El millonario fue el dueño del equipo londinense Fulham F.C., equipo de la Premier League inglesa y de los grandes almacenes Harrods en Londres. Foto: AFP
Fallecido a los 94 años, Mohamed al Fayed soñaba en ser un Lord inglés. Compró los emblemáticos grandes almacenes Harrods, un club de fútbol londinense y un castillo en Escocia, pero nunca obtuvo el reconocimiento que esperaba de Reino Unido. El padre de la última pareja de Diana de Gales murió el miércoles, un día antes del aniversario de la muerte de su hijo Dodi junto a la princesa en un accidente automovilístico en París en 1997, anunció su familia el viernes.
“La señora de Mohamed al Fayed, sus hijos y nietos desean confirmar que su amado esposo, padre y abuelo, Mohamed, falleció pacíficamente de vejez el miércoles 30 de agosto de 2023″, dijo en un comunicado publicado por el club Fulham FC, que fue de su propiedad.
Con la relación entre Diana y su hijo Dodi, el empresario creyó haber conseguido su revancha ante las élites de la sociedad británica, que se burlaban de él como “el faraón farsante”. Pero al acusar sin descanso ni pruebas a la reina Isabel II y al príncipe Felipe de haber orquestado el accidente de tráfico de la pareja en agosto de 1997 firmó su propia orden de destierro.
Este hombre locuaz, con numerosos asuntos turbios y amante de las chaquetas coloridas pasó gran parte de su vida en Reino Unido, pero, para frustración suya, nunca obtuvo la nacionalidad británica. En 2000, la justicia alegó “un problema general de carácter”.
De vender limonada a comprar Harrods
Nacido el 27 de enero de 1929 en un suburbio modesto de Alejandría, era hijo de un maestro. Empezó su vida profesional como vendedor de limonada y luego continuó como vendedor de máquinas de costura. Su vida cambió al conocer a Adnan Kashoggi, el futuro comerciante de armas saudita. Divertido y carismático, Mohamed sedujo a su hermana Samira, con quien se casó en 1954. De esta corta unión de cuatro años nació Emad el Din, llamado “Dodi”.
Su cuñado lo asoció a una de sus empresas de exportación de muebles en Arabia Saudita. Al volver a Egipto fundó su compañía marítima antes de convertirse en 1966 en asesor financiero del sultán de Brunéi, uno de los hombres más ricos del mundo.
Forzado a dejar Egipto tras las nacionalizaciones del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, se instaló en Londres a principios de los años 1960. Intermediario en numerosas transacciones, acumuló una fortuna que le permitió comprar en 1979 el hotel Ritz de París junto a su hermano Ali.
Después de una batalla descarnada, los dos hermanos adquirieron en 1985 las galerías Harrods frente a otro tiburón de los negocios, el británico Tiny Rowland, que los acusó de haberse hecho con este símbolo del Reino Unido con el capital del sultán de Brunéi. Una investigación concluyó en 1990 que los Fayed mintieron sobre sus verdaderos recursos financieros.
Alfombra roja en París
Cinco años después se le denegó la nacionalidad británica, una humillación de la que decidió vengarse asegurando que había sobornado a dos diputados del Partido Conservador y provocando la caída de un ministro. Considerado un paria en Londres, Mohamed al Fayed tenía tendida la afombra roja en París, donde recibió la Legión de Honor en rango de oficial.
Amante de los edificios antiguos, gastó mucho dinero en restaurar la mansión Windsor en el bosque de Boulogne, que fue la residencia parisina del rey Eduardo VIII de Inglaterra, tío de la reina Isabel II. El ayuntamiento de la capital francesa se lo alquiló en 1986 con una concesión de 25 años. En el Ritz, donde tenía su apartamento particular, recibía a estrellas de Hollywood y daba muestras de generosidad con el personal.
El empresario, que soñaba con descansar eternamente en un mausoleo de cristal en el techo de Harrods, terminó vendiendo los grandes almacenes a Catar en 2010. El monto, secreto, supuestamente se situaría sobre los 1.700 millones de euros (1.835 millones de dólares), más del doble del precio de compra.
Después de 35 años en Reino Unido, se instaló unos meses en Ginebra y a partir de 2004 en Mónaco. El empresario, que tuvo cuatro hijos con la modelo finlandesa Heini Wathen, respaldó numerosas obras de caridad para niños. En 2017, su fortuna se situaba en 1.860 millones de dólares, siendo el 959 hombre más rico del mundo, según Forbes.
“La boda del siglo”. El 29 de julio de 1981. Carlos, el príncipe de Gales y Diana Spencer, en el carruaje 1902 State Landau, recorren las calles de Londres. La fantasía de millones con “sus altezas reales” solo duró 5.509 días
Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
Ricardo Rivas
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Ricardo Rivas
Periodista
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Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji) sorprendió a los exploradores occidentales y desde aquellos tiempos es polo de atracción hasta nuestros días
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
El príncipe Raj Raghuvanshi con la princesa Sonam Raghuvanshi. ¡Que vivan los novios!
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
Exintendente de Lambaré enfrentará juicio oral por millonario desvío
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El ex intendente de Lambaré, Armando Gómez, enfrentará juicio oral y público por un millonario desvío de G. 7.315 millones en la citada municipalidad, que debía ser para aportes jubilatorios. Así lo resolvió el juez de Delitos Económicos, Humberto Otazú, luego de la realización de la audiencia preliminar llevada a cabo en Palacio de Justicia.
Otazú rechazó el pedido de realizar una pericia contable solicitada por la defensa del acusado debido a que ya fue cerrada la etapa para poder realizar dicha diligencia. Además, Otazú confirmó la medida de arresto domiciliario que pesa sobre Gómez.
El presente caso tiene relación con un esquema que lideraba el exjefe comunal en el que la Dirección de Talento Humano preparaba las planillas de pago y descuentos de los funcionarios permanentes, remitiéndolas posteriormente al Departamento de Contabilidad, donde nunca se preparaba la orden de pago, aunque el descuento sí se realizaba a los funcionarios.
Ahora se deberá sortear el tribunal de sentencia que tendrá a su cargo juzgar al acusado. Una vez que se tenga a los jueces que van a juzgar el presente caso, deberá fijarse la fecha para el desarrollo del juicio oral y público.
Reportan un asalto tipo comando a local de venta de cubiertas en Ypané
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Un asalto tipo comando se registró hoy viernes en la ciudad de Ypané , donde un grupo de personas que portaban armas de grueso calibre asaltaron un local que se dedica a la venta de cubiertas. Se presume que los malvivientes se llevaron cerca de 100 millones de guaraníes.
Según el reporte policial, el hecho se reportó durante la mañana de hoy viernes, en la casa comercial ubicada sobre la ruta PY 01 (ex Acceso Sur). Sería la segunda vez que le roban a este local, pero en esta oportunidad se llevaron una fuerte suma de dinero y los delincuentes actuaron de forma bastante violenta.
“Las víctimas indicaron que un vehículo estacionó frente al local y bajaron tres personas. Uno de ellos ingresó directo a la caja e intimó a la cajera para que entregue el dinero, mientras la apuntaba con el arma de fuego”, señaló el oficial Hugo Ortiz, en entrevista con el programa “Dos en la Ciudad” de canal Gen y Universo 970/Nación Media.
Detalló que otro de los malvivientes quedó a vigilar a los trabajadores y clientes en la sala de espera mientras que otro que estaba fuertemente armado quedó en la puerta como una especie de campana. En el automóvil había una persona que esperaba a que los malvivientes cometan el atraco y poder huir.
“Se habría movilizado en un automóvil de la marca Toyota modelo IST de color azul, aún son datos preliminares, porque las víctimas están muy asustadas. El local no tenía guarda de seguridad y estamos esperando para acceder a las imágenes de cámaras de seguridad que están en la casa central del negocio”, refirió.
Hallazgo del vehículo
Posteriormente, a las 13:30, efectivos del departamento de Control de Automotores de la Policía, Regional de Ytotoro, ubicaron el vehículo utilizado en el asalto. El auto, marca Toyota, modelo IST, color azul, con la chapa HDB018, fue dejado por los delincuentes en la calle Acosta Ñu, del barrio San Isidro de Ypané, según datos policiales.
El vehículo Toyota IST, azul, utilizado en el asalto, fue encontrado en el barrio San Isidro, de la ciudad de Ypané. Foto: Gentileza
Caen tres hombres tras robo millonario a una vivienda en Asunción
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La Policía Nacional logró detener a tres presuntos delincuentes que habrían ingresado a una casa de donde robaron pertenencias por valor millonario en la ciudad de Asunción. Primero cayó una persona, pero este brindó la ubicación de sus cómplices a los intervinientes.
Según el reporte policial, la detención de estas personas se logró durante la noche de ayer lunes, luego de recibir la denuncia sobre el robo por parte del propietario, quien denunció que los malvivientes robaron prendas de vestir, celulares, notebooks y otros objetos de valor, cuyo valor asciende a los G. 30 millones.
Tras recibir la denuncia, los uniformados realizaron un rastrillaje por la zona y lograron capturar a Esteban Daniel Espinoza Maidana, de 22 años, César Augusto Ortigoza Martínez, de 29 años y Elicer Darío González, de 40 años, en el poder de estos se encontraron algunos objetos robados.
“Estos sujetos entraron a la vivienda de la víctima y se llevaron varios objetos de electrónicas como ropas, luego huyeron hacia el barrio Chino. En este lugar se separaron y uno de los presuntos delincuentes se llevó parte de los objetos”, detalló el oficial interviniente Ismael Centurión, en canal Trece.
Explicó que tras la separación uno de los hombres comenzó a realizar compras con una de las tarjetas que robaron y fue cuando el propietario se dio cuenta de sus movimientos dando aviso a la comisaría local. Lograron la recuperación de casi la totalidad de lo robado por estas personas.
“La detención se realizó en las inmediaciones de donde uno de estos hombres realizó la última compra, en la jurisdicción de la comisaría 15 de Asunción. Cuando el sujeto fue localizado decidió entregar a sus cómplices dando la ubicación de los mismos. Todos fueron puestos a disposición del Ministerio Público.