Rescatistas lograron extraer con vida a un perro de un edificio colapsado en el sur de Turquía, tres semanas después del mortal terremoto magnitud 7,8, informó el jueves la prensa local. Los equipos de rescate de un municipio en el centro de Turquía salvaron al perro Aleks el miércoles y lo entregaron a la asociación turca de protección animal Haytap, en la ciudad de Antakya.
Un video de la agencia noticiosa DHA muestra a los rescatistas extendiendo el brazo entre dos grandes losas de concreto y llamando al animal atrapado. “¿Viene?”, se escucha preguntar a uno de los rescatistas, acuclillado en un pequeño espacio entre los escombros del edificio.
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“Aleks, venga querido”, llama otro rescatista. “Muy bien, hijo”. Posteriormente aparecen los rescatistas abrazando al perro, quien se ve alerta y con buena salud mientras bebe agua. “Cada criatura viviente nos importa, humanos o animales”, declaró un socorrista citado por la agencia DHA tras el rescate milagroso.
Los socorristas han salvado a cientos de gatos, perros, conejos y aves atrapados en Antakya, una de las ciudades más golpeadas por el desastre. En las carpas de Haytap, los veterinarios brindan atención a animales heridos por el sismo. Las historias de rescate de animales son un bálsamo para Turquía, que quedó estremecido por el peor desastre natural en su historia posterior al período otomano. El sismo mató a más de 45.000 personas en Turquía y miles más en Siria, al tiempo que destruyó cientos de miles de edificios.
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Fuente: AFP.
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Chile: alerta de tsunami por terremoto de magnitud 7,5
Las autoridades chilenas llamaron el viernes a evacuar la costa de la región de Magallanes, en el extremo sur del país, tras declarar una alerta de tsunami debido a un sismo de magnitud 7,5 en el mar.
El terremoto se registró a las 9:58 locales (12:58 GMT) en el mar, a 218 km al sur de la localidad de Puerto Williams (unos 2.500 km al sur de Santiago), y a 10 km de profundidad, según el Centro Sismológico Nacional, dependiente de la Universidad de Chile. Según la institución chilena, el sismo fue de magnitud 7,5. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó una magnitud de 7,4.
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El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) y Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) de Chile declararon la alerta de evacuación. “¡ATENCIÓN! #SENAPRED por amenaza de tsunami, solicita evacuar sector del borde costero de la Región de #Magallanes”, escribió el organismo en su cuenta en la red social X.
Poco después el Senapred solicitó “evacuar zona de playa del Territorio Antártico”. El presidente chileno Gabriel Boric reforzó el llamado a la evacuación con un mensaje en X. “Llamamos a evacuar borde costero en toda región de Magallanes. En estos momentos nuestro deber es prevenir y hacer caso a autoridades”, escribió el gobernante.
Chile es uno de los países con más sismos en el mundo. En su territorio convergen tres placas tectónicas: Nazca, la sudamericana y la antártica. En 1960, la ciudad de Valdivia (sur) fue arrasada por un sismo de magnitud 9,5, considerado el más potente jamás registrado, que mató 9.500 personas. En 2010, un terremoto de magnitud 8,8, seguido de un tsunami, dejó más de 520 muertos.
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Fuente: AFP
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El sismo dejó 3.354 muertos y 220 desaparecidos
- Rangún, Birmania. AFP.
El balance de víctimas del terremoto de Birmania ya supera los 3.300 muertos, anunciaron ayer sábado medios estatales. El sismo del 28 de marzo arrasó edificios y destruyó infraestructuras en todo el país, provocando 3.354 muertos y 4.508 heridos, con 220 personas desaparecidas, según nuevas cifras publicadas por los medios estatales.
Más de una semana después del desastre, muchas personas siguen sin refugio, obligadas a dormir a la intemperie porque sus casas quedaron destruidas o porque temen nuevos derrumbes. Las Naciones Unidas calculan que más de tres millones de personas pueden haberse visto afectadas por el terremoto de magnitud 7,7, en un país que ya sufría las consecuencias de cuatro años de guerra civil.
“La destrucción es asombrosa”, escribió en X Tom Fletcher, el máximo responsable de asuntos humanitarios y ayuda de la ONU. “El mundo debe unirse detrás del pueblo de Birmania”, añadió. Birmania está en manos de una junta militar dirigida por el general Min Aung Hlaing desde el golpe de Estado de 2021 que desató una guerra civil.
Según la ONU la junta ha llevado a cabo decenas de ataques desde el sismo e incluso después de declarar una tregua temporal el pasado miércoles. Min Aung Hlaing se reunió el viernes en Bangkok, la capital de Tailandia, con el primer ministro indio, Narendra Modi, cuyo país entregó este sábado cientos de toneladas de ayuda alimentaria a Birmania. La última ayuda de India incluyó 442 toneladas de alimentos, entre ellos arroz, aceite de cocina, pasta y galletas, según la embajada india en Rangún.
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Birmania: el balance del terremoto sube a 2.719 muertos
- Rangún, Birmania. AFP.
El balance del potente terremoto que azotó Birmania la semana pasada subió a 2.700 fallecidos, informó este martes el jefe de la junta militar de gobierno, que agregó que las autoridades contabilizaron 4.500 heridos. El general Min Aung Hlaing afirmó que hay 2.719 muertos y 441 personas están desaparecidas desde que el viernes un terremoto de magnitud 7,7 golpeara el país.
Una mujer de unos sesenta años fue rescatada el martes en Birmania después de estar atrapada durante 91 horas entre los escombros tras el terremoto del viernes, informaron los bomberos. La mujer “fue encontrada viva” el martes por la mañana en la capital, Naipyidó, “rescatada con éxito” y trasladada al hospital una hora después, indicó el servicio de bomberos en Facebook.
Birmania guardó este martes un minuto de silencio en recuerdo de las más de las víctimas del fuerte terremoto del viernes que incluso derribó edificios en Bangkok, a mil kilómetros de distancia. Cuatro días después del sismo de magnitud 7,7 y de poca profundidad, mucha gente en este país desgarrado por cuatro años de guerra civil vive a la intemperie porque sus casas están destruidas o porque tienen miedo de posibles réplicas.
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A instancias de la junta militar, las sirenas para avisar del minuto de silencio sonaron exactamente a las 12:51 (6:21 GMT), la hora exacta a la que comenzó el terremoto. Su epicentro se situó en el centro del país, cerca de Mandalay, la segunda ciudad poblada con 1,7 millones de habitantes, que quedó muy destruida.
Enfrente del complejo de apartamentos Sky Villa, uno de los más dañados de la ciudad, los operarios de rescate pararon su trabajo y se colocaron en línea con las manos en la espalda. Junto a una tienda de campaña de los equipos de rescate, una bandera de Birmania ondeaba a media asta atada a una caña de bambú. Este homenaje forma parte de la semana de luto nacional declarada hasta el 6 de abril por los militares “por la pérdida de vidas y los daños”.
En el anterior balance de la junta el lunes, la cifra de muertos se elevaba a 2.056 personas, con más de 3.900 heridos y 270 desaparecidos. Se espera que el balance aumente significativamente cuando los equipos de rescate lleguen a pueblos y aldeas que quedaron incomunicadas por el terremoto. Sin embargo, una mujer fue rescatada milagrosamente este martes en la capital birmana, Naipyidó, tras permanecer 91 horas atrapada entre los escombros.
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La mujer, de unos sesenta años, “fue encontrada viva”, “rescatada con éxito” y trasladada al hospital una hora después, indicó el servicio de bomberos en Facebook. En la vecina Tailandia, al menos 20 personas murieron por la sacudida, que hizo colapsar un rascacielos de 30 plantas en construcción en Bangkok en el que se estima quedaron atrapados decenas de obreros.
El gobernador de la capital tailandesa, Chadchart Sittipunt, declaró ante la prensa el martes que las labores de búsqueda entraron en una “segunda fase” que implica “levantar todos los materiales pesados, como las columnas”. “Tenemos la esperanza de que haya supervivientes” y “seguiremos trabajando”, agregó.
Durmiendo al raso
En Mandalay, edificios de viviendas y templos quedaron reducidos a escombros. Por cuarta noche seguida, cientos de residentes durmieron al raso, en tiendas de campaña o simplemente cubiertos por mantas en medio de calles y carreteras. “No me siento seguro. Hay edificios de seis o siete plantas inclinados junto a mi casa y pueden colapsar en cualquier momento”, dijo a AFP Soe Tint, un relojero.
En una sala de exámenes, donde parte del edificio se derrumbó sobre cientos de monjes que realizaban una prueba, las bolsas repletas de libros de las víctimas seguían sobre una mesa en su exterior. Camiones de bomberos y maquinaria pesada estaban aparcados frente al pabellón, en el que trabajaba un equipo de rescate llegado de India.
El hedor es “muy intenso”, dijo un oficial indio. En varios lugares de la ciudad, el olor a putrefacción de cadáveres empieza a ser acusado. Un crematorio en las afueras de la ciudad ha recibido ya cientos de cuerpos y esperan muchos más a medida que los equipos de rescate los saquen de entre los escombros.
Asistencia internacional
Antes del sismo, Birmania llevaba cuatro años de guerra civil provocada por el golpe militar de 2021 contra el gobierno civil de la nobel de la paz Aung San Suu Kyi. La ONU calcula que al menos 3,5 de sus 50 millones de habitantes fueron desplazados por el conflicto, muchos de ellos en peligro de hambruna.
Aunque la junta asegura que intenta responder al desastre lo mejor posible, en los últimos días emergieron reportes de bombardeos de los militares contra grupos armados rivales. La enviada especial de la ONU para Birmania, Julie Bishop, pidió el lunes el cese de hostilidades a todas las partes para centrarse en proteger y suministrar ayuda a los civiles.
En un gesto muy inusual, el jefe de la junta, Min Aung Hlaing, lanzó pedido de ayuda internacional, rompiendo la costumbre de otros dirigentes militares birmanos de rechazar la asistencia exterior ante este tipo de desastres. Más de 1.000 socorristas de países como China, Rusia e India volaron al país y, según los medios estatales locales, casi 650 personas fueron sacadas con vida de entre los escombros.
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Birmania, un país poco preparado para un sismo
- Bangkok, Tailandia. AFP.
Birmania, un país devastado por cuatro años de guerra civil que dejaron por los suelos sus infraestructuras, su sistema de salud y su red eléctrica, estaba mal preparado para hacer frente a las consecuencias del violento sismo. El terremoto de magnitud 7,7 que golpeó el viernes el centro del país ha dejado por el momento más de 1.700 muertos y destruido miles de viviendas.
La junta birmana declaró el lunes una semana de luto nacional tras el terremoto del viernes pasado. El período de duelo se extenderá hasta el domingo, afirmó la junta militar en un comunicado, y anunció que las banderas birmanas ondearán a media asta. AFP analiza las dificultades que tiene que encarar Birmania, donde el golpe de Estado militar de 2021 debilitó la capacidad del país para actuar ante las catástrofes.
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Crisis humanitaria
Las agencias humanitarias advirtieron que Birmania no estaba preparada para un desastre de esta magnitud, con unos 3,5 millones de personas desplazadas debido al conflicto actual, iniciado en 2021. Apenas dos días después del sismo, la ONU declaró que la escasez de suministros médicos ponía en jaque la ayuda necesaria, mientras los rescatistas pedían recursos adicionales para rastrear los escombros en busca de supervivientes.
“Estimamos que 19,9 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, y esto fue justo antes de sismo”, dijo Marcoluigi Corsi, coordinador humanitario de la ONU. “La situación se agravará aún más”, advirtió.
Antes del temblor, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU señaló que más de 15 millones de habitantes de los 51 millones del país no podían satisfacer sus necesidades de alimentación diarias. El PMA indicó a mediados de marzo que suprimía su ayuda a más de un millón de personas debido a los recortes en la financiación internacional anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El mandatario republicano dijo el viernes que Estados Unidos iba finalmente a “ayudar” a Birmania. Otros países, como China, India, Corea del Sur, Tailandia, el Reino Unido, entre otros, también propusieron enviar ayuda. Pero las sanciones occidentales, que aíslan al país, dificultarán todavía más el envío de suministros médicos y equipos de rescate.
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Junta en dificultades
Birmania está controlada por un mosaico de fuerzas, compuesto por los militares de la junta, grupos étnicos armados y los partidarios de la democracia. La junta de Min Aung Hlaing controla principalmente el centro del país, donde se sitúa la ciudad de Mandalay, cerca del epicentro del sismo. Los militares han sufrido varios reveses en menos de un año tras perder la ciudad clave de Lashio, en el norte, y zonas enteras del estado de Rakáin, en el oeste. Las finanzas de la junta están prácticamente vacías, por la guerra y las sanciones occidentales.
Tras el golpe de Estado de 2021, muchos funcionarios, entre ellos personal médico, decidieron cambiar de bando y unirse a la resistencia al régimen de la junta. Esta pérdida de personal debilitó aún más una administración civil ya anticuada, lo que complicará la gestión y distribución de la ayuda.
En un gesto poco común que refleja la magnitud de la catástrofe, Min Aung Hlaing hizo el viernes un llamado a la ayuda exterior. Esto supone un importante cambio con respecto a los anteriores dirigentes militares, que rechazaron toda asistencia internacional.
Las Fuerzas de Defensa Popular (FDP), los rebeldes birmanos, decretaron un alto el fuego parcial de dos semanas a partir de domingo para facilitar las operaciones de rescate. La junta, confrontada a las FDP, también lucha contra grupos étnicos armados, muchos de los cuales estás activos desde hace décadas.
Infraestructuras precarias
Los militares en el poder bombardean hospitales en las zonas bajo control rebelde. El último ataque tuvo lugar el lunes, contra una clínica en la región occidental de Magway, en el que murieron 11 personas, entre ellas un médico y su mujer. La ONU reportó que los hospitales de Mandalay, Magway y la capital, Naipyidó, “luchan para hacer frente al flujo de heridos”.
El sismo del viernes empeoró todavía más las comunicaciones y la capacidad de distribuir la ayuda hasta lo más vulnerables. También hay temores de que las diferentes facciones rivalicen para recuperar la ayuda internacional.