Por Leah Soibel

Alex Saab, empresario colombiano y también nacionalizado venezolano, fue arrestado en el 2020 camino a Irán y retenido en Cabo Verde hasta que hace unos días fue trasladado a Estados Unidos, donde se le acusa de perjudicar seriamente a su país.

¿Cómo? Sustrayendo dinero del pueblo venezolano y canalizándolo hacia donde le conviene a él y sus socios, así como a su jefe, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Se sospecha que uno de los receptores del dinero blanqueado es la organización terrorista libanesa Hezbolá, que trabaja a las órdenes de Irán con el objetivo de destruir a Israel.

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Así, Saab está acusado en EEUU de dirigir una red de extorsión de comida y ayuda de emergencia destinadas a Venezuela, el país rico en petróleo y sumergido en una profunda crisis económica por un gobierno particularmente corrupto y con alianzas políticas internacionales más que preocupantes.

Figura clave para Maduro

Saab, quien además de empresario es diplomático, es una figura clave en el entramado de sobornos y corrupción de Maduro y su detención probablemente proporcione valiosa información sobre el régimen.

Mientras Maduro consideró que el arresto de su lavandero Saab es una “injusticia innoble y vulgar”, otros nos congratulamos de que por fin se empiece a hacer justicia al sufrido pueblo venezolano y se corten las ramificaciones económicas que alimentan al régimen terrorista iraní en lugar de a los ciudadanos de Venezuela.

Hasán Rohaní, expresidente de Irán, y Nicolás Maduro, presidente venezolano, se mantuvieron siempre en contacto al igual que sus respectivos antecesores. Foto: Archivo.

Irán no solo contra Israel

La extensión de las actividades delictivas y terroristas del proxi de Irán, Hezbolá, no se limita al Medio Oriente. Como se sabe, Hezbolá hace mucho daño en América Latina también, controlando una gran porción del tráfico de drogas, armas y blanqueo de dinero en la triple frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina.

Todo ello para alimentar su factoría armamentística contra Israel y lo hace perjudicando a ciudadanos latinoamericanos en general, no solo a los específicamente judíos o israelíes que allí se encuentran, que también, como se demostró trágicamente en los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel, ambos en Buenos Aires en los años noventa.

La explosión que destruyó una parte de la capital libanesa y mató a más de 200 personas, se produjo en un depósito del grupo terrorista Hezbolá. Foto: AFP.

Saab se expone a 20 años de prisión

Según el departamento de Estado de EEUU, Saab extrajo unos 350 millones de dólares de Venezuela a cuentas bajo su control en EEUU y otros países y enfrenta hasta 20 años de prisión.

Pero el verdadero paso hacia la justicia, más allá que el empresario y diplomático pague por sus delitos con años de encierro, es que la corrupción de Maduro y su colaboración con el régimen iraní queden aún más al descubierto.

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Incidentalmente, pero no, el líder de Hezbolá, Hasan Nasrala, acaba de anunciar que su grupo terrorista cuenta con 100.000 luchadores listos para atacar a sus enemigos, léase, Israel, en momentos en los que el Líbano pasa un amargo trance con violencia en las calles y carestía generalizada, después de que la justicia libanesa no acabara de culpar al proxi de Irán de la explosión en el puerto de Beirut que acabó con la vida de unas 200 personas por una explosión accidental de uno de sus arsenales.

Lamentablemente la inestabilidad del Líbano presenta el caldo de cultivo perfecto para que la poderosa organización de Nasrala busque un enemigo externo para distraer del caos interno.

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