El presidente argentino, Alberto Fernández, reivindicó este sábado la soberanía de su país sobre las Islas Malvinas, en poder de Gran Bretaña, a 40 años de la guerra de 74 días perdida por tropas despachadas durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).

“Honor a nuestros soldados. Desembarcar en las islas fue una decisión tomada a espaldas del pueblo. Las Malvinas fueron, son y serán argentinas. Jamás cederemos a nuestros reclamos”, dijo el mandatario en el acto central en los jardines del Museo Malvinas de Buenos Aires.

Decenas de miles de personas, entre ellas excombatientes, participaron en ciudades de todo el país de ceremonias, vigilias y marchas de antorchas en homenaje a los caídos en la guerra de islas Malvinas, a las que Gran Bretaña denomina Falklands.

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En aquellos combates aéreos, terrestres y navales murieron 649 militares argentinos y 255 británicos. Miles de activistas de organizaciones sociales de izquierda marcharon por el centro de Buenos Aires hasta la embajada británica con la consigna “Repudiamos la agresión imperialista británica”.

Argentina recuerda que las islas, heredadas de la corona española después de la independencia, fueron ocupadas por tropas del Reino Unido en 1833 y expulsados al continente el gobernador y los pobladores argentinos. De su lado, Londres señala que casi un 100% de los 2.000 pobladores del archipiélago que llama Falklands, aprobó continuar bajo control británico en un referendo realizado en 2013.

Esa votación es el principal argumento del Reino Unido para ignorar una resolución de las Naciones Unidas de 1965 que reconoció el conflicto de soberanía en el Atlántico sur e invitó a las dos naciones a negociarla. La dictadura argentina entonces comandada por el general Leopoldo Galtieri quedó herida de muerte por la guerra perdida y en 1983 tuvo que llamar a elecciones que marcaron el retorno de la democracia.

Un veterano argentino de la guerra reza una plegaria ante la tumba de uno de sus camaradas caídos en combate. Foto: Archivo.

Tributo a los caídos

Con una vigilia en la remota ciudad de Río Grande, frente a las islas Malvinas, Argentina arrancó la noche de este viernes la conmemoración por los 40 años del inicio de la guerra ante Gran Bretaña, por la que los veteranos aún reclaman reivindicaciones.

Grupos de excombatientes argentinos retomaron este año la tradición de reunirse en Río Grande (Tierra del Fuego, en el extremo sur), en un acto de recordación y de homenaje a sus compañeros caídos en la guerra, luego de dos años de suspensión de esos tributos debido a la pandemia del covid-19.

Familias con niños acompañaron a los veteranos en una noche en la que también el ministro de la Defensa, Jorge Taiana, se trasladó al extremo sur de Argentina. La vigilia en la costera Río Grande, la ciudad más cercana al archipiélago -separadas por 590 km de océano Atlántico-, fue replicada en las principales plazas de Argentina. El sábado habrá una misa en la basílica de Luján, en las afueras de Buenos Aires, y una serie de actividades culturales en la capital argentina, con la presencia del presidente Alberto Fernández.

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Y aunque la reivindicación de la soberanía sobre las Malvinas (Falklands, para Reino Unido) es un reclamo generalizado entre los argentinos, muchos veteranos sienten que aún falta reconocimiento hacia ellos.

“Son cuarenta años de déjà vu. Nosotros fuimos escondidos, fuimos ninguneados, fuimos abandonados y luchamos hasta que en 2004 acampamos en Plaza de Mayo 135 días y logramos salir del pozo”, dijo a la AFP Ramón Robles, quien fue como soldado conscripto a Malvinas y es ahora presidente de la Federación de la Provincia de Buenos Aires de Veteranos de Guerra. A raíz de esa protesta, el gobierno del ya fallecido Néstor Kirchner (2003-2007) otorgó pensiones a los veteranos de Malvinas.

Atención médica, justicia, identificación

En los días previos a la conmemoración, grupos de excombatientes se han manifestado con protestas en las calles para reclamar por un mejor sistema de atención médica y también para obtener justicia en casos de torturas de los mandos argentinos a sus propios soldados durante la guerra, según sus denuncias.

Otra materia pendiente por muchos años fue la identificación de los soldados enterrados en tumbas sin nombre en las islas, un proceso reciente adelantado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) junto al Equipo Argentino de Antropología Forense.

Hasta ahora se han realizado dos misiones humanitarias: una en 2016 y otra en 2021, con las que han sido identificados los restos de 122 combatientes inhumados en el cementerio Darwin. En el momento de la rendición el 14 de junio de 1982, “a mí me tocó enterrar compañeros, apilarlos como si fueran bolsas de papas, cerca de la costa”, recordó Robles.

“Malvinas argentinas”

La guerra de Malvinas fue lanzada el 2 de abril de 1982 por la última dictadura militar (1976-1983) del país sudamericano. Tras 74 días de enfrentamientos que dejaron 649 argentinos y 255 británicos muertos, Londres retomó el control de los archipiélagos que ocupa desde 1833. En total, combatieron 23.428 argentinos y 25.948 británicos.

La Asamblea General de la ONU reconoce desde 1965 la existencia de una disputa de soberanía entre Reino Unido y Argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes, y cada año el Comité de Descolonización de la ONU llama a encontrar una “solución pacífica de la controversia”.

Gran Bretaña responde que la población isleña votó casi en 100% su pertenencia británica en un referéndum en 2013. En los últimos 40 años, “los habitantes de Malvinas, que antes de la guerra vivían muy mal, han visto mejorar su calidad de vida”, sostuvo el historiador Felipe Pigna.

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“Resulta difícil la batalla diplomática, pero la lógica argentina es seguir trabajando diplomáticamente y algún día sentarse a negociar la última colonia en el siglo XXI”, apuntó. María Liliana Collino, que estuvo en la guerra de Malvinas como enfermera a los 25 años, asegura que no aspira a un reconocimiento personal, sino a que se mantenga el reclamo de soberanía de Argentina.

“Lo importante es que la sociedad entienda que es necesario que no nos olvidemos de que las Malvinas son argentinas. El reconocimiento no es lo que va a mantener Malvinas, lo que va a mantener Malvinas es que la gente siga hablando de Malvinas”, dijo esta mujer a la AFP.

Soldados argentinos captados el 13 de abril de 1982. Foto: AFP.

Un impulso a la prosperidad

Si en Argentina la guerra de las Malvinas se vive aún como una herida abierta, del lado británico es presentada como una liberación que, 40 años después, ha permitido ofrecer prosperidad a este archipiélago del Atlántico sur. El 2 de abril 1982, Tom Herring tenía 31 años y era sargento del tercer batallón del regimiento de paracaidistas británicos.

Estaba de permiso antes de la Semana Santa, pero las tropas argentinas invadieron el archipiélago y fue llamado para volver al cuartel. “Cuatro días después estábamos embarcando en Southampton”, recuerda. “Nuestro trabajo, en caso de emergencia, es proteger a nuestros ciudadanos”, subraya al margen de la inauguración de una exposición con motivo del 40 aniversario del conflicto en el Museo del Ejército de Londres.

“Era un territorio de soberanía británica, habían sido invadidos en su casa”, agrega, subrayando que no había “ninguna maldad hacia los argentinos”. En el Reino Unido, el aniversario del inicio del conflicto no se celebra, ni se habla de él. Pero si de algo sirvió, fue para poner el archipiélago en el mapa mental de unos británicos que poco sabían de las Malvinas. En aquel momento, muchas personas en el Reino Unido pensaban que las islas, ubicadas a 400 km de las costas argentinas y a 12.700 km de Londres, estaban en Escocia, recuerda Herring.

“Relaciones amistosas”

En aquella época, la primera ministra conservadora Margaret Thatcher, apodada la Dama de Hierro, estaba impulsando unas muy impopulares reformas económicas liberales. El desempleo estaba por las nubes y su permanencia en el poder, amenazada.

Pero su despliegue de casi 30.000 soldados --y su rápida victoria-- hizo que aquel remoto archipiélago de 770 islas cobrara relevancia pública en el país. Durante un viaje a las Malvinas en 2012, Herring, que preside una asociación de veteranos, estableció relación con un oficial argentino con el que sigue en contacto.

“Él sigue pensando que las islas son parte de su país, nosotros pensamos que son británicas”, dice, y cuenta que, en lugar de enfrentarse por este asunto, comparte el “espíritu militar”. “Hay relaciones amistosas”, prosigue el ahora septuagenario, “son los gobiernos los que están en conflicto”.

“La relación con Argentina es atroz”, coincide Leona Roberts, miembro de la asamblea legislativa del archipiélago que viajó a Londres para el aniversario. “Se niegan a reconocer que los isleños de las Malvinas existen”, agrega esta isleña de sexta generación, señalando la prosperidad de la que goza ahora el archipiélago.

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Bajo control británico desde 1833, las Malvinas, que hoy tienen una población de 3.200 habitantes, siguen siendo reclamadas por Argentina, tras la guerra relámpago que enfrentó al país con el Reino Unido durante 74 días, dejando unos 900 muertos: 649 soldados argentinos, 255 británicos y tres isleños.

El 14 de junio, día de la rendición de las fuerzas argentinas, se celebra como el día de la liberación en el archipiélago, donde es festivo. Pero con una edad media de 38 años, muchos de sus habitantes ni siquiera habían nacido cuando comenzó el conflicto.

“Los isleños nacidos después del conflicto estamos todos agradecidos a los veteranos”, afirma Tamsin McLeod, oriunda de las Malvinas que ahora estudia en la universidad en Gran Bretaña. “No me canso de decirlo”, añade. Las autoridades autónomas del archipiélago insisten en destacar lo mucho que se han transformado las islas desde la guerra.

Destacan su autosuficiencia financiera, ya que sólo dependen del Reino Unido para su defensa, y que ahora son un centro de investigación científica y biodiversidad. “Construimos el país de la nada. El conflicto nos permitió avanzar”, subraya Roberts. En 2013, los habitantes de la Malvinas votaron casi en su totalidad a favor de la soberanía británica en un referéndum.

El gobierno argentino homenajeó a los caídos en la guerra con el Reino Unido por la posesión del archipiélago austral. Foto: Conae.

Amplían acusación por torturas

La fiscalía argentina incorporó casos de abuso sexual y de antisemitismo en el expediente con el que se impulsa el juicio contra militares argentinos por torturar a sus propios soldados durante la guerra de Malvinas, en vísperas del 40 aniversario del inicio de ese conflicto bélico con Gran Bretaña.

La presentación del fiscal federal de Río Grande Marcelo Rapoport y de la procuradora de crímenes contra la humanidad, María Ángeles Ramos, “analiza la inmersión en aguas heladas como método de tortura y casos de abuso sexual en un contexto de antisemitismo cometidos contra 24 víctimas”, informó el jueves el portal de noticias del Ministerio Público Fiscal.

La causa por torturas abierta en 2007 ante la justicia de Río Grande (Tierra del Fuego, sur) en base a testimonios de excombatientes, tenía hasta ahora unos 180 hechos denunciados y un centenar de militares imputados, pero solo cuatro están procesados a la espera del juicio oral.

Según el Centro de Excombatientes CECIM de La Plata, los militares trasladaron a las islas Malvinas la metodología represiva de la dictadura (1976-1983) y las víctimas fueron sus propios soldados. Además de hambre y frío, algunos soldados padecieron torturas como estaqueamiento (permanecían por horas crucificados en el suelo con las extremidades atadas a estacas) y enterramientos en barro y nieve, entre otros tormentos.

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La causa se encuentra virtualmente paralizada a la espera de que la Corte Suprema de Justicia resuelva si se trata de crímenes de lesa humanidad, es decir imprescriptibles. “En esta oportunidad la fiscalía sumó a los hechos investigados 22 casos de imposición de tormentos -por los que imputó a 18 oficiales y suboficiales del Ejército- y dos de abuso deshonesto -imputados a otro suboficial- cometidos contra soldados del Regimiento de Infantería Mecanizado 3″, explicó el comunicado.

La acusación describe “el arraigado sentimiento antisemita dentro de las fuerzas armadas argentinas” y apunta que “particularmente en el contexto de Malvinas, se los cuestionaba (a los judíos) por no considerarlos argentinos, acusándolos de cobardes o traidores”.

Un soldado del RIM 3 que no fue identificado relató que un subteniente de nombre Flores Ardoino lo “castigó todos los días de (su) vida en Malvinas por ser judío”. Lo discriminaba por su condición religiosa y le atribuía la culpa de todo lo malo que pasaba, provocando el resentimiento de sus compañeros, sostiene la fiscalía. La ampliación parte de un nuevo análisis hecho sobre las pruebas incorporadas a partir de desclasificación de todos los archivos de las fuerzas armadas relativos al conflicto por Islas Malvinas, precisa el informe.

Fuente: AFP.

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