Un verdadero espectáculo de desolación se erige ante los ojos de Fred Osazuwa en Faenza, uno de los municipios más duramente golpeados por las inundaciones en los últimos días en Emilia Romaña, en el norte de Italia. “Solo tengo el piyama que llevo puesto”, precisa este operador de 58 años, que nunca pensó que, en tan solo unas horas, el nivel del agua subiera hasta más de dos metros en su cocina.

“Perdí todo”, explica por su parte Hagard, entrevistado por la AFP, mientras que su esposa, ayudada por amigos, se ocupa de limpiar lo que queda de los efectos personales de la familia, con los pies hundidos en 15 cm de barro. Lavarropas, heladera, ropa, comida... la lluvia de principios de la semana arrasó con recuerdos y objetos cotidianos que ahora se amontonan fuera de las casas vacías, manchados por el lodo.

“Gracias a Dios, mi familia y yo estamos bien”, asegura Osazuwa. El viernes por la mañana, el número de muertos se elevó a 14 tras el descubrimiento de un hombre ahogado en su casa en Faenza. En Ravena, las autoridades decretaron “la evacuación urgente e inmediata” de varios barrios y calles y lanzaron un llamamiento a la población para “desplazarse únicamente en caso de necesidad”. Un total de 15.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares para escapar de las inundaciones, la mitad de las cuales fueron alojadas en centros de acogida de la Cruz Roja o de protección civil.

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Lodo por todas partes

Tommaso Conti va y viene con su escoba con la esperanza de limpiar lo antes posible los estigmas dejados por el río Lamone, que se salió de su lecho a pocos pasos de allí. “Empezamos temprano esta mañana y es probable que el trabajo lleve todo el día”, indica el voluntario de 21 años, para quien venir a echar una mano era una evidencia.

“Conocemos a gente que vive aquí y nos pareció justo ayudar”, explica el joven, con botas en los pies como todo el vecindario. El viernes por la mañana, la desolación de los habitantes de esta zona del sureste de la ciudad se conjugaba con la ayuda mutua. El objetivo de todos es poder dejar atrás este episodio.

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“Hemos hecho un buen trabajo. La situación mejoró en comparación con hace dos días, pero todavía tenemos que limpiar todo”, dice Yuri Galeotti, un estudiante de 34 años. Considerándose “afortunado” de vivir en el tercer piso de una residencia del barrio, afirma que “los vecinos que viven en la planta baja y en el primer piso lo perdieron todo ya que el agua alcanzó los dos metros de altura”.

Detrás de él, los servicios de reparación de automóviles se activan para retirar los coches atrapados en el agua unos días antes. Más abajo en la calle, otra familia barre, pero sin resultados. El lodo se aferra en los pasillos del sótano, la entrada de la casa... en todas partes. En vano intentan desatascar las alcantarillas. La víspera, los habitantes de esta ciudad de cerca de 60.000 habitantes situada a unos 50 km de Bolonia, habían comenzado los trabajos de limpieza, pero el viernes la lluvia se invitó de nuevo a Faenza y su región.

Pueblos devastados

Una veintena de ríos se salieron de sus cauces en las llanuras de Emilia-Romaña, donde viven 4,5 millones de personas, debido a las lluvias torrenciales que cayeron en la región en los últimos días, que también provocaron deslizamientos de tierra, según las autoridades regionales.

Trece personas fallecieron, según todos los medios de comunicación, un nuevo balance que las autoridades todavía no confirmaron. Más de 10.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Con “seis meses de lluvia en 36 horas” y “precipitaciones récord” desde hace dos semanas, “ningún territorio puede resistir”, lamentó Stefano Bonaccini, presidente de la región de Emilia-Romaña.

El agua cubrió inmensas superficies agrícolas destruyendo los cultivos, pueblos enteros sufrieron el paso de la fangosa crecida, algunos puentes se derrumbaron y 400 carreteras se hundieron. Los destrozos podrían llegar a costar miles de millones de euros, a los que se añaden 2.000 millones (unos 2.150 millones de dólares) por las inundaciones sufridas al comienzo del mes.

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La lluvia se detuvo a media tarde el miércoles y los meteorólogos no prevén precipitaciones significativas este jueves. La alcaldesa de Rávena, Michele De Pascale, indicó el jueves que, aunque los habitantes de ciertas localidades evacuadas podrían volver a sus casas, otros tendrían que partir por la amenaza de rotura de algunos diques de contención.

En los lugares donde las aguas estaban disminuyendo, los habitantes limpiaban casas y calles cubiertas de barro y escombros. En Lugo, Andrea Ancherani muestra las marcas de barro que quedaron en su apartamento. “Nadie aquí recuerda haber vivido algo así. La noche de ayer fue muy complicada, pero hoy estamos aquí, trabajamos mientras esperamos que venga alguien a despejar las calles”, contó a AFP.

Para las autoridades y los expertos, estas catástrofes serán habituales. “Nada será como antes, porque este proceso de tropicalización que sube de África también afecta a Italia”, advirtió el miércoles el ministro de Protección Civil, Nello Musumeci. Las inundaciones provocaron la anulación del Gran Premio de Fórmula 1 que estaba previsto el domingo en Emilia-Romaña.

Deporte muestra su pesar

Minutos de silencio en el torneo de tenis de Roma, en el Giro de Italia, y en las canchas de fútbol, donativo de Ferrari: el deporte italiano rinde homenaje a las víctimas de las inundaciones en Emilia-Romaña. En el Giro se guardó un minuto de silencio por el pelotón antes de la salida de la 12ª etapa en Bra, en el Piamonte, después de las inundaciones que provocaron la muerte de al menos nueve personas.

En Roma, la jornada también comenzó por un momento de recogimiento en el torneo de tenis de la capital, antes del primer partido previsto en la pista central del Foro Itálico, el recinto de la competición. Ese será también el caso en todas las canchas de fútbol a partir del viernes antes de cada partido previsto en Italia, en la Serie A, pero también en todas las divisiones inferiores, anunció la Federación Italiana.

“En un momento tan difícil, el fútbol italiano se congrega alrededor de las poblaciones afectadas y se une a la pena de las familias que han perdido a un ser querido”, indicó su presidente Gabriele Gravina en un comunicado. El Comité Olímpico Italiano (CONI) indicó en un comunicado haber “invitado” a todas las federaciones a hacer lo mismo en “todos los eventos deportivos” previstos este fin de semana.

Anulación de carrera de F1

Dichas inundaciones provocaron la anulación del Gran Premio de Fórmula 1 de Emilia-Romaña previsto el domingo en Imola, debido a la preocupante subida del nivel de un curso de agua cercano al paddock. Ferrari, constructor con sede en esa región, en Maranello, anunció “un donativo de un millón de euros a la Agencia de la Seguridad Territorial y de la Protección Civil” regional en el marco de una “colecta de fondos” local.

“Los fondos serán utilizados, con la coordinación de las autoridades locales, en favor de las poblaciones locales afectadas por las inundaciones de estos últimos días, con una atención particular a los proyectos de reconstrucción medioambiental y a la gestión de la inestabilidad hidrogeológica”, explicó Ferrari en un comunicado.

El club de fútbol de Bolonia, capital de la región afectada, anunció asimismo su participación en esa colecta de fondos. Indicó que entregará “la mitad de los ingresos en el partido contra el Nápoles la próxima semana”, de la 37ª fecha de la Serie A. “Durante ese partido se colocarán también en los diferentes accesos al estadio puntos de recogida para permitir a los aficionados hacer un donativo”, añadió el club, precisando que la suma obtenida será “doblada personalmente por el presidente Joey Saputo”.

Fuente: AFP.

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