligeras en la frontera de facto entre ambos países y amenazas de una acción militar india como represalia. En la noche del martes al miércoles, el gobierno indio anunció “ataques aéreos de precisión” en la Cachemira pakistaní y el estado fronterizo de Punyab.
La acción destruyó “nueve campamentos terroristas”, según India. Sin embargo, el portavoz del ejército pakistaní, Ahmed Chaudhry, dijo que el bombardeo dejó 26 muertos y denunció un ataque que dañó gravemente la represa y planta hidroeléctrica de Neelum-Jhelum, en la Cachemira pakistaní.
El ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Asif, acusó al primer ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, de lanzar estos ataques para “impulsar” su popularidad doméstica, y aseveró que Pakistán ya respondió a los ataques. “Las represalias ya ha empezado”, dijo a la AFP. “No tardaremos en igualar el marcador”, advirtió. El portavoz militar Chaudhry aseguró que sus fuerzas habían abatido cinco aviones de combate indios y un dron en el espacio aéreo de India.
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Fuego en Cachemira
Poco después de los bombardeos, el ejército indio acusó a las fuerzas rivales de lanzar fuego “indiscriminado” de artillería a lo largo de la Línea de Control, la frontera de facto que divida Cachemira. “Nos despertamos cuando escuchamos el ruido de los disparos”, dijo Farooq, vecino de la ciudad fronteriza de Poonch, en declaraciones a la agencia de noticias Press Trust of India. “Vi que llovían proyectiles”, aseguró desde su cama del hospital, con la cabeza vendada.
Un responsable municipal de Poonch, Azhar Majid, dijo a la AFP que los disparos desde Pakistán mataron al menos a ocho personas e hirieron a 29 en esa ciudad. Hacía días que se esperaba una respuesta militar contundente de India al ataque del 22 de abril, que sus fuerzas de seguridad vinculan al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba (LeT), radicado en Pakistán.
La organización, designada como terrorista por la ONU, es sospechosa de unos atentados en 2008 en Bombay que dejaron 166 muertos. Aunque nadie reivindicó el último ataque en la localidad turística de Pahalgam, Nueva Delhi echó la responsabilidad a Islamabad, que niega la acusación y pide una investigación independiente. El primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, afirmó que el ataque indio fue “cobarde” y “no provocado”. “Este odioso acto de agresión no quedará sin castigo”, afirmó.
“Distender la situación”
Este último intercambio es una peligrosa escalada entre estos dos países, que han librado múltiples guerras desde la partición e independencia de los dominios británicos en el subcontinente indio. “El mundo no puede permitirse una confrontación militar entre India y Pakistán”, dijo Stephane Dujarric, portavoz del secretario general António Guterres.
Por su parte, el secretario británico de Comercio, Jonathan Reynolds, ofreció la mediación de su país para apoyar un acercamiento entre los dos países en busca de una desescalada. Estados Unidos y China también reclamaron moderación a ambas partes. El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, instó a Nueva Delhi e Islamabad a “distender la situación y evitar una nueva escalada”.
“Pedimos a India y Pakistán priorizar la paz y la estabilidad, a mantener la calma y evitar acciones que puedan complicar más la situación”, dijo un portavoz de la diplomacia china. Incluso Rusia, que hace tres años invadió a su vecina Ucrania, urgió “moderación para evitar un mayor deterioro” en la situación.
La disputada región de Cachemira es escenario de una insurgencia desde 1989 por parte de rebeldes que desean la independencia o una anexión a Pakistán y que, según Nueva Delhi, cuentan con el apoyo de Islamabad. El conflicto no se limita al terreno militar. Horas antes de los bombardeos, Modi dijo que su administración iba a paralizar el flujo de agua de sus ríos hacia Pakistán. Islamabad respondió que consideraría tal medida como “un acto de guerra”.
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Pakistán eleva tensión con India con segunda prueba de misil
- Islamabad, Pakistán. AFP.
Pakistán realizó ayer lunes una segunda prueba de misil, atizando la tensión con India, que anunció un plan de simulacros de defensa civil, casi dos semanas después de la escalada que comenzó tras un sangriento atentado en la zona de Cachemira bajo administración india.
India responsabiliza a Pakistán de un sangriento ataque el 22 de abril, en el que hombres armados dispararon y mataron a 26 turistas en una zona de esta región del Himalaya administrada por India, que nunca fue reivindicado. Islamabad afirma que India lo acusa “sin pruebas”.
Esta brusca escalada --que implicó una serie de amenazas y medidas diplomáticas de represalia-- es el último capítulo de un pulso de larga data que mantienen estas dos potencias nucleares. El ejército pakistaní afirmó este lunes que probó un misil tierra-tierra con un alcance de 120 kilómetros, un lanzamiento que afirmó tuvo como objetivo “garantizar la preparación operativa de las tropas”.
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Pakistán anunció el sábado una prueba de un misil tierra-tierra con un alcance de 450 kilómetros, aproximadamente la distancia entre la frontera pakistaní y la capital india, Nueva Delhi. En ninguno de los dos casos informó el lugar en el que se llevaron a cabo las pruebas.
El Ministerio de Información de la India anunció que el miércoles se organizarán varios “simulacros” de defensa civil para preparar a la población para “protegerse en caso de un ataque hostil”. El secretario general de la ONU, António Guterres, instó este lunes a India y Pakistán a que se “alejen del precipicio” y lamentó que las relaciones estén en un “punto crítico”.
La prueba del misil se produjo mientras el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abás Araghchi, estaba en Islamabad para mediar en la crisis. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá a puerta cerrada el lunes por la tarde para debatir la situación a petición de Pakistán.
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“Alejarse del precipicio”
El secretario general de la ONU, António Guterres, instó a India y Pakistán a que se “alejen del precipicio” en un momento en que la tensión entre ambos países ha alcanzado “su punto más alto en años”. “Es esencial, particularmente en este momento crítico, evitar una confrontación militar que podría fácilmente salirse de control. Ha llegado el momento de la máxima moderación y de alejarse del precipicio”, dijo Guterres a la prensa.
“Comprendo las fuertes emociones tras el horrible atentado terrorista” del 22 de abril en la región de Cachemira -administrada por India-, comentó, antes de reiterar su condena por el ataque y pedir que los responsables sean llevados ante la justicia. India responsabiliza al gobierno de Islamabad por este atentado en el que murieron 26 civiles, el cual no fue reivindicado por ningún grupo y en el que Pakistán niega toda implicación.
“Lamento ver que sus relaciones han llegado a un punto crítico”, expresó Guterres, para advertir luego que “una solución militar no es una solución”. Guterres dijo que la ONU está dispuesta a “apoyar cualquier iniciativa que fomente la desescalada, la diplomacia y un compromiso renovado con la paz”.
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Es posible una Latinoamérica sin China, asegura experto
El cónsul honorario de Paraguay en Columbia Británica, Canadá, Luis Villalba, alerta sobre los riesgos de una dependencia económica y política con China en América Latina, e insta a mirar hacia otros mercados en el nuevo orden mundial, al tiempo de celebrar la apertura comercial del actual Gobierno paraguayo.
“Por primera vez, como cónsul, compré carne paraguaya en Canadá. Y lo mismo hizo el cónsul de la provincia vecina. La demanda no está solo en Asia: el centro de Canadá es hoy un mercado real y creciente”, dice a La Nación/ Nación Media el conferencista estadounidense.
Villalba se encuentra en nuestro país para hablar sobre el modelo de gobernanza global de China y sus consecuencias en América Latina en el marco del Programa de Conferencistas (Speaker Program) del Departamento de Estado de EE. UU.
El doctor en Administración de Negocios y Economía ha estudiado la creciente presencia de China en América Latina, no solo en términos económicos, sino también políticos y geoestratégicos. La pregunta es: ¿a qué costo?
El experto señala que uno de los aspectos más evidentes del vínculo entre China y América Latina es el intercambio comercial, que en los últimos años alcanzó más de 535.000 millones de dólares, pero la realidad es que la mayoría de las naciones mantiene un déficit sostenido con China.
Actualmente, según refiere, más de 40 países en el mundo están renegociando deudas impagables con China y el problema no es solo económico, sino que la dependencia generada puede llevar a cesiones de soberanía, donde los países deben aceptar condiciones comerciales, contractuales o incluso geopolíticas impuestas por Pekín.
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Explica que en el plano comercial, China prioriza la importación de commodities (como carne, soja o hierro) de América Latina, pero no ofrece una apertura recíproca de su mercado. “China compra lo que le conviene. Si deja de necesitar carne, restringe el acceso. No hay un compromiso real de apertura comercial”, precisa e insiste en que la única salida para países como Paraguay es la diversificación productiva y el desarrollo de sectores como los servicios globales y la tecnología.
Para Villalba, el péndulo mundial cambió y existe un nuevo orden en el que Paraguay está demostrando que quiere jugar de protagonista. “Hay que mirar hacia dónde van las inversiones, las exportaciones y los nuevos alineamientos”, argumenta y celebra que Paraguay haya comenzado a explorar proactivamente nuevos mercados, destacando las misiones internacionales recientes.
“Paraguay se está relacionando con todo el mundo. Felicito al Gobierno por ir a dónde está creciendo el mercado mundial, incluyendo Canadá y Estados Unidos”, precisa.
Fortalecer capacidades
Si bien reconoce la influencia y el peso global de China, asegura que es posible un mundo sin China y explica que “el desarrollo global se ha desplazado hacia el Indo-Pacífico, siendo India uno de los grandes protagonistas emergentes”. A su criterio, esta transformación debe ser observada y comprendida por Paraguay y toda América Latina.
“Latinoamérica debe estudiar a China antes de tomar decisiones. No se trata solo de comercio, sino de entender el modelo de gobernanza, el impacto político y la soberanía que se pone en juego”, asegura y agrega que enfrentar esta nueva era requiere de fortalecer las capacidades nacionales a través de la educación, especialmente en áreas como comercio internacional, análisis geopolítico y estrategias de inserción global.
“Debemos dar herramientas al sector privado y a los tomadores de decisiones. Solo así podremos actuar con inteligencia frente al nuevo orden mundial”, concluye.
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