Elon Musk, el presidente de Tesla y SpaceX, anunció este viernes pasado que pone fin al acuerdo de compra con Twitter, una decisión que la red social planea contrarrestar demandando al magnate para que cumpla con la transacción.

En una carta publicada por las autoridades bursátiles estadounidenses (SEC), los abogados de Musk sostienen que Twitter no respetó sus compromisos asumidos en el acuerdo de adquisición por 44.000 millones de dólares, al no proporcionar todas las informaciones solicitadas sobre el número de cuentas falsas en la plataforma.

“El señor Musk ejerce (el) derecho de terminar el acuerdo de adquisición y abandona la transacción”, indicaron sus abogados en una carta a la red social, una copia de la cual fue enviada a la SEC. Acto seguido, el presidente de la red social, Bret Taylor, prometió una demanda a Musk para que se respete lo acordado.

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“La junta directiva de Twitter está comprometida a cerrar la transacción en el precio y los términos acordados con el señor Musk y planea emprender acciones legales para hacer cumplir el acuerdo de fusión”, tuiteó Taylor. “Confiamos en que lo conseguiremos”, dijo.

Usuarios falsos

El tiempo se acababa para que Musk tomara una decisión, pues la directiva de Twitter recomendaba a los accionistas aprobar la compra en una votación especial, prevista para agosto. Durante el Foro Económico de Catar el mes pasado, Musk dijo que la compra de Twitter seguía detenida por cuestiones “muy significativas” sobre el número de usuarios falsos en la red del pájaro azul.

“Seguimos esperando una resolución de este asunto, que es realmente significativo”, sostuvo Musk a través de un enlace de video, y aseguró que también tenía preguntas sobre la deuda de la empresa. Los ejecutivos de Twitter afirman que menos del 5% de las cuentas son falsas, pero el empresario sudafricano está convencido de que el número es mucho mayor.

Desde hace semanas, los expertos se preguntaban si Musk buscaba retirar su oferta o renegociar a la baja el precio de la compañía. Las partes se comprometieron a una indemnización por ruptura del acuerdo que puede llegar a 1.000 millones de dólares.

“Comportamiento errático”

Musk, el hombre más rico del mundo, usó una parte de su fortuna amasada en acciones de Tesla para respaldar los préstamos para comprar Twitter, pero factores del mercado han desplomado el precio de las acciones del fabricante de vehículos eléctricos.

“El acuerdo de Twitter claramente ha causado caos en Twitter y ha resultado en un exceso de acciones de Tesla desde abril dado el ángulo de financiación de Musk, junto con unas brutales condiciones del mercado para el riesgo”, dijo el analista de Wedbush Dan Ives en una nota a inversionistas.

Las preocupaciones sobre Tesla incluían la inquietud de que su director ejecutivo se distrajera con la saga de Twitter, y que la plataforma tecnológica ciertamente reclamaría su atención si fuera el propietario. “Estoy seguro de que Musk pensó que podía salir con fuerza, generar una ola de rumores y luego surfearla para conseguir inversionistas que quieren una parte de algo que parece que será grande”, dijo Angelo Carusone, presidente del grupo sin ánimo de lucro Media Matters for America.

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“Su comportamiento errático obviamente afectó el precio de las acciones de Tesla, lo que socavó la financiación en la que estaba basado todo”. Musk, de 51 años, proclamó en mayo que, en general, dejaría que cualquiera dijera cualquier cosa permitida por la ley en Twitter, convirtiéndose en un héroe para los ultraconservadores ofendidos por los esfuerzos para frenar el acoso, las mentiras y otros abusos en la plataforma.

Sus comentarios se produjeron durante un evento anual clave en el que Twitter y otras empresas de redes sociales suelen cerrar contratos publicitarios a gran escala valorados en cientos de millones de dólares. Pero un Twitter libre para todos eliminaría las precauciones que las marcas quieren tomar para asegurarse de que sus anuncios no se asocian con publicaciones abusivas o problemáticas, dijo Carusone.

“Musk estuvo muy cerca” pero “no pudo controlarse lo suficiente”, señaló el activista. “Abrió la boca y empujó la primera ficha de dominó que ha hecho estallar el acuerdo”. Las acciones de Twitter subieron a 51,70 dólares en abril cuando se anunció el acuerdo de Musk, y se desplomaron a 35,76 dólares un mes después al ponerse en duda su compromiso. Este viernes, Twitter cotizaba por debajo de 37 dólares por acción en las operaciones posteriores al mercado.

La fallida compra en cinco actos

Un agresivo cortejo, un anuncio de compromiso y una ruptura brutal: Elon Musk sembró la duda con avances y retrocesos durante tres meses en torno a la posible apropiación de Twitter que, finalmente, fue cancelada este viernes por el magnate.

El 4 de abril, Elon Musk revela en un documento presentado ante la SEC, el regulador bursátil estadounidense, que había adquirido cerca de 73,5 millones de acciones ordinarias de Twitter, el 9,2% del valor de mercado de la empresa. Al día siguiente, el director general de la red social, Parag Agrawal, anuncia que el jefe de Tesla se ha incorporado a la junta directiva de Twitter. Pero el 10 de abril dice que Elon Musk ha renunciado a formar parte de ella.

La oferta

A los pocos días, el excéntrico empresario pone en la mesa una oferta para comprar toda la compañía a un precio de 54,20 dólares por acción, una propuesta revelada el 14 de abril por un documento enviado a la SEC. Afirma que es “su mejor oferta y su oferta final”.

Twitter inicialmente se resiste, anunciando el 15 de abril que ha aprobado una cláusula denominada “píldora venenosa”, según la cual el grupo californiano está dispuesto a vender sus acciones a todos los demás accionistas para evitar que Musk se haga fácilmente con los títulos. Pero la junta directiva del grupo termina cediendo y el 25 de abril anuncia un acuerdo definitivo de compra por parte del empresario de origen sudafricano.

Los fondos

El 29 de abril, la SEC revela que Musk vendió 9,6 millones de acciones de Tesla por unos 8.400 millones de dólares. El 5 de mayo, el directivo afirma haber conseguido también 7.140 millones de dólares en fondos, gracias a inversores como el cofundador de Oracle, Larry Ellison, y el príncipe y empresario saudí Al Walid bin Talal.

A partir de allí, la situación se torna cada vez más turbia. Elon Musk asegura por primera vez el 10 de mayo que permitirá que Donald Trump, que había sido suspendido de la red tras arengar a sus simpatizantes durante el asalto al Capitolio el 6 de enero, se reincorpore.

El 13 de mayo dice que suspende la Oferta Pública de Adquisición debido a su preocupación por la cantidad real de cuentas falsas que hay en la red social, provocando que el precio de las acciones del grupo caiga alrededor de un 20%. Pero un rato después sostiene que aún sigue “comprometido” con la compra de la compañía.

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El 16 de mayo, a Parag Agrawal, quien trata de explicar en Twitter las medidas tomadas para luchar contra las cuentas falsas, le responde con un emoji de caca. El 6 de junio vuelve a retirar su oferta porque la red social “se resiste activamente” a sus pedidos de información sobre spam y cuentas falsas, algo que la plataforma niega.

El 16 de junio, se reúne con los empleados de Twitter, a los que les asegura que se propone alcanzar los mil millones de usuarios y les reitera su deseo de reducir la moderación en la red, suscitando preocupación entre los trabajadores.

Finalmente, el 8 de julio, el jefe de Tesla y SpaceX informa a Twitter que cancela el acuerdo debido a información “falsa y engañosa” sobre la empresa. En respuesta, la junta directiva de Twitter anuncia una demanda para hacer cumplir los términos del acuerdo.

¿Verdugo de las élites o un pragmático egoísta?

Ha despreciado los sindicatos, se ha burlado de la corrección política y simpatiza con la idea de un gobierno diminuto. Por lo que los conservadores pueden estar ahora decepcionados por su retiro del acuerdo de compra de Twitter. De todas formas, al ser un tipo que fuma marihuana durante las entrevistas, que coquetea con Hollywood haciendo cameos en películas y que fantasea con bombardear Marte, no parece ser el favorito de los políticos tradicionales.

En un Estados Unidos polarizado, la oposición del magnate de 51 años a las restricciones contra el COVID-19 es a menudo asumida como una demostración de simpatía hacia la orilla republicana, pese a dar muestras que sugieren lo contrario, como su desdén por las medidas draconianas de control migratorio.

El hombre más rico del mundo ha criticado al presidente Joe Biden por proponer un crédito fiscal para autos eléctricos fabricados por trabajadores sindicalizados. Además ha ido más lejos al pedir el fin de todos los subsidios federales estadounidenses. Sin embargo ha perseguido vehementemente el respaldo gubernamental y tomado miles de millones en desembolsos para sus propias compañías.

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El inversor internacional James Hickman, fundador del boletín de corte libertario Sovereing Man, ve en Musk un freno a la “tiranía de las minorías”, una especie de nicho de élites tecnológicas, mediáticas y académicas que toman decisiones por el resto de la sociedad y sin embargo “constantemente se equivocan”.

“Lo que hace a alguien un verdadero libertario es un rechazo absoluto por las etiquetas y ser completamente independiente en su pensamiento”, dijo Hickman a la AFP. “Musk claramente clasifica en esta categoría tanto política como profesionalmente”. Otros analistas han sugerido que, a pesar de lo inconsistente que pueda parecer su filosofía política, Musk rara vez controvierte sus propios intereses en los negocios.

Sus donaciones políticas tampoco se inclinan particularmente hacia un partido o punto de vista. Autoproclamado como un independiente “moderado”, con todo y que también se ha descrito como “socialista”, en 2020 Musk se mudó a la Texas profundamente conservadora desde la ultraliberal California. Él ha donado a los gobernadores de ambos estados, pese a criticar las leyes antiaborto de Texas y el entorno de negocios “complaciente” de California.

Libertad de expresión ¿o no?

Otras donaciones han ido a pesos pesados demócratas como Hillary Clinton y Barack Obama, al líder de la minoría republicana en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, y al mismo Partido Republicano. Musk, sin embargo, no duda en arremeter en las redes sociales contra figuras de autoridad de Washington, como lo hiciera con Donald Trump, con la excandidata presidencial Elizabeth Warren y con el mismo presidente Biden.

Además está el asunto de la libertad de expresión, que describe como “la base de una democracia funcional”. Musk se ha quejado de que Twitter censura demasiado, llegando a ilustrar su opinión con un tuit en el que el director ejecutivo de la compañía, Parag Agrawal, es representado como el brutal dictador soviético Joseph Stalin.

Los críticos dicen que su pasión por las conversaciones sin filtro luce menos enfática cuando están de por medio sus propios intereses. Algunos medios se han mostrado inquietos por la reacción de Musk a los artículos críticos de Tesla y fue acusado de desatar a su ejército de seguidores contra periodistas.

En 2018, Musk tuiteó sobre crear un sitio web sobre la prensa. “Voy a crear un sitio donde el público pueda calificar la verdad de cualquier artículo y rastrear el puntaje de credibilidad a lo largo del tiempo de cada periodista, editor y publicación”. La iniciativa no resultó en nada.

Exenciones de impuestos

Judd Legum, exempleado de la campaña de Hillary Clinton, que publica el boletín político Popular Information, señaló un tuit también de 2018 en el que Musk parecía amenazar con rescindir las opciones sobre las acciones de los empleados de Tesla si ellos decidían sindicalizarse. Los críticos dicen que Musk sigue un patrón en el que acalla las voces menos poderosas, algo que se refleja en la inclusión de acuerdos de confidencialidad notoriamente restrictivos que los trabajadores deben firmar.

En uno de esos acuerdos supuestamente se advertía a los empleados que “no estaba permitido hablar con los medios sin permiso explícito por escrito”, pero la compañía se olvidó de agregar que la ley los protegía de represalias cuando se estaban negociando las condiciones de trabajo. Baruch Labunski, experto en marketing en línea y consultor web, dice que, en medio de tanta “evidencia contradictoria”, lo más seguro sería describir la política de Musk como “pragmática”.

“Con frecuencia se lo cataloga como un libertario, pero esa designación no describe con precisión al hombre cuyas empresas se han beneficiado de las exenciones fiscales y los subsidios comerciales del gobierno”, dijo Labunski a la AFP. El consultor ve a Musk como una celebridad “fundamentalmente egoísta”. “Musk puede acercarse a la política porque es rico y desfachatado”.

Fuente: AFP.

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