Autoridades policiales de Estados Unidos anunciaron este lunes pasado que será imputado por “homicidio intencional” el sospechoso de embestir con una camioneta la noche del domingo contra un desfile navideño en el estado de Wisconsin, dejando cinco muertos y una cincuentena de heridos.
Cuatro mujeres y un hombre de entre 52 y 81 años murieron y 48 personas fueron hospitalizadas tras el incidente ocurrido el domingo por la noche en la ciudad de Waukesha, un suburbio de Milwaukee -la mayor urbe de Wisconsin-, según el último saldo confirmado por las autoridades policiales hasta el momento, aunque podría aumentar.
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De los enviados a hospitales, 18 eran niños, según Amy Drendel, jefa de medicina de emergencia del hospital Children’s Wisconsin. Seis de ellos están en estado “crítico”. El jefe de policía de Waukesha, Dan Thompson, informó que un hombre identificado como Darrell E. Brooks era “el principal sospechoso de esta tragedia sin sentido”. Se adelantó que será imputado por “homicidio intencional”.
Las autoridades lo describieron como un hombre negro de 39 años de la cercana Milwaukee con un caso judicial abierto por violencia doméstica. Registros judiciales muestran que Brooks fue acusado varias veces en los últimos dos años de poner en peligro imprudentemente la seguridad de otros, por delitos con armas de fuego, entre otros.
Caos y muerte
Según la policía y testigos, Brooks aceleró con su SUV rojo contra una multitud de hombres, mujeres y niños durante el desfile anual por las fiestas navideñas que se celebraba en la avenida Main Street, donde bandas escolares, religiosas y otros grupos marchaban ante espectadores que se agolpaban a lo largo de la calle.
“Una camioneta roja se metió en nuestro desfile de Navidad que celebrábamos en el centro”, dijo a periodistas Thompson. Brooks quedó bajo custodia a la espera de su proceso y funcionarios confiscaron el vehículo involucrado. Varios medios estadounidenses citaron a investigadores diciendo que había señales de que el conductor huía de otro incidente cuando atravesó barricadas y entró en el desfile.
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Thompson dijo que Brooks parecía que huía de una confrontación doméstica y que no estaba siendo perseguido por la policía cuando dirigió su camioneta contra la multitud. No confirmó informes de prensa de que la confrontación había involucrado cuchillos.
Angelito Tenorio, quien se postula para el cargo de tesorero del estado de Wisconsin, estaba en el desfile y dijo, en declaraciones al Milwaukee Journal Sentinel, que “vio una camioneta cruzar, simplemente pisó el acelerador y aceleró a toda velocidad a lo largo de la ruta del desfile”.
“Y luego escuchamos un fuerte estruendo, y solo llantos y gritos ensordecedores de las personas que fueron atropelladas por el vehículo”, agregó. Angela O’Boyle, cuyo apartamento daba a la calle del desfile declaró a CNN: “Todo lo que escuché fueron gritos y luego gente gritando los nombres de sus hijos”.
Nuevos temores
Autoridades policiales consideran que el acto no tenía conexión con el terrorismo. “Estamos seguros de que actuó solo. No hay evidencia de que se trate de un incidente terrorista”, dijo Thompson, quien agregó que se estima que el sospechoso estaba involucrado en una disputa doméstica poco antes del incidente.
Tampoco estaría ligado con el veredicto de absolución emitido el viernes en el caso de Kyle Rittenhouse, un adolescente blanco que mató a tiros a dos personas el año pasado durante las protestas del movimiento Black Lives Matter contra el racismo y a la violencia policial en la cercana Kenosha, ubicada apenas a 80 kilómetros de Waukesha.
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Desde Washington, el presidente estadounidense, Joe Biden, ofreció palabras de apoyo a la comunidad dolida por un “horrible acto de violencia” y presentó sus condolencias a las familias “que enfrentan el nuevo dolor de una vida sin un ser querido”.
El gobernador de Wisconsin, Tony Evers, ordenó que las banderas de todo el estado fueran izadas a media asta. “Seguimos orando por la comunidad de Waukesha y los niños, seres queridos y vecinos cuyas vidas cambiaron para siempre por una tragedia impensable anoche”, expresó Evers el lunes en su cuenta de la red Twitter.
La ira en la carretera se vuelve dramática
Cuando un conductor con exceso de velocidad le cortó el paso bruscamente en una autopista californiana en mayo, Joanna Cloonan le hizo un gesto grosero. En respuesta, un pasajero del otro coche cogió una pistola y disparó contra el vehículo de ella. Mató a su hijo de seis años que iba en el asiento trasero.
La semana pasada, una mujer de Texas recibió un disparo en la espalda cuando protegía a su hija de siete años de disparos dirigidos contra su vehículo. En otro episodio, un conductor de Kentucky se está recuperando de las heridas de bala sufridas tras una discusión por un puesto de estacionamiento.
Este tipo de incidentes, bautizados como “road rage” o ira en la carretera, no han dejado de aumentar desde 2018, pero alcanzaron su punto máximo en 2020 en Estados Unidos, con 403 muertos o heridos por arma de fuego, según un informe de Every Town for Gun Safety publicado a finales de junio.
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La organización sin fines de lucro que aboga contra la violencia armada predice que, a este ritmo, en 2021 se batirá un récord histórico con unas 500 víctimas de violencia en la carretera. Los datos muestran que las escaramuzas de tráfico que acaban con el uso de armas de fuego han ido en aumento desde 2018, y el informe señala que, “si las tendencias actuales continúan, 2021 está en camino de ser el año más mortífero del que hay registro” en este sentido.
La pandemia, que introdujo muchas nuevas fuentes de estrés en la vida de las personas, también ha visto un aumento récord en las ventas de armas y en los tiroteos en Estados Unidos, dijo Everytown.
“Privilegio” y “narcisismo”
Ryan Martin, un profesor de psicología que investiga la ira en la Universidad de Wisconsin-Green Bay, dijo a la AFP que “la mera existencia de una enfermedad que pone en peligro la vida pone a la gente al límite”, lo cual lleva a responder de formas más extremas ante “frustraciones que habrían sido leves hace dos años”.
En un país en el que el derecho a portar armas es protegido ferozmente y garantizado por la Constitución, la omnipresencia de las armas magnifica el problema, según Martin. Las armas de fuego son “un factor impulsor en muchos sentidos, porque ofrecen un mecanismo letal para exteriorizar esa ira”, dijo.
“Los datos también demuestran que llevar un arma en el coche te hace más propenso a enfadarte. Se llama el Efecto de las Armas”. Las actitudes individualistas de los estadounidenses también pueden tener parte de culpa. “El individualismo que vemos en Estados unidos probablemente exacerba muchas respuestas de ira. Hay una sensación de privilegio, de que se tiene derecho a algo, que viene con la forma en que los estadounidenses tienden a pensar en la libertad”, dijo Martin.
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Tanto Martin como la especialista en gestión emocional Pauline Wallin sugieren que las profundas divisiones políticas también contribuyen a la violencia. Wallin, una psicóloga con sede en Pensilvania, dijo que debido a que los estadounidenses están cada vez más polarizados políticamente, es más probable que una persona que te corta el paso en el tráfico sea vista como un “enemigo” que como una “incomodidad”.
“Somos más propensos a culpar a otras personas por lo ocurrido”, dijo. “Siempre la culpa es de otro... se trata de narcisismo”. Incluso las medidas de seguridad contra la pandemia, como los tapabocas, se enmarcaron en un debate político bajo el expresidente Donald Trump. Y los mensajes divisivos no desaparecieron con el fin de su administración, dijo Wallin.
“La mala gestión de la frustración” es la culpable de la mayoría de los incidentes de ira en la carretera, según la psicóloga. “Hay que respirar profundamente. Hay que calmarse porque no es posible pensar con lógica cuando se está muy alterado”, aconsejó. “Pregúntate: ¿Esto será importante mañana? ¿Dentro de una semana?”. Martin dijo que los conductores tienen que darse cuenta de que manejar de forma agresiva y hostil “nunca va a arrojar un resultado positivo”.
Fuente: AFP.