Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de los países más ricos del mundo se reúnen este miércoles para abordar desafíos globales como el aumento de la deuda y una posible crisis alimentaria, pero las tensiones provocadas por la invasión rusa de Ucrania podrían paralizar la cumbre.

El ataque de Moscú a su vecino dominará la reunión, la primera desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión en febrero. Los países occidentales han respondido a la ofensiva con sanciones destinadas a dañar la economía de Rusia y convertir al país en un estado paria.

La secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, boicoteará algunas sesiones en el caso de que haya funcionarios rusos presentes, según un alto cargo de Estados Unidos. Se prevé que funcionarios del ministerio de Finanzas ruso participen en la cumbre de forma virtual.

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Yellen recalcará que “los beneficios y privilegios de las principales instituciones económicas del mundo (...) están reservados para los países que demuestran respeto por los principios fundamentales que sustentan la paz y la seguridad en todo el mundo”, afirmó el funcionario, matizando no obstante que el grupo no puede permitir que Rusia pare el trabajo del G20.

Francia ha dicho que participaría en el boicot, pero Berlín, según una fuente gubernamental alemana, no tiene la intención de sumarse pese a que “transmitirá sin duda mensajes fuertes” durante y después de las reuniones. Ante la amenaza de boicot, los expertos ven pocas posibilidades de que el bloque alcance un consenso en esta reunión sobre desafíos globales como el cambio climático y el alivio de la deuda de los países pobres.

Búsqueda de acuerdo

“Creo que las expectativas deberían ser extremadamente bajas”, declaró Matthew Goodman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) con sede en Washington, quien descarta que los países se pongan de acuerdo sobre la crisis de Ucrania.

El G20 está integrado por Estados Unidos, la Unión Europea, China, Reino Unido, Francia, Italia, Rusia, Japón, Corea del Sur, Alemania, Canadá, Brasil, México, Argentina, India, Australia, Arabia Saudita, Indonesia, Sudáfrica y Turquía.

Lo preside actualmente Indonesia, que hasta ahora quiso mantenerse “imparcial”. Otros como México o Brasil también adoptan una posición más bien neutral. Los participantes se reunirán virtualmente al margen de las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI en Washington.

Tras la recesión económica provocada por el COVID-19, la economía global acusa un nuevo golpe por la invasión rusa a su vecino, que ha disparado los precios de los alimentos y los combustibles y ha hecho que el FMI rebaje la perspectiva de crecimiento mundial al 3,6% para este año.

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El presidente estadounidense, Joe Biden, propuso expulsar a Rusia del G20, pero Mark Sobel, un exdirectivo del Tesoro y ahora presidente para Estados Unidos del Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras, dijo a la AFP que no había un mecanismo claro para expulsar a Moscú, que además cuenta con el apoyo de China e India. “Creo que realmente plantea un interrogante fundamental sobre cómo se va a manejar la gobernanza global”, dijo sobre las tensiones.

La división también es un mal augurio para el Marco Común del G20, creado durante la pandemia para ayudar a los países muy endeudados a encontrar un camino para reestructurar la deuda, pero que, según Sobel, “flaquea” debido a que China y los acreedores del sector privado se resisten a participar en él.

Sobel estima que los crecientes desacuerdos entre Estados Unidos y China sobre una serie de temas que no están relacionados con Ucrania hacen poco probable que se avance sobre este marco.

Fuente: AFP.

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