La agencia calificadora Fitch Ratings rebajó un escalón la nota de la deuda argentina a largo plazo en dólares a “C” desde “CCC-”, a un escalón de la consideración de default. El recorte sigue a decretos del gobierno argentino que ordenan a las empresas del Estado vender o canjear sus bonos en dólares por nuevos instrumentos en pesos, como medida para frenar la caída de las reservas internacionales, en un contexto de escasez de divisas y volatilidad cambiaria.

La medida fue tomada por decreto esta semana y alcanza en una primera etapa a unos 4.000 millones de dólares en bonos soberanos. Para Fitch, la calificación “C” refleja su “visión de que un default es por lo tanto inminente” en ese tramo de deuda, según sus criterios. La agencia calificadora explica en su comunicado que entre sus criterios para considerar un “evento de default” figura un “canje unilateral (...) iniciado por el Estado sobre títulos de deuda pública”.

También encaja en esa consideración “una redenominación forzosa de deuda hacia otra moneda diferente” de la que constaba en la emisión original, en este caso de dólares a pesos, otro extremo que también se produce con la decisión del gobierno.

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La agencia mantuvo la nota para la deuda en pesos a largo plazo de Argentina en “CCC-”, también un escalón por encima del default. La decisión “refleja el hecho de que las emisiones existentes de deuda pública denominadas en pesos no se verán afectadas por los decretos” oficiales, aunque “la capacidad de repago (del país) sigue estando altamente comprometida”.

Según el último balance del Banco Central, las reservas internacionales brutas del país totalizan 37.594 millones de dólares, pero el nivel de las netas es muy inferior, según analistas, si se descuentan encajes bancarios y un swap con China.

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En este contexto de escasez de divisas, el gobierno justificó los decretos señalando que apuntan a “seguir reduciendo probables excedentes monetarios, estabilizando el mercado cambiario y fortaleciendo el financiamiento de las arcas públicas, despejando así el camino para el cumplimiento del programa financiero 2023″, según se lee en uno de los textos.

Estas medidas “van a permitir contar con mayor disponibilidad para, en caso necesario, estabilizar los mercados, absorber posibles excedentes monetarios y seguir combatiendo la inflación” que fue del 94,8% en 2022 y superó el 100% a 12 meses en febrero, y es uno de los principales escollos del gobierno de Alberto Fernández. Argentina mantiene desde 2019 un sistema de control de cambios y acordó en enero de 2022 la refinanciación de una deuda por 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, en un programa que le obliga a fortalecer sus reservas monetarias.

Fuente: AFP.

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