Los chilenos votaron este domingo entre el miedo y la esperanza, en una segunda vuelta presidencial con propuestas antagónicas, una que promete avanzar hacia un Estado de bienestar y otra que promueve el orden y la continuidad neoliberal.

Codo a codo en los sondeos, el abogado ultraconservador José Antonio Kast, de 55 años, contrario al aborto y al matrimonio igualitario, se enfrentó al joven diputado de izquierda Gabriel Boric, de 35, la edad mínima para postular a la presidencia en Chile.

En una jornada marcada por problemas con el transporte público en Santiago y varias regiones de este país de 19 millones de habitantes, las mesas cerraron a las 18:00 locales (21:00 GMT) después de 10 horas de votación.

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En una jornada de primavera austral, con una máxima de 35 grados Celsius, se registraron grandes aglomeraciones en los paraderos del transporte público, sobre todo en la mañana, cuando muchos se adelantaron a ir a votar para evitar las altas temperaturas y no encontraron buses.

En redes sociales y medios de comunicación, los votantes denunciaron la carencia de buses en una jornada en la que el gobierno se había comprometido aumentar la flota. El experto en transporte Franco Bassa aseguró que hubo una circulación 60% menor que en un día normal en Santiago.

El gobierno, por su parte, aseguró que no habían problemas con el transporte, pero al final de la tarde la ministra de la cartera, Gloria Hutt, pidió disculpas. “Por supuesto que no quedé conforme en cómo funcionó el sistema”, afirmó.

Más de 15 millones de ciudadanos estaban llamados a votar para escoger al sucesor del mandatario Sebastián Piñera. Tras el cierre de mesas, se esperan resultados oficiales unas dos o tres horas después.

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Estrecha elección

“Somos nuevas generaciones que entran a la política con las manos limpias, el corazón caliente pero con la cabeza fría”, afirmó Boric, de la alianza Apruebo Dignidad (que reúne al Frente Amplio y al Partido Comunista), tras emitir su voto en la austral Punta Arenas, su ciudad natal, unos 3.000 km al sur de Santiago.

Al votar en la localidad rural de Paine, donde vive, en las afueras de Santiago, Kast auguró “una elección estrecha” y planteó la posibilidad de que se defina en los Consejos Electorales, encargados de analizar los votos posteriormente.

Consultado por la prensa, el candidato dijo que el resultado podría definirse por una diferencia de unos 50.000 votos. Boric afirmó que acatará el resultado “sea cual sea”.

“Tenemos esperanza; tenemos la convicción de que vamos a entrar en otra etapa en Chile, una etapa donde de verdad necesitamos nosotros probar el concepto del Estado de bienestar”, dijo a la AFP Sebastián Vera, profesor de historia de 35 años, que acudía a votar.

Nataly Hidd, una funcionaria pública de 32 años, teme por lo que pueda pasar en el país. “Es que las manifestaciones van a ser sí o sí (...) salga quien salga van a haber manifestaciones”, dijo.

Chile atraviesa profundos cambios desde 2019, cuando surgieron multitudinarias protestas -algunas muy violentas- en reclamo de una mayor igualdad y derechos sociales. Ese proceso desencadenó un proceso para redactar una nueva Constitución en reemplazo de la promulgada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

La Convención que redacta el nuevo texto -dominada por representantes de izquierda-, debería concluir su trabajo a mediados del próximo año, bajo la mirada del nuevo mandatario.

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Dos modelos opuestos

Candidato por el Partido Republicano, Kast ofrece mantener el modelo neoliberal impuesto por Pinochet. Boric, apoyado por toda la centroizquierda en la segunda vuelta, propone avanzar hacia un Estado de bienestar, con una serie de derechos básicos asegurados. “Es muy importante que todos participen. Hoy se apaga la voz de los candidatos y se escucha la voz de la gente”, dijo el presidente Piñera tras emitir su voto.

“Los dos candidatos representan proyectos muy diferentes y están apoyados por partidos muy diferentes en los extremos”, señaló a la AFP la doctora en Ciencias Políticas María Cristina Escudero, de la Universidad de Chile. Nunca antes desde el retorno a la democracia, en 1990, se enfrentan en un balotaje candidatos que no pertenecen ni a la antigua Concertación de partidos de centro izquierda ni a la Alianza derechista.

La campaña tuvo un tono muy polarizado y con despliegue de noticias falsas. “Esta campaña se ha encarado por la clase política de la peor manera (...) con una imagen de polarización que es bastante engañosa”, dijo a la AFP el analista político Marcelo Mella, de la Universidad de Santiago.

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Abstención

En la elección pesa el fantasma del abstencionismo, que ha marcado los comicios chilenos desde que en 2012 se instaló el voto voluntario. En la primera vuelta, en la que Kast se impuso con el 27,9% de los votos frente a Boric (25,8%), la participación alcanzó el 47%. Según Mella, la alta abstención responde a una “crisis que no es reciente sobre la oferta política” de los partidos chilenos.

Fuente: AFP.

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